Documento 67 - La rebelión planetaria

   
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El libro de Urantia

Documento 67

La rebelión planetaria

67:0.1 (754.1) ES IMPOSIBLE comprender los problemas relacionados con la existencia humana en Urantia sin conocer ciertas grandes épocas del pasado, en particular el hecho mismo y las consecuencias de la rebelión planetaria. Aunque este levantamiento no entorpeció seriamente el progreso de la evolución orgánica, sí modificó notablemente el curso de la evolución social y el desarrollo espiritual. Toda la historia superfísica del planeta se vio profundamente afectada por esta devastadora calamidad.

1. La traición de Caligastia

67:1.1 (754.2) Caligastia llevaba trescientos mil años a cargo de Urantia cuando Satanás, el asistente de Lucifer, hizo una de sus visitas periódicas de inspección. Cuando Satanás llegó al planeta su aspecto no se parecía en nada a vuestras caricaturas de su nefaria majestad. Era, y sigue siendo, un Hijo Lanonandek de gran brillantez. «Y no os maravilléis, pues el propio Satanás es una brillante criatura de luz.»

67:1.2 (754.3) En el transcurso de esta inspección Satanás informó a Caligastia de la «Declaración de Libertad» que proponía entonces Lucifer, y como ahora sabemos, el Príncipe acordó traicionar al planeta cuando se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo consideran con especial desdén al príncipe Caligastia por esta traición premeditada a la confianza depositada en él. El Hijo Creador expresó este desprecio cuando dijo: «Eres como tu líder Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falseador desde que empezó a exaltarse a sí mismo, porque no moraba en la verdad».

67:1.3 (754.4) En todo el trabajo de administración de un universo local, ningún alto deber se considera más sagrado que el que se deposita en un Príncipe Planetario que asume la responsabilidad del bienestar y la orientación de los mortales en evolución de un mundo recién habitado. Y de todas las formas de maldad, ninguna es más destructiva del estatus de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia los amigos que confían en uno. Al cometer este pecado deliberado Caligastia distorsionó su personalidad de forma tan completa que su mente no ha podido recuperar plenamente el equilibrio desde entonces.

67:1.4 (754.5) Hay muchas maneras de contemplar el pecado, pero desde el punto de vista de la filosofía del universo el pecado es la actitud de una personalidad que opone resistencia a sabiendas a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una concepción equivocada o una distorsión de la realidad. La maldad es una comprensión parcial de las realidades del universo o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es resistir intencionadamente a la realidad divina —la elección consciente de oponerse al progreso espiritual— mientras que la iniquidad consiste en desafiar abierta y persistentemente la realidad reconocida y supone un grado tal de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica.

67:1.5 (755.1) El error denota falta de agudeza intelectual; la maldad, escasez de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad es el indicio de que el control de la personalidad está desapareciendo.

67:1.6 (755.2) Y cuando el pecado se ha elegido tantas veces y se ha repetido con tanta frecuencia, puede convertirse en habitual. Los pecadores habituales pueden caer fácilmente en la iniquidad y convertirse en rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades divinas. Aunque los pecados de todo tipo pueden ser perdonados, dudamos de que el inicuo arraigado pueda experimentar nunca un pesar sincero por sus fechorías o aceptar el perdón de sus pecados.

2. El estallido de la rebelión

67:2.1 (755.3) Poco después de la inspección de Satanás, y cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar grandes cosas en Urantia, un día de mediados del invierno en los continentes del norte Caligastia mantuvo una larga conversación con su adjunto, Daligastia, tras la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia en sesión extraordinaria. Esta asamblea se abrió con la declaración de que el príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia y exigía que todos los grupos administrativos abdicasen de todas sus funciones y poderes y los pusieran en manos de Daligastia en calidad de depositario, en espera de que se reorganizara el gobierno planetario y se redistribuyeran posteriormente estos cargos de autoridad administrativa.

67:2.2 (755.4) La formulación de esta exigencia inaudita fue seguida por el magistral llamamiento de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este destacado administrador y experto jurista calificó la propuesta de Caligastia de acto rayano en la rebelión planetaria e hizo un llamamiento a los reunidos de que se abstuvieran de toda participación hasta que se pudiera hacer llegar una apelación ante Lucifer, el soberano del Sistema de Satania. Van obtuvo el apoyo de todo el equipo. En consecuencia, se hizo llegar la apelación a Jerusem, que respondió inmediatamente con órdenes que designaban a Caligastia soberano supremo de Urantia y exigían lealtad absoluta e incondicional a sus mandatos. En respuesta a este asombroso mensaje, el noble Van pronunció su memorable discurso de siete horas en el que acusaba formalmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de desacato a la soberanía del universo de Nebadon y apelaba al apoyo y la confirmación de los Altísimos de Edentia.

67:2.3 (755.5) Entretanto los circuitos del sistema se habían cortado; Urantia quedó aislado. Todos los grupos de vida celestial que había en el planeta se encontraron de pronto aislados sin previo aviso, totalmente desconectados de todo consejo y asesoramiento procedente del exterior.

67:2.4 (755.6) Daligastia proclamó formalmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo sobre todas las cosas». Ante esta proclamación la alternativa estaba clara. Los grupos se retiraron para deliberar en privado y empezaron los debates destinados a determinar en último término la suerte de todas las personalidades sobrehumanas que había en el planeta.

67:2.5 (755.7) Las serafines, querubines y demás seres celestiales se vieron involucrados en las decisiones de esta encarnizada lucha, de este largo y pecaminoso conflicto. Muchos grupos sobrehumanos que se encontraban casualmente en Urantia en el momento de su aislamiento fueron retenidos ahí, y como las serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la rectitud, entre los caminos de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.

67:2.6 (756.1) Esta lucha se prolongó durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron entrometerse, y no intervinieron hasta que todas las personalidades involucradas hubieron tomado su decisión final. Hasta ese momento Van y sus compañeros leales no fueron justificados ni liberados de su larga angustia y su intolerable incertidumbre.

3. Los siete años cruciales

67:3.1 (756.2) El consejo de los Melquisedec difundió la noticia del estallido de la rebelión en Jerusem, la capital de Satania. Los Melquisedec de emergencia fueron enviados inmediatamente a Jerusem, y Gabriel se ofreció voluntario para actuar como representante del Hijo Creador, cuya autoridad había sido cuestionada. Al tiempo del anuncio del estado de rebelión de Satania, el sistema fue aislado de sus sistemas hermanos, puesto en cuarentena. Hubo «guerra en el cielo», la sede de Satania, y se propagó a todos los planetas del sistema local.

67:3.2 (756.3) En Urantia cuarenta miembros del equipo corpóreo de los cien (Van entre ellos) se negaron a unirse a la insurrección. Muchos de los asistentes humanos del equipo (modificados o no) fueron también nobles y valientes defensores de Miguel y del gobierno de su universo. Hubo una terrible pérdida de personalidades entre las serafines y las querubines. Casi la mitad de las serafines administradoras y de transición asignadas al planeta se unieron a su líder y a Daligastia y apoyaron la causa de Lucifer. Cuarenta mil ciento diecinueve criaturas intermedias primarias hicieron causa común con Caligastia, pero el resto de estos seres se mantuvo fiel a su responsabilidad.

67:3.3 (756.4) El Príncipe traidor reunió a las criaturas intermedias desleales y a otros grupos de personalidades rebeldes y los organizó para que ejecutaran sus órdenes, en tanto que Van congregaba a los intermedios leales y demás grupos fieles y emprendía la gran batalla para salvar al equipo planetario y a las demás personalidades celestiales que habían quedado atrapadas.

67:3.4 (756.5) Durante toda esta lucha los leales se instalaron en un asentamiento sin murallas y mal protegido a unos kilómetros al este de Dalamatia, bajo la alerta vigilancia de las criaturas intermedias leales que montaban guardia día y noche. Además tenían en su poder el inestimable árbol de la vida.

67:3.5 (756.6) Al estallar la rebelión, unas querubines y serafines leales asumieron la custodia del árbol de la vida con ayuda de tres intermedios fieles y solo permitían comer el fruto y las hojas de esta planta de energía a los cuarenta leales del equipo y a sus mortales modificados adjuntos. Los andonitas modificados asociados al equipo de Van eran cincuenta y seis, ya que dieciséis de los asistentes andonitas del equipo desleal se habían negado a seguir a sus señores en la rebelión.

67:3.6 (756.7) Durante los siete años cruciales de la rebelión de Caligastia, Van se consagró a la tarea de atender a su ejército leal de hombres, intermedios y ángeles. La visión interior espiritual y la firmeza moral que permitieron a Van mantener tan inquebrantable actitud de lealtad al gobierno del universo eran fruto de su pensamiento claro, su razonamiento sabio, su juicio lógico, su motivación sincera, su propósito desinteresado, su lealtad inteligente, su memoria experiencial, su carácter disciplinado y de la dedicación incondicional de su personalidad a hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso.

67:3.7 (756.8) Los siete años de espera fueron un tiempo de examen de conciencia y de disciplina del alma. Este tipo de crisis en los asuntos de un universo demuestra la enorme influencia de la mente como factor de elección espiritual. La educación, la formación y la experiencia son factores que intervienen en la mayoría de las decisiones vitales de todas las criaturas morales evolutivas. Pero es perfectamente posible que el espíritu que reside en su interior entre en contacto directo con las facultades de toma de decisión de la personalidad humana para conferir a la voluntad plenamente consagrada de la criatura la capacidad de llevar a cabo actos asombrosos de dedicación leal a la voluntad y al camino del Padre que está en el Paraíso. Esto fue precisamente lo que ocurrió en la experiencia de Amadon, el adjunto humano modificado de Van.

67:3.8 (757.1) Amadon es el héroe humano más notable de la rebelión de Lucifer. Este descendiente varón de Andon y Fonta fue uno de los cien que aportaron plasma de vida a los miembros del equipo del Príncipe y había quedado adscrito a Van como su adjunto y asistente humano desde entonces. Amadon eligió permanecer con su jefe durante la larga y dura contienda. Fue una fuente de inspiración contemplar a este hijo de las razas evolutivas mantenerse impasible ante las sofisterías de Daligastia, así como la fortaleza inquebrantable que tanto él como sus compañeros leales mostraron frente a todas las engañosas enseñanzas del brillante Caligastia durante los siete años de lucha.

67:3.9 (757.2) Caligastia, con un máximo de inteligencia y una vasta experiencia en los asuntos del universo, se descarrió y abrazó el pecado. Amadon, con un mínimo de inteligencia y totalmente desprovisto de experiencia en el universo, permaneció firme en el servicio al universo y leal a su compañero. Van empleó tanto la mente como el espíritu en una magnífica y eficaz combinación de determinación intelectual y visión interior espiritual, y logró con ello el más alto nivel experiencial alcanzable de realización de la personalidad. Cuando la mente y el espíritu están plenamente unidos tienen el potencial de crear valores sobrehumanos e incluso realidades de la morontia.

67:3.10 (757.3) La narración de los impactantes sucesos de aquellos días trágicos sería interminable, pero por fin la última personalidad tomó su decisión definitiva y entonces, y solo entonces, llegó un Altísimo de Edentia con los Melquisedec de emergencia para asumir la autoridad en Urantia. Los anales panorámicos del reinado de Caligastia fueron obliterados en Jerusem y se inició la era probatoria de la rehabilitación planetaria.

4. Los cien de Caligastia después de la rebelión

67:4.1 (757.4) Cuando se terminó de pasar lista se pudo constatar que los miembros corpóreos del equipo del Príncipe se habían alineado como sigue: Van y toda su corte de coordinación se habían mantenido leales. Ang y tres miembros del consejo de alimentación habían sobrevivido. Toda la junta de ganadería había sido arrastrada a la rebelión, igual que todos los asesores contra depredadores. Fad y cinco miembros del cuerpo docente se salvaron. Nod y toda la comisión de industria y comercio se unieron a Caligastia. Hap y toda la escuela de la religión revelada permanecieron leales a Van y su noble grupo. Lut y toda la junta de la salud se perdieron. El consejo de las artes y las ciencias permaneció leal en su totalidad, pero Tut y la comisión de gobierno tribal se descarriaron. Así que cuarenta de los cien se salvaron y fueron trasladados más tarde a Jerusem, donde reanudaron su carrera al Paraíso.

67:4.2 (757.5) Los sesenta miembros del equipo planetario que se rebelaron eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero pronto descubrieron que habían sido privados del sustento de los circuitos de vida del sistema. Despertaron al hecho de que habían sido degradados al estatus de seres mortales. Eran ciertamente sobrehumanos, pero al mismo tiempo materiales y mortales. En un esfuerzo por aumentar su número, Daligastia ordenó recurrir inmediatamente a la reproducción sexual, a sabiendas de que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro adjuntos andonitas modificados estaban condenados tarde o temprano a la extinción por la muerte. Tras la caída de Dalamatia el equipo desleal emigró hacia el norte y el este. Sus descendientes fueron conocidos durante mucho tiempo como los noditas y su lugar de residencia como «la tierra de Nod».

67:4.3 (758.1) La presencia de aquellos extraordinarios superhombres y supermujeres abandonados a su suerte como consecuencia de la rebelión, que se reprodujeron enseguida con los hijos e hijas del planeta, dio pie a los relatos tradicionales de dioses bajados del cielo a procrear con los mortales. Así se originaron las mil y una leyendas de naturaleza mítica, pero fundadas en los hechos de los días posteriores a la rebelión, que se incorporarían más tarde a los cuentos y tradiciones populares de los diversos pueblos cuyos antepasados habían tenido ese contacto con los noditas y sus descendientes.

67:4.4 (758.2) Los rebeldes del equipo, privados del sustento espiritual, terminaron muriendo de muerte natural. Gran parte de la idolatría posterior de las razas humanas surgió del deseo de perpetuar la memoria de aquellos seres enaltecidos de tiempos de Caligastia.

67:4.5 (758.3) Cuando el equipo de los cien llegó a Urantia fueron separados temporalmente de sus Ajustadores del Pensamiento. Inmediatamente después de la llegada de los síndicos Melquisedec, las personalidades leales (excepto Van) fueron devueltas a Jerusem donde se volvieron a unir a sus Ajustadores que los esperaban. Desconocemos el destino de los sesenta rebeldes del equipo; sus Ajustadores siguen aún en Jerusem. Las cosas seguirán sin duda tal como están hasta que se juzgue finalmente toda la rebelión de Lucifer y se decrete el destino de todos los participantes.

67:4.6 (758.4) Era muy difícil para seres como las ángeles y los intermedios concebir que brillantes regidores de confianza como Caligastia y Daligastia pudieran descarriarse y cometer un pecado de traición. Esos seres que cayeron en el pecado —que no se sumaron a la rebelión de forma deliberada ni premeditada— fueron inducidos a error por sus superiores, engañados por unos líderes en quienes confiaban. También fue fácil conseguir el apoyo de mortales evolutivos con mentalidad primitiva.

67:4.7 (758.5) Hace mucho tiempo que la inmensa mayoría de los seres humanos y sobrehumanos que fueron víctimas de la rebelión de Lucifer en Jerusem y en los varios planetas inducidos a error se arrepintieron de corazón de su insensatez. Creemos de verdad que todos esos arrepentidos sinceros serán rehabilitados de alguna manera y reincorporados a algún aspecto de servicio al universo cuando los Ancianos de los Días terminen el enjuiciamiento de los asuntos de la rebelión de Satania que acaban de iniciar.

5. Los resultados inmediatos de la rebelión

67:5.1 (758.6) Durante casi cincuenta años después de instigada la rebelión, Dalamatia y sus alrededores se vieron sumidos en una inmensa confusión. Se intentó reorganizar el mundo entero de forma completa y radical; la revolución sustituyó a la evolución como política de progreso cultural y mejoramiento racial. Entre los residentes superiores y parcialmente formados de Dalamatia y los asentamientos cercanos se produjo un avance repentino del estatus cultural, pero cuando se intentó aplicar estos nuevos métodos radicales a los pueblos más alejados, el resultado inmediato fue una confusión indescriptible y un pandemonio racial. Los hombres primitivos a medio evolucionar de aquellos días convirtieron rápidamente la libertad en libertinaje.

67:5.2 (758.7) Al poco tiempo de la rebelión, todo el equipo de la sedición se encontró defendiendo esforzadamente la ciudad contra las hordas de semisalvajes que sitiaron sus murallas como consecuencia de las doctrinas de libertad que se les había enseñado prematuramente. Y años antes de que la hermosa sede fuera sumergida por las olas del mar del sur, las tribus engañadas y mal instruidas de las tierras interiores de Dalamatia ya habían consumado su asalto semisalvaje de la espléndida ciudad y empujado hacia el norte al equipo secesionista y sus asociados.

67:5.3 (759.1) El plan de Caligastia de reconstruir inmediatamente la sociedad humana según sus ideas de libertad individual y libertades colectivas desembocó en un rápido fracaso más o menos total. La sociedad retrocedió rápidamente a su antiguo nivel biológico y la lucha hacia adelante volvió a empezar en un punto no mucho más avanzado de donde estaba al principio del régimen de Caligastia, pues el levantamiento había sumido al mundo en la peor de las confusiones.

67:5.4 (759.2) Ciento sesenta y dos años después de la rebelión un maremoto barrió Dalamatia. La sede planetaria fue sepultada por las aguas, y cuando esas tierras volvieron a emerger, se habían borrado casi todos los vestigios de la noble cultura de aquellas espléndidas edades.

67:5.5 (759.3) Cuando la primera capital del mundo quedó sumergida, solo residían en ella los tipos más bajos de las razas sangik de Urantia. Aquellos renegados ya habían convertido el templo del Padre en un santuario consagrado a Nog, el falso dios de la luz y el fuego.

6. Van el inquebrantable

67:6.1 (759.4) Los seguidores de Van se retiraron pronto a las tierras altas del oeste de la India, fuera del alcance de los ataques de las razas confundidas de las tierras bajas. Desde ese retiro prepararon la rehabilitación del mundo, igual que sus primeros antecesores badonitas trabajaron en su día de forma totalmente inconsciente por el bienestar de la humanidad justo antes del nacimiento de las tribus sangik.

67:6.2 (759.5) Antes de la llegada de los síndicos Melquisedec, Van había puesto la administración de los asuntos humanos en manos de diez comisiones de cuatro miembros cada una; eran grupos idénticos a los del régimen del Príncipe. Los Portadores de Vida superiores residentes asumieron el liderazgo temporal de este consejo de cuarenta que funcionó durante los siete años de espera. Cuando los treinta y nueve miembros leales del equipo regresaron a Jerusem, asumieron estas responsabilidades grupos similares de amadonitas.

67:6.3 (759.6) Estos amadonitas provenían del grupo de 144 andonitas leales al que pertenecía Amadon y al que dio su nombre. Componían este grupo treinta y nueve hombres y ciento cinco mujeres. Cincuenta y seis de ellos tenían el estatus de inmortales y todos (excepto Amadon) fueron trasladados junto con los miembros leales del equipo del Príncipe. El resto de este noble grupo siguió en el planeta hasta el final de su vida mortal bajo el liderazgo de Van y Amadon. Fueron la levadura biológica que se multiplicó y siguió proporcionando liderazgo al mundo durante las largas edades oscuras de la era posterior a la rebelión.

67:6.4 (759.7) Van fue dejado en Urantia hasta la época de Adán, y quedó como jefe nominal de todas las personalidades sobrehumanas que actuaban en el planeta. Él y Amadon fueron sustentados durante más de ciento cincuenta mil años por el procedimiento del árbol de la vida unido al ministerio de vida especializado de los Melquisedec.

67:6.5 (759.8) Los asuntos de Urantia fueron administrados durante mucho tiempo por un consejo de síndicos planetarios, doce Melquisedec confirmados por mandato del regidor superior de la constelación, el Padre Altísimo de Norlatiadek. Asesoraba a los síndicos Melquisedec un consejo compuesto por uno de los auxiliares leales del Príncipe caído, los dos Portadores de Vida residentes, un Hijo Trinizado en fase de formación, un Maestro Hijo voluntario, una Brillante Estrella Vespertina de Avalon (periódicamente), las jefas de las serafines y las querubines, asesores de dos planetas vecinos, el director general de la vida angélica de menor rango y Van, el comandante en jefe de las criaturas intermedias. Y así se gobernó y administró Urantia hasta la llegada de Adán. No es de extrañar que se asignara un lugar al valiente y leal Van en el consejo de síndicos planetarios que durante tanto tiempo administró los asuntos de Urantia.

67:6.6 (760.1) Los doce síndicos Melquisedec de Urantia hicieron un trabajo heroico. Preservaron los restos de la civilización, y sus políticas planetarias fueron lealmente ejecutadas por Van. Menos de mil años después de la rebelión tenía más de trescientos cincuenta grupos avanzados dispersos por el mundo. Esos puestos avanzados de civilización estaban formados principalmente por descendientes de los andonitas leales ligeramente cruzados con las razas sangik, en especial con hombres azules y noditas.

67:6.7 (760.2) A pesar del terrible revés provocado por la rebelión había muchas buenas cepas biológicamente prometedoras en el planeta. Bajo la supervisión de los síndicos Melquisedec, Van y Amadon siguieron con su tarea de fomentar la evolución natural de la raza humana y llevaron adelante la evolución física del hombre hasta que alcanzó el punto culminante que justificaba el envío a Urantia de un Hijo y una Hija Materiales.

67:6.8 (760.3) Van y Amadon permanecieron en el planeta hasta poco después de la llegada de Adán y Eva. Algunos años después fueron trasladados a Jerusem donde Van se reunió con su Ajustador que lo esperaba. Van sirve ahora en favor de Urantia mientras aguarda la orden de seguir adelante en la larguísima senda hacia la perfección paradisiaca y el destino no revelado del Cuerpo de la Finalización de los Mortales que se está reuniendo.

67:6.9 (760.4) Conviene hacer constar que cuando Van apeló a los Altísimos de Edentia tras la respuesta de Lucifer de apoyo a Caligastia en Urantia, los Padres de la Constelación emitieron una resolución inmediata que respaldaba a Van en todos los puntos de su argumentación. Este veredicto no pudo llegar hasta él porque se cortaron los circuitos planetarios de comunicación mientras estaba en tránsito. Esa misma resolución ha sido descubierta recientemente dentro de un transmisor repetidor de energía donde había quedado bloqueada desde el aislamiento de Urantia. Sin este descubrimiento, fruto de las investigaciones de los intermedios de Urantia, esa decisión no se habría puesto en circulación hasta el restablecimiento de Urantia en los circuitos de la constelación. Ese aparente accidente de la comunicación interplanetaria ocurrió porque los transmisores de energía pueden recibir y transmitir información, pero no pueden iniciar comunicaciones.

67:6.10 (760.5) El estatus legal de Van en los archivos jurídicos de Satania no se pudo fijar de forma efectiva y definitiva hasta que esta resolución de los Padres de Edentia se registró en Jerusem.

7. Las repercusiones remotas del pecado

67:7.1 (760.6) Las consecuencias personales (centrípetas) del rechazo deliberado y persistente de la luz por parte de la criatura son inevitables e individuales y solo incumben a la Deidad y a esa criatura personal. Esa cosecha de iniquidad destructora del alma es la recolección interior de la criatura volitiva inicua.

67:7.2 (761.1) Pero no ocurre igual con las repercusiones externas del pecado: las consecuencias impersonales (centrífugas) de abrazar el pecado son inevitables y colectivas e incumben a todas las criaturas que ejercen su actividad dentro del ámbito afectado por esos acontecimientos.

67:7.3 (761.2) Cincuenta mil años después del hundimiento de la administración planetaria, los asuntos terrenales estaban tan retrasados y desorganizados que la raza humana había ganado muy poco respecto al estatus evolutivo general que existía en el momento de la llegada de Caligastia trescientos cincuenta mil años antes. Se había progresado en ciertos aspectos, pero se había perdido mucho terreno en otras direcciones.

67:7.4 (761.3) Los efectos del pecado no son nunca puramente locales. Los sectores administrativos de los universos son como organismos; las situaciones difíciles de una personalidad deben ser compartidas en cierta medida por todos. Al ser el pecado una actitud de la persona hacia la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores del universo. Pero las plenas consecuencias del pensamiento erróneo, de la maldad o de los proyectos pecaminosos se experimentan solo en el nivel de la actuación misma. La transgresión de la ley del universo puede ser fatal en el terreno físico sin implicar gravemente a la mente ni afectar a la experiencia espiritual. El pecado está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad solo cuando es la actitud de todo el ser, cuando representa la elección de la mente y la voluntad del alma.

67:7.5 (761.4) El mal y el pecado imponen sus consecuencias en los terrenos material y social e incluso pueden a veces retardar el progreso espiritual en ciertos niveles de realidad del universo, pero el pecado de ningún ser puede nunca privar a otro de hacer realidad el derecho divino de supervivencia de la personalidad. Solo las decisiones de la mente y la elección del alma del propio individuo pueden poner en peligro la supervivencia eterna.

67:7.6 (761.5) El pecado retrasó muy poco la evolución biológica en Urantia, pero privó a las razas mortales del beneficio pleno de la herencia adánica. El pecado retarda enormemente el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual colectiva. Sin embargo, no impide que cualquier persona que elija conocer a Dios y hacer sinceramente su voluntad divina consiga el logro espiritual más alto.

67:7.7 (761.6) Caligastia se rebeló, Adán y Eva faltaron a su deber, pero ningún mortal nacido posteriormente en Urantia ha pagado por esos errores en su experiencia espiritual personal. Todos los mortales nacidos en Urantia desde la rebelión de Caligastia se han visto perjudicados de alguna manera en el tiempo, pero el bienestar futuro de sus almas no ha corrido nunca el menor peligro de cara a la eternidad. Ninguna persona se ve obligada a soportar nunca una privación espiritual vital como consecuencia del pecado de otra. El pecado es enteramente personal en cuanto a culpabilidad moral o consecuencias espirituales a pesar de sus amplias repercusiones en el ámbito intelectual, social y administrativo.

67:7.8 (761.7) Aunque no podemos sondear la sabiduría que permite semejantes catástrofes, podemos percibir siempre los resultados beneficiosos de esas perturbaciones locales en sus repercusiones sobre el conjunto del universo.

8. El héroe humano de la rebelión

67:8.1 (761.8) Muchos seres valientes se opusieron a la rebelión de Lucifer en los diversos mundos de Satania, pero los archivos de Salvington describen a Amadon como el personaje más destacado de todo el sistema por su glorioso rechazo a las oleadas de sedición y por su inquebrantable dedicación a Van. Juntos se mantuvieron inconmovibles en su lealtad a la supremacía del Padre invisible y de su Hijo Miguel.

67:8.2 (762.1) Yo estaba destinado en Edentia durante esos trascendentales sucesos, y puedo sentir aún la alegría que me invadía cuando analizaba las difusiones de Salvington que narraban día a día la firmeza increíble, la dedicación sin límites y la lealtad extrema de este antiguo semisalvaje surgido de la estirpe experimental y original de la raza andónica.

67:8.3 (762.2) Durante siete largos años, desde Edentia a Uversa pasando por Salvington, la primera pregunta de todos los seres celestiales de rango menor sobre la rebelión de Satania era siempre y en todo momento: «¿Sigue aguantando firme Amadon de Urantia?»

67:8.4 (762.3) Si la rebelión de Lucifer ha perjudicado al sistema local y a sus mundos caídos, si la pérdida de ese Hijo y sus adjuntos engañados ha obstaculizado temporalmente el progreso de la constelación de Norlatiadek, considerad por otra parte la inmensa repercusión que tuvo la actuación ejemplar de este hijo único de la naturaleza y su valeroso grupo de 143 camaradas con su firme defensa de los conceptos más altos de la gestión y administración del universo frente a la enorme presión adversa de sus superiores desleales. Puedo aseguraros que el bien que esto ha hecho ya en el universo de Nebadon y en el superuniverso de Orvonton es superior a lo que pueda pesar jamás la suma total del mal y el sufrimiento provocados por la rebelión de Lucifer.

67:8.5 (762.4) Todo esto ilustra con conmovedora hermosura e ilumina espléndidamente la sabiduría del plan universal del Padre de movilizar al Cuerpo de la Finalización de los Mortales en el Paraíso y de reclutar en buena parte a ese vasto grupo de servidores misteriosos del futuro a partir de la arcilla común de los mortales en progresión ascendente. Mortales precisamente como el inquebrantable Amadon.

67:8.6 (762.5) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]

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