Algunos comentarios sobre el Prólogo de El libro de Urantia

   
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El Prólogo trata exactamente de cinco temas. Trata en primer lugar de la Deidad en tres secciones—I, II y III—. En segundo lugar trata de la realidad. ¿Qué es real? Nuevamente, en tres secciones—IV, V y VI—. En tercer lugar, trata de la Deidad experiencial en cuatro secciones—VII, VIII, IX y X— ¡Caramba! No sé contar en números romanos. En cuarto lugar, trata de los tres absolutos en la sección XI. Y en quinto lugar, de las Trinidades en la sección XII. Y está, por supuesto, el Reconocimiento. Cuando las cosas se enfocan de esta manera, ya no parece tanto. La trampa está en que es bastante complejo: Deidad, realidad, Deidad experiencial—que es realmente una subdivisión de la discusión sobre la Deidad—, los tres absolutos—que es una extensión de la discusión de la realidad—, y las Trinidades—que es una recapitulación de la discusión de la realidad—. Realmente, todo lo que hablan aquí es de la Deidad y la realidad, de una u otra forma—o sea, solo de dos cosas.

Quiero decirles algo. Esta es una ocasión verdaderamente histórica en mi vida, y de una enorme satisfacción porque, en toda mi experiencia con el libro azul, ésta es la primera vez que un grupo de seres humanos me ha pedido que tratara sobre el Prólogo. He enseñado el Prólogo en escenarios de variada capacidad de comprensión. He usado una especie de arma alamita [Nota de la redacción: herramienta especializada que usa la fuerza de la presión para forzar el engrase en un espacio estrecho] para introducirlo por la fuerza a la gente. He hecho un striptease con el Prólogo. Lo he hecho ridículamente simple. Y he tenido siempre un público atento. Pero ustedes han pedido de hecho hablar sobre el Prólogo. Bien, todo lo que puedo decir es—en términos bíblicos—: «Ha llegado la hora». Me gustaría hacerlo, si soy capaz. ¿Me permiten intentar darles primero una impresión del Prólogo, y que guarden ustedes las preguntas de detalle hasta que haya terminado con la visión general? Me gustaría intentar comunicarles mi impresión sobre la intención que hay detrás del Prólogo.

El Prólogo empieza con una disculpa. Se dice en ella que nuestro idioma no es demasiado bueno. Y de hecho, no lo es. Se dice en ella: deseamos ayudarles a comprender. Ya saben, el propósito secundario de El libro de Urantia es iluminar la mente humana. Su propósito primario es la salvación de las almas humanas. El libro hace un llamamiento intelectual debido a que está en inglés. Por lo tanto, busca entrar en nuestra conciencia a través de la mente. El prólogo saluda con dos párrafos al deseo humano de empezar por el hombre y avanzar hasta Dios. Recuerden que en uno de los documentos, el que habla por primera vez de los Hijos Instructores Trinitarios, dicen por qué escribieron el libro de la forma que lo hicieron: empezando por Dios y avanzando hacia afuera y hacia abajo hasta el hombre.

Señalan que empezar por el hombre e ir hasta Dios podría ser un camino seguro de captar los hechos, pero que la verdad se les escaparía. No se empieza por las consecuencias; se empieza por las causas, se empieza por las fuentes. Por eso empiezan este libro hablando sobre Dios—pero hay dos párrafos (los que aparecen al final de la página 1) en los que, muy rápidamente, acceden al deseo humano de empezar por lo simple y avanzar hasta lo complejo—. En los dos últimos párrafos de la página 1, muy rápidamente, empiezan por nuestro mundo y van hasta el mismo Paraíso. Y luego añaden algunos comentarios:

"Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas habitados similares que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con otras creaciones semejantes, forman el superuniverso de Orvonton, cuya capital es Uversa, de donde procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y del espacio que rodean al universo central de Havona, la creación sin principio ni fin de la perfección divina. En el núcleo de este universo central y eterno se encuentra la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinidad y morada del Dios eterno."(1)

Menudo párrafo, ¿no? En sólo ocho o nueve líneas de letra impresa empiezan aquí y nos llevan velozmente al centro de todas las cosas. Es la concesión que le hacen al deseo humano de empezar por lo simple e ir hasta lo complejo. Creo que es muy significativo que el Prólogo empiece con una discusión sobre Dios y la divinidad. La Deidad la definen ellos como una palabra más amplia que la palabra Dios, porque Dios se refiere a un aspecto personal de la Deidad. La Deidad puede ser algo más que lo personal, así como también lo personal. La primera mitad de la sección I del Prólogo no es ni más ni menos que una discusión sobre cómo funciona la Deidad. Nos dan siete niveles en los que funciona la Deidad. Estos niveles van desde la calma hasta la actividad. Abarcan todo lo conocido, las funciones comprensibles de la Deidad: la Deidad puede ser una gran calma. La deidad también puede planificar, y esto significa que hay un potencial, un plan que se cumplirá, un plan que se consumará. La Deidad puede ser fraternal, como es en el caso del Padre, del Hijo y del Espíritu. La deidad crea y se extiende por la creación. La deidad se dedica a la creatividad en el tiempo así como a la creatividad instantánea—porque la evolución es simplemente creatividad en el tiempo.

La evolución significa simplemente que las criaturas se asocian con Dios. Cuando se crea un serafín, no hay nada que decir sobre su estatus. Simplemente nace como serafín plenamente desarrollado. Pero los seres humanos tienen todo que decir sobre su estatus como finalitarios. El proceso evolutivo no es diferente del proceso creativo, excepto que el acto de creación se hace más lento, se divide en etapas y pasos y la criatura tiene la posibilidad de asociarse con el Creador, de ser un cocreador de él mismo tal como va a ser. Se me ocurre que los aspectos Supremo y Último de la Deidad son como la recopilación de las consecuencias de la creación y la evolución. Cuando toda la creatividad finita—cuando toda la evolución finita se acumula— se consolida en la Deidad Suprema.

Es un concepto bastante nuevo de El libro de Urantia. Es bastante extraño a la teología ortodoxa cristiana. Este concepto no es totalmente extraño a la filosofía occidental. El concepto de un Dios finito se encuentra en la filosofía occidental. Pero habitualmente, cuando se encuentra este concepto, es para excluir a un Dios infinito. Sólo en este libro he encontrado los dos conceptos asociados. En el Ser Supremo evolutivo, el Padre Universal que habita en la eternidad e impregna la infinidad se escapa de la limitación terrible de la absolutidad. A través del Ser Supremo, el Padre Universal puede vivir indirectamente la experiencia de tener un origen, de tener un tiempo para crecer, de conocer qué es luchar. ¿Cómo podría un Dios infinito conocer la lucha, excepto a través de una expresión finita de ese Dios infinito? Ven ustedes el amor de Dios— su propósito, sus energías—junto a todo el nivel finito en creación y en evolución. Consideren a continuación volver a reunir todas estas cosas—y esa es la función Suprema de la Deidad—. En el mismo sentido, en los niveles superfinitos, tenemos la función Última de la Deidad, porque lo que el Supremo es a lo finito, lo es el Último a lo superfinito, a lo absonito (no absoluto, pero más que finito).

Esta sección continúa tratando brevemente qué es lo finito, qué es lo absonito, qué es lo absoluto. Creo que la manera más sencilla de contemplarlo es considerar el tiempo y el espacio. Si estamos en el tiempo y el espacio somos finitos. Los seres que están por encima del tiempo y el espacio, pero que entienden el tiempo y el espacio—tratan con él—son absonitos. Un ser absoluto existe sin tiempo ni espacio. Puedo pensar en un ejemplo práctico en este caso. El Ajustador del Pensamiento personalizado de Jesús es un ser sin tiempo, una entidad sin tiempo. Recuerden que cuando el Maestro puso el mando de todas las fuerzas celestiales en manos de su Ajustador personalizado, este Ajustador le advirtió. Dijo: «Ahora bien, me aseguraré de que no te trasladas por el planeta, entiendo el espacio, pero debo advertirte, si deseas hacer algo que signifique simplemente una condensación de tiempo, no puedo ayudarte porque no soy consciente del tiempo» (1516:4). Este Ajustador del Pensamiento no trasciende el tiempo, este Ajustador del Pensamiento existe sin tiempo. El tiempo no tiene significado pare el Ajustador del Pensamiento.

Esta sección continúa tratando de la divinidad. Señala que hay muchos tipos diferentes de divinidad, cualidades de divinidad, pero que la única cosa que caracteriza a la divinidad es que es el cemento que mantiene juntos todos los actos de la Deidad. Si hay algo relacionado con la Deidad de alguna manera, aspecto o forma, manifestará cualidades de divinidad. En algún otro lugar de los documentos, los elementos comprensibles de la divinidad se definen como verdad, belleza y bondad. Se nos dice que éstos están unificados en las personalidades vivas como amor, misericordia y ministerio. En otro lugar se nos dice que Dios es amor. Se nos dice que la misericordia es amor aplicado y que el ministerio es misericordia en acción. Se hace un esfuerzo en la segunda mitad de esta primera sección por abrir nuestro pensamiento en términos de cualidad de divinidad y se encuentran por primera vez las permutaciones de tres elementos.

Hay siete aspectos diferentes de la divinidad retratados aquí y, si se detiene a considerarlo, es el mismo patrón que se encuentra en los Siete Espíritus Maestros. Nos señalan que la divinidad puede ser perfecta, relativa o imperfecta. Los asocian a continuación y les llevan a las siete combinaciones diferentes posibles. Creo que, si piensan en tres con relación a siete, encontrarán este patrón más de una vez (3:6-13):

  1. Perfecto en todos los aspectos, imperfecto en ninguno.
  2. Perfecto en algunos aspectos, relativo en otros aspectos, imperfecto en ninguno.
  3. Todos ellos, perfecto, relativo e imperfecto, asociados.
  4. Perfección absoluta en algunos aspectos, imperfección en todos los demás.
  5. Perfección relativa en todos los aspectos, imperfecto en ninguno.
  6. Relativo e imperfecto en asociación, imperfección en todos los aspectos.
  7. Diría que, en los seres humanos, tenemos una asociación de lo perfecto y lo imperfecto.

El Ajustador del Pensamiento desvelaría la perfección de la divinidad y un ser humano sería una entidad imperfecta de manera bastante completa, ¿no? Tendrían ustedes el Alfa y el Omega asociados al hombre. Después de tratar de la Deidad y la divinidad, este Prólogo continúa hablando sobre Dios. Cuando tomamos en consideración a Dios, estamos tomando en consideración un aspecto de la Deidad, el de las cualidades personales de la Deidad. ¿Cuál puede ser la mejor manera de entender que la Deidad puede ser algo diferente a lo personal? Bien, el Padre Universal es el Señor de la gravedad así como la fuente del amor. Usando ahora la palabra Dios sin excesivo rigor, diré que Dios tiene una actitud diferente hacia el universo físico comparada con la que tiene hacia sus hijos e hijas del tiempo y el espacio. Sería difícil que Dios amase a una nebulosa espiral, ¿no?

Una nebulosa espiral no es una persona. La ley de Dios de la gravedad, del movimiento, de la masa se aplicaría a la nebulosa espiral. La actitud de amor de Dios caracterizaría su relación con el hombre. Cuando pienso en la Deidad y quiero nombrar a la Deidad de Dios, uso la expresión Primera Fuente y Centro. No adoro a la Primera Fuente y Centro. Adoro la faceta de la Primera Fuente y Centro que se vuelve hacia mí, y ésta es Dios—más particularmente, el Padre Universal—. No puedo adorar lo que no puedo comprender o amar. No puedo amar a la fuente de la gravedad. Puedo muy bien amar al Padre de la personalidad.

Sin embargo, incluso Dios tiene sus aspectos. Dios funciona en más de un nivel. No se nos dice cómo funciona Dios en el ámbito de la perfección absoluta, pero se dice cómo funciona en el ámbito de la expresión divina relativa. Se nos dice que funciona prepersonal, personal y superpersonalmente. Cuando actúa en estas tres relaciones, actúa de forma diferente. Prepersonalmente, se fragmenta. Produce fragmentos del Padre. Nuestra relación con estos fragmentos del Padre tiene que ver solo con una clase de ellos. Se llaman Ajustadores del Pensamiento. Viven en nosotros como compañeros potenciales para el viaje eterno. Cuando el Padre crea, produce Hijos como Jesús. Luego funciona superpersonalmente en algo que está más allá de la personalidad. Lo prepersonal estaría antes de la personalidad.

Entendemos lo personal. Pero con todo funcionamos más allá de la personalidad. Aquí el Padre ni fragmenta ni crea, existencia. El mejor pensamiento que puedo ofrecerles sobre la palabra existenciar es el siguiente: un ser existenciado, para mí, es un ser cuya existencia es inherentemente consecuencia de un plan. Puedo ilustrarlo de una manera muy simple. El Padre Universal no crea la hermandad de las criaturas. En cierto sentido, la existencia. La hermandad es inherente a la relación de todas las criaturas simplemente por ser el Padre de cada criatura. Estamos forzando la palabra existenciar, pero es un buen ejemplo. Dios no crea la hermandad universal. La hermandad universal se existencia a partir del hecho de la Paternidad universal de Dios. No se puede tener una sin la otra. (¡No hagan que tenga que arrastrarse!) La palabra Dios tiene más de un significado en estos documentos. La palabra Dios se usa con siete significados diferentes. Estamos familiarizados con los tres primeros—Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu—. No estamos familiarizados con Dios Supremo. Es la Deidad emergente del nivel finito de existencia. Es la Deidad evolutiva. Es el Dios del tiempo, no el Dios de la eternidad. Es el Dios del espacio, no el Dios de la infinidad.

Dios Supremo no es una Deidad infinita. Dios Supremo es consecuencia de los actos de la Deidad infinita. Dios Séptuple es una asociación de Deidad. Nuestro encuentro con Dios Séptuple se produce en el otorgamiento de Jesús—¡un encuentro muy real! —. Cuando Jesús dijo: «Quien me ha visto ha visto al Padre» [1750:7; 1947:8; 1969:1] estaba hablando de Dios y en nombre de Dios, y es la ilustración más veraz que podemos percibir con respecto a la función de Dios Séptuple. Dios Séptuple es Dios en cualquier lugar de tiempo y el espacio. Dios en acción en los dominios imperfectos y evolutivos.

Para nosotros, el único Dios que podemos comprender está en el otorgamiento como humano de Jesús, y es el Dios Séptuple de acción. El Dios que extiende su mano desde el Paraíso para hermanarse con cualquier criatura de cualquier nivel de existencia—incluso con las criaturas mortales de los niveles más bajos de existencia—. Lo que es Dios Supremo para el nivel finito, es Dios Último para el nivel superfinito, lo absonito—ese nivel que es como el jamón del bocadillo—. Si el trozo de pan inferior es lo finito y el trozo de pan superior es lo absoluto e infinito, el jamón sería lo absonito, lo trascendental, lo que separa lo finito de lo absoluto. Dios Absoluto sería la expresión final de la Deidad. Dios Absoluto sería la expresión experiencial final o comprensible del Padre, al igual que el Hijo Eterno es la expresión existencial del Padre. Existencial significa «que surge a la existencia por los actos inherentes de Dios». Experiencial significa «aquello en lo que las criaturas toman parte, de ahí que lo puedan entender».

Si Dios Absoluto pudiera aparecer siquiera una vez de hecho y en compleción, a través de Dios Absoluto podríamos entender a Dios Padre como infinito. Esto me dice que Dios Absoluto no culminará nunca su crecimiento, porque no le entenderemos nunca. El Padre es infinito. Simplemente creceremos en este entendimiento. La tercera sección trata de la Primera Fuente y Centro. Estoy intrigado por el hecho de que hablan de las Fuentes y Centros Primera, Segunda y Tercera, y que haya sólo dos secciones en estos documentos que usen estos títulos. Estudian la Primera Fuente y Centro, y creo recordar que en el documento 8 estudian la Tercera Fuente y Centro. Como ven, Dios Padre y Dios Espíritu son muy parecidos, y ambos son bastante diferentes de Dios Hijo. El Padre y el Espíritu son personales como lo es el Hijo, pero además de ser personales son también todo lo demás. Tienen muchas características diferentes a las personales. El Hijo es personal y solo personal. Es por esto por lo que el Hijo no puede fragmentarse como pueden tanto el Padre como el Espíritu.

No se puede fragmentar una personalidad, y el Hijo no puede encontrar nada en su Deidad para fragmentar porque no hay nada en su Deidad que no sea personal. Es la expresión plena, personal, de Dios. El Padre y el Espíritu son personales asimismo, pero son también muchas cosas que no son personales; de ahí que puedan fragmentarse. Hay fragmentos del Padre y hay fragmentos del Espíritu. Los fragmentos del Hijo, como recordarán, vienen de los Hijos Creadores, no del Hijo Eterno. Los mortales fusionados con el Hijo obtienen su dotación de espíritu no del Hijo Eterno, sino del Hijo Creador de su universo local. En la sección tercera se nos presentan por primera vez los siete Absolutos de la infinidad. Se nos habla sobre la relación que la Primera Fuente y Centro tiene con estos siete Absolutos. Creo que la manera más fácil de pensar en estos siete Absolutos es pensar en ellos en términos de materia, mente y espíritu.

La Segunda Fuente y Centro es la fuente del espíritu. La Tercera Fuente y Centro es la fuente de la mente—lo que no quiere decir que no tenga también ministerio espiritual—. La Fuente y Centro paradisíaca, la Isla Eterna, es la fuente de todas las cosas materiales y el controlador de todas las cosas materiales. La manera más fácil de pensar en estos tres Absolutos es concebirlos como los depósitos de donde vienen la materia, la mente y el espíritu del presente en evolución y del futuro no expresado. Del Absoluto Incalificado vienen los universos en evolución. Del Absoluto de la Deidad vienen los seres de espíritu que han sido creados y que se crearán. Del Absoluto Universal se extrae tal vez lo necesario para la mente. No estoy seguro sobre esto último, pero estoy bien seguro sobre las dos primeras afirmaciones.

Pero creo que es una forma muy conveniente de contemplarlo. Un ejemplo: Cuando la Espíritu Madre de un universo local crea los serafines, estos aparecen en formación unitaria—¿y esto qué es?—, un número algo extraño de cientos y miles de ellos. Es una gran cantidad de serafines que no vienen de la nada. Vienen de algo. Cuando aparece una nube en el cielo, esa nube no viene de la nada; esa nube estaba allí en forma de vapor invisible de agua antes de que un cambio de temperatura la hiciera visible. Estos serafines creados eran potenciales en el universo antes de que el Espíritu Creativo, mediante su acción creativa, los transformara de potenciales en actuales. Los no nacidos de la siguiente generación son potenciales en el plasma germen de la generación presente de seres humanos vivos. Si no fueran potenciales, no podrían haberse convertido en actuales en modo alguno, ¿no? Esta sección hace una afirmación rotunda: hay siete Absolutos de la infinidad, pero la Primera Fuente y Centro es primordial en relación a la realidad total. Lo que estamos estudiando no es politeísmo, es monoteísmo.

Hay un solo Ser Infinito. Otros comparten su infinidad y su absolutidad, pero ninguno tiene precedencia sobre la Primera Fuente y Centro. Dios, el Padre Universal, es la personalidad de la Primera Fuente y Centro. Tratan entonces de cómo Dios está relacionado con el universo, y vemos que Dios no está relacionado directamente con el universo, excepto en un aspecto: Dios está relacionado con la creación, con los universos, a través de sus seis Absolutos asociados, excepto por una particularidad: es el Padre directo de todas las personalidades que existen. Todas las personalidades obtienen esa cualidad de ser del Padre Universal y están vinculados al Padre mediante el circuito de la personalidad, con una excepción de poca importancia: el Espíritu Infinito, la Tercera Fuente y Centro, tiene la representación del Padre. Es, de hecho, el abogado del Padre y puede actuar en nombre del Padre. Pero por otro lado, esto no es más que la delegación de su poder creativo.

Esta sección continúa hablando sobre la realidad. Señala que la realidad máxima que podemos entender es la de un Dios finito. Enfrentémonos a ello. Queremos que Dios tenga un principio, ¿no? Un Dios sin un principio está realmente más allá de nuestra compresión. La única razón por la que aceptamos a un Dios que no tiene principio es que es ridículo tener un principio—porque si tiene un principio, ¿quién es su padre, quién es su abuelo, quién es su bisabuelo? —. Hemos de elegir entre una causa no causada o una serie sin fin. ¿Ven el problema? Y, por supuesto, la serie sin fin es ridícula. Los griegos lo intentaron. Antes que Zeus tenían a Crono, y antes que él tenían a algún otro; pero finalmente se abandona el intento y se empieza simplemente con una causa no causada. Esta sección continúa señalando que, conceptualmente, necesitamos un principio, y aunque nunca hubo un principio, van a darnos uno a modo de concepto.

Nos advierten de que no es una realidad. A Dios, a la Deidad, antes de cualquier autodistribución le dan el nombre de YO SOY. Y dicen que es un concepto filosófico. No es una realidad. La cosa de más ayuda que les puedo sugerir para tratar esto es: usamos el número cero en todas nuestras matemáticas, pero ¿han visto alguna vez nada? Pueden ver una parte de algo, o una parte de una mitad, o dos partes, pero ¿han visto alguna vez cero partes de nada? Con todo, pensamos en términos del cero. Es un concepto sumamente conveniente en matemáticas. Cero es un concepto válido, pero el cero no es una realidad factual, sólo es un concepto de la realidad. ¿Están de acuerdo conmigo?

La expresión YO SOY es una herramienta del pensamiento exactamente tan valiosa como el término cero. Pero ninguna de ellas es factual. Sin embargo tienen derecho a ser usadas. Dicen: «Bien, miren. El YO SOY podría ser un concepto teórico y una concesión filosófica, pero el Infinito no lo es. El Padre Universal es el Infinito». Pienso en la expresión ‘Primera Fuente y Centro’ en los siguientes términos: Cuando se desciende hasta el nivel de los siete Absolutos y se quiere aislar el Infinito, éste resulta ser la Primera Fuente y Centro. Es el Infinito tal como se manifiesta en el nivel de los Siete Absolutos. Justo como cuando se quiere saber cuál es la personalidad de la Primera Fuente y Centro, y la respuesta es «Dios». ¿Qué nombre le damos a esa personalidad, al Padre Universal? Es un nombre a nuestra elección. ¿Cómo podría tener un nombre?

No tiene nombre. Aquí, taquigráficamente, les dicen cómo se distribuye el YO SOY. Les dicen simplemente—y son conceptos válidos pero no realidades factuales— dicen simplemente: voy a usar la palabra Dios para describir un pre-Dios, porque es la manera más sencilla de contar la historia. Dicen simplemente que Dios se separó de la realidad total, y que si no hubiera hecho esto, no habría sitio para que tuviera lugar nada, porque ¿cómo se podría meter algo en un lugar donde Dios llena todas las cosas? Por así decirlo, Dios se contrajo—y puede contraerse porque tiene voluntad—y en lo que se contrajo es la esencia de la Deidad, en cuyo corazón está la voluntad. Lo que dejo atrás es la esencia de la no Deidad, de la no voluntad.

Una de las mayores críticas que he leído nunca al libro del Génesis la escribió un teólogo zoroástrico hacia el 250 d.C. Está en los textos en lengua pahlevi. Este zoroástrico, cuando critica el Génesis, dice: «Dios no estaba solo, porque cuando ordenó “Hágase la luz”, para que la orden tuviera efecto, debería haber presente también alguien que obedeciera las órdenes». Tomo prestado ese término del antiguo teólogo zoroástrico. El Absoluto Incalificado es el «que obedece las órdenes». Cuando la Deidad toma rape, el Absoluto Incalificado estornuda. Ahora bien, cuando Dios se separa de lo que no es Deidad, sigue vinculándose a lo que no es Deidad. Esta vinculación es la función del Absoluto Universal, el que une al Absoluto de Deidad desde el Absoluto de no Deidad. Y creo que tres vínculos unidos es un símbolo excelente para esa relación.

Dios sigue llenando toda la Deidad. Pienso en un Dios que se contrae dentro de la Deidad, mientras que se expande al mismo tiempo para continuar llenando toda la Deidad. Pienso en un Dios que se separa del Hijo, que se une con el Hijo, que constituye la Trinidad, como algo que pasa simultáneamente. De manera que, en vez de que uno de estos círculos—ya saben, los tres círculos— esté lleno de Dios, se trata ahora de un círculo triconcéntrico. Está lleno de la Trinidad. Al hacer esto, Dios consigue compañía. Se separa de la personalidad absoluta y, al hacerlo, se convierte en el Padre de la persona absoluta, que de ese modo se convierte en el Hijo. Y si puede convertirse en Padre de la persona absoluta, puede convertirse en Padre de cualquier persona. Deja de ser la persona absoluta, pero se convierte en el Padre Universal de la persona absoluta y de todas las demás personas.

Al mismo tiempo que hace esto—cuando se expresa de manera absoluta como persona— se expresa de manera absoluta como no persona, y este es el origen de la Isla del Paraíso. O, para antropomorfizarlo, el Paraíso es la máquina absoluta que construyó Dios por la misma razón por la que los hombres construyen máquinas—para realizar actos repetitivos—. El gobierno físico de los universos físicos es un acto repetitivo, y Dios ideó una máquina sin fallos para que hiciera este trabajo por él. ¿Por qué ocuparse personalmente de ello si una máquina, una máquina absoluta, puede hacer el trabajo? Nos dicen en la sección IV que la realidad no es toda ella espíritu. ¡Estos documentos hacen algunas afirmaciones sorprendentes! Dicen, por ejemplo, que Dios es espíritu, pero que el Paraíso no lo es. Señalan que nuestra dirección hacia Dios es hacia el espíritu, así que cuando tenemos en cuenta la materia, la mente y el espíritu, lo espiritual es lo más real para nosotros porque nuestro crecimiento hacia la realidad sigue una ruta espiritual.

Es una verdad. Sin embargo no es un hecho. La energía, la energía física, es tan real como la energía espiritual, pero no tiene tanto significado o tanto valor para los seres humanos. Señalan que esa realidad puede ser deificada o no deificada. Difícilmente puede considerarse este planeta una realidad deificada, ¿no? Pero los finalitarios han compartido la divinidad y son una parte en forma de criatura de la realidad deificada. Continúan señalando que las cosas pueden ser actuales o potenciales. Nosotros somos gente actual. Los niños aún no nacidos son gente potencial, ¿están de acuerdo? Por supuesto, puede haber algo entre ambos. Un buen ejemplo de algo que no es ni actual ni potencial: la fraternidad del hombre. ¿Es irreal? No, no se puede decir que sea algo así. ¿Es real? Bueno, lean cualquier periódico y decidirán que no esta aquí realmente, ¿o sí?. Es una realidad que se está haciendo, ¿de acuerdo?. Está en el parte gris, la zona de estarse haciendo. ¿Son los seres humanos reales? Sí y no. Hasta que se hayan fusionado con su Ajustador del Pensamiento no son reales verdaderamente en el universo, ¿o sí? Estamos simplemente haciéndonos ciudadanos del universo. ¿Es el niño un adulto? Pues no. Se está haciendo un adulto ¿no? ¿O es que no han tenido que tratar con adolescentes?

Esta sección se cierra con un análisis de la realidad no espiritual. Trata de la Isla del Paraíso y señalan que el Paraíso es una realidad absoluta proveniente de la Deidad, pero no es Deidad. Creo que la mejor manera de considerar el Paraíso es como una máquina absoluta que ha construido Dios. Podemos entender esto porque construimos máquinas para hacer trabajos. En algún otro lugar—que no es este contexto concreto—se dice que el Paraíso no es consciente de la forma en que el hombre podría llegar a entender el significado de dicho término. El Paraíso, de alguna manera, es una realidad que conoce. El Paraíso no carece de mente, pero no tiene mente en la forma en que podríamos llegar a entender el significado de esa palabra.

Se debería pensar en el Paraíso de dos maneras:

  1. El Paraíso como un lugar, el lugar de residencia de Dios en el centro de todas las cosas. Es nuestro destino final en nuestra búsqueda de Dios. En el Paraíso encontraremos a Dios, y—hablando en sentido figurado—estaremos ante él, cara a cara.
  2. El Paraíso tiene también una función en el universo. De igual forma que el Hijo tira de todas las cosas espirituales, de igual forma que la Tercera Persona tira de todas las cosas intelectuales, el Paraíso tira de todas las cosas materiales. El Paraíso es el poder central de gobierno del universo de universos material.

La sección 5 habla sobre la realidad de la personalidad y señala que la personalidad viene de Dios, y que toda realidad que está vinculada con la personalidad es asociable. Todos los fragmentos prepersonales, todos los seres superpersonales, pueden contactar y son asociables con la personalidad y los seres personales. Es una parte de la realidad de la Deidad en contraposición a lo no personal que no puede nunca asociarse con lo personal. El hombre no tiene camaradería con una piedra, pero el hombre sí puede tener camaradería con un Ajustador, un serafín o un Trascendental—si se dispone de tiempo suficiente para contactar con los Trascendentales—. (Serían seres superpersonales.) Al final de esta sección, sintetizan la entidad en funcionamiento de un ser humano: cuerpo, mente, espíritu y alma.

El cuerpo, nuestro mecanismo de vida. La mente con la que pensamos y nos confundimos. El espíritu que invade la mente, igual que el esperma invade el útero. El alma es el embrión que se origina como consecuencia de esa concepción cósmica. La mente humana es el útero material del alma. El espíritu, que viene del Padre, es el invasor, y cuando tiene lugar la invasión—hacia el quinto año de la vida mortal— algo nuevo empieza a crecer. Es el alma embrionaria que evoluciona dentro del útero de la mente. Es el alma que tiene la capacidad de sobrevivir a la muerte.

Señalan que la personalidad no es ninguna de estas cosas. Que la personalidad no es materia, ni mente, ni espíritu. La personalidad es una cuarta realidad del cosmos. La personalidad es lo que viene de Dios Padre. —no del Hijo ni del Espíritu (a no ser que el Espíritu actúe en nombre del Padre)—. A continuación definen la morontia, porque el alma es morontia. El alma no es ni materia ni espíritu. La mejor definición que conozco de la morontia dice que es un tejido cuya urdimbre es física y cuya trama es espiritual. Una corre en un sentido y la otra en el otro. El público: La urdimbre es longitudinal y la trama cruza la urdimbre. Lo veo—yo no hubiera sido tan agudo—. O podría decir usted que la materia y el espíritu no se mezclan.

Público: La urdimbre es longitudinal y la trama cruza la urdimbre. Lo veo—yo no hubiera sido tan agudo—. O podríamos decir que la materia y el espíritu no se mezclan.

Generalmente no lo hacen, no más que el aceite y el agua. Pero en presencia de jabón, el aceite y el agua emulsionan. La morontia es la emulsión del aceite de la materia y el agua de espíritu. La sección VI trata del Paraíso—en cierto sentido es la continuación de su análisis anterior—. Después de haber hablado sobre las realidades de personalidad en la sección V, hablan sobre las realidades no personales en la sección VI. Intentan definir algunos términos que van a usar al hablar sobre el nivel físico—material—de la realidad cósmica. Hablan sobre la fuerza, la energía y el poder. Son etapas en el emerger de lo que reconoceríamos como realidad física. La fuerza es el comienzo. La energía es la etapa del emerger. El poder es la etapa del haber emergido. Esto concuerda con su análisis posterior que empieza con la potencia de espacio, y continúa pasando por la fuerza primordial, la energía potente, la energía de gravedad y el poder del universo.

En términos de agua líquida— ¡qué buen simbolismo! —, cuando se mira al cielo no se ve el vapor de agua en absoluto—todo lo que se ve es el cielo azul y el Sol brillando— se podría decir que es como con la fuerza. Cuando se enfría y se ven las nubes formarse, sería como con la energía emergente. Cuando empieza a llover, se tiene el poder del universo. Se puede sentir lo mojado. ¿Les ayuda esto? La fuerza sería intangible. La energía, ya sabe, se notaría, pero no hay preocupación hasta que llueve, y entonces se podría sentir la lluvia.

Señalan que tener mente significa siempre que alguien hace algo. Hay administración si hay mente. No se genera nunca mente fuera de la materia. La mente se pone en la materia. Hablan sobre el patrón, que es una porción muy interesante de la discusión. Señalan que el patrón es una cosa muy real, pero que es difícil ponerle las manos encima. Somos muy infelices si tenemos patrones desgraciados. Como se suele decir, además de desagradable, feo. Toda la industria de belleza se levanta alrededor de la mejora del patrón humano. Nuestras formas son patrones. La nebulosa espiral es un patrón. Un triángulo es un patrón. La razón por la que estos patrones aparecen es que el universo está lleno de energía—material, espiritual, mental—. Y el universo tiene personalidad en ella y las personalidades están intentando siempre ordenar la manifestación de la energía.

Así pues, los patrones están por todas partes. En algún otro lugar de los documentos hablan de que las formas de los ascendentes son patrones que se hacen cada vez más sensibles al propósito y la acción de la personalidad interior. Sospecho desde hace mucho que una de las razones principales que tendremos para crecer en gracia en los mundos mansión es que si somos feos por dentro es de cajón que seremos feos por fuera—y la única Helena Rubinstein que se podrá visitar será la de la limpieza general de la propia alma—. Cuando empiecen a ser buenos por dentro, empezarán a tener un aspecto bello por fuera. Esto es verdad incluso en la Tierra. A medida que la mano de la experiencia escribe en su cara, las páginas en blanco toman el aspecto de su personalidad. Lo diré a mi estilo: «No podemos evitar las arrugas, pero tenemos la opción de elegir el tipo— el tipo fruncido o el tipo sonriente—». Pueden elegir qué tipo de arruga quieren acabar teniendo. Las cuatro secciones siguientes de Prólogo son un análisis de la Deidad experiencial, y se usa aquí la palabra experiencial en contraposición a la palabra existencial.

Veamos qué significa la palabra experiencia. Significa algo que se aprende a través del vivir, y debido a ese algo, se crece en sabiduría, se crece en juicio, se crece en capacidad. Es totalmente extraño a la naturaleza de Dios, ¿no? ¿Cómo podría crecer Dios mediante alguna técnica? Dios es infinito. ¿Cómo podría Dios aprender algo? Dios ve por anticipado. ¿Cómo podría algo pillar por sorpresa a Dios? Nada puede. Dios está más allá de la experiencia, ¿verdad? Su naturaleza le deja directamente fuera de todas las cosas experienciales. Podría experimentar indirectamente, en los Ajustadores del Pensamiento, pero nunca directamente. Y como es con el Padre, es con el Hijo y es con el Espíritu. Estos seres son Deidades existenciales. Están más allá de la experiencia. No tienen ni principio ni fin de sus días.

Difícilmente podría aumentar el Padre, ¿no creen? Si arranca como infinito, ¿qué se le puede añadir? Ahora bien, el Ser Supremo, el Séptuple, el Último y Dios Absoluto son Deidades experienciales. Dejemos a Dios Séptuple por el momento. El Padre Universal se dedica a aumentar la Deidad. Después de empezar con tres, añade otros tres. Todas estas expresiones de la Deidad son experienciales. Tienen un origen, un origen histórico. Tienen comienzos. Saben lo que es crecer. Saben lo que son los contratiempos, si lo prefieren. En el crecimiento del Ser Supremo en el tiempo y el espacio, yo diría que la rebelión de Lucifer es como un cáncer que tiene lugar dentro del Supremo. Si recuerdan, aislaron el sistema de Satania, de forma muy parecida a como los leucocitos hacen de barrera a una infección en el cuerpo humano. El Ser Supremo es Deidad finita, es Deidad que crece.

El Ser Supremo compensa a Dios de la falta de experiencia de no haber sido nunca finito. A través del Supremo, Dios puede conocer qué podría ser tener un origen y crecer. El Ser Supremo compensa al hombre de su incapacidad para comprender realmente a un Dios infinito. Se nos ha dicho que Dios es la primera verdad y el último hecho. Pensamos primero que Dios es amor, y buscamos después entenderle. Esta búsqueda no terminará nunca. Hay sólo dos seres que entienden a Dios, que son el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Pueden entenderle porque tienen una capacidad infinita de comprensión. Nunca entenderemos a Dios, pero entenderemos algún día al Ser Supremo, porque tiene un origen, crece, tiene un destino, puede lograr la compleción—igual que el hombre tiene un origen, crece, y puede lograr cumplir su destino en el Cuerpo de la Finalidad—. El Ser Supremo es el Dios que puede ser entendido por las criaturas finitas.

El Ser Supremo no es la personalización del Padre Universal, pero el Ser Supremo es el equivalente finito de la personalización de la Trinidad paradisíaca. La Trinidad no es una persona. Cuando queremos decir cómo sería la Trinidad si fuera una persona y fuera finita, hablamos del Ser Supremo. Aquel que ha visto al Supremo ha visto el equivalente de la personalización finita de la Trinidad paradisíaca. Lo que decimos del Ser Supremo en relación con el universo finito lo podemos decir de Dios Último en relación con el Universo Maestro. Es la personificación de la Trinidad en relación con el Universo Maestro y como algo comprensible para seres que son más que finitos; y algún día esto nos incluirá a nosotros. Los documentos hacen esta comparación entre Jesús y el Ser Supremo. Igual que Jesús es el puente por el que el hombre se pone en movimiento desde el nivel humano para buscar a Dios, el ser Supremo será algún día el puente por el que las criaturas finitas se pondrán en movimiento hacia esos niveles que están más allá de lo finito de la experiencia de la criatura—el nivel absonito—. Dios Absoluto: no dicen gran cosa sobre Dios Absoluto.

Parafraseé una vez estos dos cortos párrafos y me llevó, según recuerdo, seis páginas escritas a máquina parafrasearlos y desmenuzar lo que estas compactas palabras significaban. Estas afirmaciones sobre Dios Absoluto son como anchoas—su sabor está muy concentrado—. No se comen anchoas en grandes cantidades. Se deben diluir estos párrafos con una gran cantidad de palabras y siguen quedando conceptos enigmáticos. La dificultad con Dios Absoluto es que Dios Absoluto es experiencial y existencial a la vez. Las oportunidades están en que nuestro trato con Dios Absoluto está más allá de todo el universo maestro. Puedo ver el final del Supremo; puedo ver su destino. Puedo ver el final y el destino del Último, aunque es casi incomprensible. Sólo puedo ver el principio de Dios Absoluto. No puedo ver el final.

Volviendo a Dios Séptuple y a los días presentes, si leen la página 11 verán que Dios es una asociación de Deidad. Son siete niveles de Deidad en acción en el tiempo y el espacio. Y tengo fuertes sospechas de que Dios Séptuple seguirá funcionando después de la presente edad del universo en el espacio exterior—quizá en una asociación modificada ligeramente, pero en principio, es Dios en acción en el tiempo y el espacio—. Son los seres que encontramos en el ascenso al Paraíso, empezando por Jesús, siguiendo con los gobernantes de Orvonton, el Espíritu Maestro de nuestro superuniverso, y después, sucesivamente, el Espíritu, el Hijo y el Padre. Dios Séptuple se descompone en tres niveles.

Yo pensaría en el Séptuple en tres subdivisiones principales. El uno, el dos y el tres son los Creadores Supremos; así se define en los documentos. No son infinitos, son subinfinitos. Son subabsolutos. Son los tipos que están ahí fuera trabajando en el tiempo y el espacio. Estos tres absolutos son, en cierto sentido, los potenciales de los que se sacan las cosas futuras. Pero es una simplificación excesiva. Estos tres absolutos funcionan también en todo tiempo y espacio, en todo tiempo y espacio trascendido, etc.

Ahora bien, en esto está lo que hace que su función sea muy difícil de comprender. Consideremos a un niño en una situación dada. Mira a una manzana verde, tiene hambre, de forma que come sin pensar en absoluto en las consecuencias, en el dolor de estómago. Se trata de un estímulo y una respuesta, y una consecuencia sin criterio, sin haberla previsto, sin nada. Un adulto mira la manzana verde y decide ignorarla porque el adulto no quiere un dolor de estómago. El adulto no reacciona al estímulo del presente, ¿cierto? Sí, puede que sus glándulas salivares reaccionaran, que su boca se hiciera agua, pero esta reacción, no comer, tiene que ver con el futuro y con la consecuencia de su acto.

Miguel, cuando estuvo aquí en la Tierra como Jesús, vivió la vida día a día, miró hacia delante, mostró una rara previsión. Cuando le urgían a hacer algo prematuramente decía: «No ha llegado aún la hora». Nadie le empujaba a actuar nunca. Miraba siempre hacia delante. Reaccionaba ante las consecuencias y los efectos, exactamente igual que el adulto mira hacia delante al contrario que el niño. Estos Absolutos reaccionan de manera intemporal. Cuando un Absoluto reacciona, reacciona en términos del pasado eterno, del presente eterno y del futuro eterno.

Por lo tanto, la reacción de un Absoluto no puede entenderse nunca dentro de ningún marco que esté a este lado de la infinidad. ¿Tiene sentido? El niño no puede entender por qué el adulto no come la manzana verde. Los doce no entendían por qué Jesús no hacía ciertas cosas. Los administradores del universo están igual de perplejos por las acciones y transacciones de los tres Absolutos. Nadie a este lado de la Isla paradisíaca, creo yo, comprende qué están haciendo estos Absolutos, porque uno de ellos lo mecaniza todo, otro lo activa todo y el tercero unifica la mecanización y la activación. Nos dicen que no veamos a estos Absolutos como antecedentes de Dios. No lo son. No consideramos que estos Absolutos sean independientes de la Trinidad. No lo son—aunque la Trinidad trata con alguno de ellos solo indirectamente, y con uno de ellos trata directamente.

Cuando funciona la Trinidad paradisíaca, en un sentido pleno, tal hecho es funcionamiento del Absoluto de la Deidad, y a través del Absoluto Universal esto provoca respuestas en el Absoluto Incalificado. El Absoluto Incalificado mecaniza, el Absoluto de la Deidad activa, el Absoluto Universal correlaciona ambos, unifica ambos. Este Prólogo termina con un análisis de las Trinidades. Hay tres. Señalan que la Trinidad paradisíaca es la Trinidad existencial. Las otras dos son Trinidades experienciales. La Trinidad paradisíaca no tiene un origen. Las otras dos Trinidades tienen un origen histórico, un momento en que surgen a la existencia, un momento en que empiezan a funcionar plenamente. Las Trinidades ocurren, creo yo, debido a la divinidad. Cuando Dios separa las cosas, ellas consiguen reunirlas de alguna manera.

Cuando Dios logra la personalización triple como Padre, Hijo y Espíritu, la Trinidad se hace inevitable. Esta separación podría existir solo si hubiera una unificación, porque Dios es uno. Podría haber una personalización triple solo si las tres Deidades se unificaran de algún modo. Esto establece un patrón que se sigue cuando la realidad se expresa en el nivel finito. Todos los que participan en esta expresión finita y en perfeccionamiento de lo finito se encuentran reunificados, en esencia, como una Trinidad—como la Primera Trinidad experiencial, la Trinidad Última.

Hay muchos seres involucrados, pero yo la visualizo como la unión de la Deidad de tres grupos de seres—los Creadores Supremos, los Arquitectos del Universo Maestro y el Ser Supremo—. No es la unión de más de un millón de personalidades; es una unión, repito, de tres Deidades. Todos los Creadores Supremos se suman a alguna forma de manifestación de la Deidad. Es consecuencia de su éxito. No es difícil para mí visualizar la expresión de Deidad del Cuerpo de los Arquitectos del Universo Maestro. Y la unión de estas dos con el Ser Supremo—no como persona, sino como Deidad—constituye la Primera Trinidad Experiencial, la Trinidad Última.

Es la Trinidad que complementará los actos de la Trinidad paradisíaca en la exploración del universo maestro. La consecuencia del desarrollo pleno del universo maestro es la formación de la segunda Trinidad experiencial, la Trinidad Absoluta. Y la unión de las tres constituye la Trinidad de Trinidades.

Y esto es lo que el Prólogo significa para mí.

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