Por Qué Los Grupos De Estudio Son Importantes Para El Futuro Del Mundo

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Mo Siegel

De Mo Siegel, presidente de la Fundación Urantia, Boulder (Colorado, EEUU)

En sólo 56 años, la Revelación Urantia se ha extendido desde un puñado de creyentes de Chicago a lectores de todo el mundo. La luz reveladora de la quinta época brilla ahora prácticamente en todos los continentes de este planeta. Hemos recorrido un largo camino desde que se vendieron tres libros en 1958 hasta los más de 750.000 libros que circulan actualmente.

Lo que suceda a partir de aquí es difícil de predecir. ¿Evolucionará la Revelación Urantia de manera lenta y más institucionalizada, como Dalamatia, o atrapará la imaginación de los habitantes del mundo como hicieron las enseñanzas de Jesús durante el reinado de Constantino, hace 1700 años?

Si repasamos lo que ha sucedido en los últimos 56 años y lo proyectamos en el futuro, parece sabio tomar algunas líneas de acción. Los lectores necesitan amarse mutuamente; el libro necesita traducirse y distribuirse; las organizaciones necesitan fondos, y las actividades educativas deben aportar mayor comprensión hacia un libro que contiene secciones escritas para un nivel educativo universitario. El proyecto de El libro de Urantia necesita instructores y líderes que ayuden a los demás a comprender este maravilloso libro, que a veces puede ser difícil de comprender. Por tanto, es necesario que haya grupos de estudio, de los cuales hay entre 350 y 450 por todo el mundo.

La mayoría de los habitantes del mundo han rechazado asistir semanalmente a las celebraciones religiosas. En los Estados Unidos, por ejemplo, el 94% de las personas afirman creer en Dios, pero menos del 40% asisten regularmente a la iglesia. Y aún así entre las personas religiosas existe la necesidad de socializar.

“La religión es en primer lugar una adaptación interior o personal, y luego se convierte en un asunto de servicio social o de adaptación a un grupo. El hecho de la tendencia gregaria del hombre provoca forzosamente el nacimiento de los grupos religiosos. Lo que les suceda a esos grupos religiosos depende mucho de la inteligencia de sus dirigentes” (1090.10) 99:5.1

“La socialización de la religión posee un objetivo real. La finalidad de las actividades religiosas colectivas consiste en representar dramáticamente la lealtad hacia la religión; magnificar los atractivos de la verdad, la belleza y la bondad; fomentar la atracción de los valores supremos; realzar el servicio de una hermandad desinteresada; glorificar los potenciales de la vida familiar; promover la educación religiosa; proporcionar consejos sabios y orientación espiritual; y estimular el culto colectivo. Todas las religiones vivientes estimulan la amistad humana, conservan la moralidad, promueven el bienestar de la vecindad y facilitan la difusión del evangelio esencial contenido en sus respectivos mensajes de salvación eterna” (1092.2) 99:6.2.

Para que la Revelación Urantia arraigue en la sociedad moderna, necesitamos un nuevo entorno libre de las restricciones religiosas formalizadas del pasado. Si las personas del siglo XXI van a hablar de Dios, necesitan un espacio más íntimo para hacerlo. Los grupos de estudio son el lugar perfecto para interactuar con grupos más pequeños, que permiten a la gente compartir personalmente su vida religiosa, hacer amigos, aprender más, e incluso recibir ayuda mientras lidian con sus problemas.

Chris Halvorson
Chris Halvorson
Jennifer Siegel
Jennifer Siegel

Una talla no sirve para todos; hagamos que florezca la diversidad en los grupos de estudio

En la sección de El libro de Urantia que explica los beneficios de la asociación religiosa en grupo, se consideran también sus peligros.

“A medida que la religión se institucionaliza, su poder para hacer el bien se reduce mientras que las posibilidades de hacer el mal se multiplican enormemente” (1092.3) 99:6.3.

La mayor parte de los peligros descritos pueden mitigarse o eliminarse cuando la gente se reúne en grupos de estudio, libres de toda autoridad eclesiástica y organizados por gente normal dedicada a servir a sus semejantes religiosos. Estos grupos locales pueden emplear lo que funcione mejor para ellos, dependiendo de su cultura y situación.

Mis pensamientos sobre grupos de estudio están basados en la experiencia personal. Los martes por la tarde se reúnen dos grupos de estudio de El libro de Urantia en nuestra casa de Boulder (Colorado) Los adultos se reúnen en una habitación y los niños en otra. Entre dieciocho y veintiocho adultos y entre tres y cinco niños asisten a los grupos. Nuestras reuniones de adultos son emocionalmente edificantes, espiritualmente esclarecedoras y siempre amistosas. Leemos, hablamos, compartimos, a veces tenemos cenas del Recuerdo, y siempre rezamos. Cuando termina la hora y media del grupo de estudio, nos hermanamos y comemos algo. Nos aseguramos de que nadie hable demasiado, y de que las reuniones empiecen y acaben puntualmente.

Otro grupo se reúne en Boulder (Colorado) todos los viernes por la tarde; en él Chris Halvorson, doctor en Física, da clase durante dos horas. Cada semana asisten a esta clase entre veinticinco y treinta adultos. Chris enseña como un profesor universitario, y su estilo es completamente diferente al grupo de estudio del martes por la noche. Ambos grupos son prósperos y tienen una buena asistencia, y hemos aprendido una gran lección: ¡una talla no sirve para todos!

Mi esposa, Jennifer Siegel, enseña al grupo de niños, y sus clases son algo bello. Desde lo más profundo de mi alma rezo para que impartan las enseñanzas de El libro de Urantia a sus hijos. Como dice una canción popular, “enseña bien a tus hijos”. Si el gobierno de los Estados Unidos requiere que nuestros hijos y nietos estudien matemáticas, literatura y ciencia, ¿por qué no deberíamos iluminarles con las enseñanzas de El libro de Urantia? Los niños que asisten a esta clase generalmente comienzan a los ocho años y se gradúan a los quince. Cuando se marchen, habrán leído y discutido unos cientos de páginas del libro. Tranquiliza saber que, mientras el atractivo de los ordenadores, teléfonos móviles, mensajes instantáneos, deportes, salidas, trabajo, escuela y cientos de otras distracciones ocupen su tiempo, siempre les quedarán algunos conocimientos sobre El libro de Urantia. El futuro está en manos de la próxima generación, y uno de los mayores regalos que podemos dar a nuestros hijos es darles a conocer las enseñanzas celestiales de El libro de Urantia.

Un pensamiento final

En muchos aspectos, lo más cercano a experimentar una comunidad de creyentes es reunirse en un grupo de estudio semanal. Los grupos de estudio son una manera muy bonita de compartir las profundas enseñanzas de El libro de Urantia y de llegar a conocer a nuestros hermanos y hermanas. Nadie es una isla; nos necesitamos los unos a los otros. “La asociación íntima con otras personas religiosas estimula mutuamente el crecimiento espiritual” (1094.2) 100:0.2.

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