En recuerdo de Paula Padilla

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Olga López
Paula Padilla
Paula Padilla

Por Olga López, fideicomisaria de la Fundación Urantia, Vilanova i la Geltrú (España)

Nota del editor: Paula era un miembro muy querido de la Escuela Internacional de El libro de Urantia (UBIS). Se unió al personal español en junio de 2020 y comenzó a facilitar cursos en abril de 2021.

Paula Padilla, lectora muy activa de El libro de Urantia en la comunidad latinoamericana y residente en Cancún (México), continuó su viaje al Paraíso el viernes 12 de mayo. Psicóloga de profesión, aunque jubilada desde hacía unos años, fue una alumna destacada de la rama española de la UBIS.

Trabajadora incansable como era (y estoy segura de que lo seguirá siendo), Paula aceptó con entusiasmo la invitación para formar parte del Comité del Cuerpo Docente de la rama española de la UBIS.

Pronto dio otro salto a profesora-facilitadora cuando dirigió un hermoso curso sobre el nacimiento y la infancia de Jesús. Esta etapa tiende a ser pasada por alto, pero contiene muchas enseñanzas valiosas que Paula supo destacar de manera brillante.

Tuve la oportunidad de conocerla en persona durante la conferencia de lectores latinoamericanos celebrada en Bogotá (Colombia) en 2016, y me inspiró su alegría, su sentido del humor y su forma de celebrar la amistad y la vida. Su entusiasmo era inspirador y siempre recordaré su risa contagiosa.

Como prueba de la gran huella que dejó en la UBIS, me gustaría compartir algunas palabras de algunos de sus compañeros profesores-facilitadores:

Ulises Pedrique (Estados Unidos)

Conocer a Paula y sentir su ternura y calidez fue una verdadera delicia. Nuestras interacciones fueron pocas, pero transmitieron su esencia y fueron profundas y enriquecedoras. Las atesoraré en lo más profundo de mi corazón.

Soportó sus dolencias, sus incomodidades y sus limitaciones finales con hidalguía; nunca se quejó (al menos que yo sepa). Nunca dejó de ser Paula, la servicial.

Irma E. Aguilar Meana (México)

El abrazo de Paula era cálido y te hacía sentir parte de su hogar. Tenía una fuerza de presencia hermosa y gentil. Era como una hermana mayor en todo el sentido de la palabra. Jesús nos dio el ejemplo; Paula lo llevó a cabo tanto como pudo. Lamento no poder abrazarla más en este mundo, pero agradezco que haya estado en mi vida. En la mansonia la veremos.

Ana Isabel Franco (Estados Unidos)

El pasado mes de mayo, con motivo del Día de la Madre, fui cuatro días a Cancún. Cuando preparábamos el viaje, le hice saber a Paula la fecha en que estaría allí con la esperanza de encontrarme con ella y conocerla. Los días pasaron volando, compartidos con mi familia y mi nieto. Cuando Paula contestó, yo ya estaba de vuelta en casa. Pero nos consolamos con que no faltarían futuras oportunidades de vernos y abrazarnos. Exactamente un año después, el abrazo físico ya no era posible.

No debemos dejar cosas pendientes con la esperanza de hacerlas más tarde, porque el mañana puede que no llegue como esperábamos.

Erika Webster (Estados Unidos)

Paula mostró fielmente su espíritu de cooperación, tenía un tacto sutil pero eficaz para conseguir el compromiso de los profesores-facilitadores para ofrecerse como voluntarios y facilitar los cursos. Nunca incumplió el objetivo de tener un número determinado de cursos por trimestre.

Paula era una coordinadora práctica y organizada, eficaz en su trabajo en el comité del cuerpo docente y formación de profesores-facilitadores. Su buen humor y buena disposición estaban siempre a flor de piel, y era evidente que disfrutaba con lo que hacía. Su presencia y persistencia ayudaron a generar el número necesario de cursos en español.

Siempre recordaré con cariño la dedicación de Paula, su trato firme pero con tacto hacia nuestro grupo, su gran organización y su alegría.

Wanda Veloz (República Dominicana)

Paula, con su dulzura, pero también con su firmeza, consiguió voluntarios para facilitar los cursos de una manera muy fluida y bonita. Era tremendamente organizada, y cuando nos invitaba a reunirnos para hablar de los cursos a impartir, ¡venía preparada! También conseguía reclutar mentores para los nuevos facilitadores. ¿Quién podía decirle que no a Paula cuando lo abordaba con tanto entusiasmo, firme sutileza y alegría?

A veces me pregunto cómo nos las arreglaremos sin su guía, pero entiendo que nos mostró con su gran ejemplo cómo continuar y mantener vivo el hermoso legado que nos dejó: su sonrisa, su sabiduría y su gran corazón.

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