Documento 40 - Los Hijos de Dios ascendentes

   
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El libro de Urantia

Documento 40

Los Hijos de Dios ascendentes

40:0.1 (443.1) COMO ocurre con muchos de los principales grupos de seres del universo, nos han sido reveladas siete clases generales de Hijos de Dios ascendentes:

40:0.2 (443.2) 1. Mortales fusionados con el Padre.

40:0.3 (443.3) 2. Mortales fusionados con el Hijo.

40:0.4 (443.4) 3. Mortales fusionados con el Espíritu.

40:0.5 (443.5) 4. Serafines evolutivas.

40:0.6 (443.6) 5. Hijos Materiales ascendentes.

40:0.7 (443.7) 6. Intermedios trasladados.

40:0.8 (443.8) 7. Ajustadores Personalizados.

40:0.9 (443.9) La historia de estos seres, desde los humildes mortales de origen animal de los mundos evolutivos hasta los Ajustadores Personalizados del Padre Universal, constituye el relato glorioso del pródigo otorgamiento de amor divino y amable condescendencia en todos los tiempos y en todos los universos de la inmensa creación de las Deidades del Paraíso.

40:0.10 (443.10) Estas exposiciones comenzaron con una descripción de las Deidades y, grupo tras grupo, la narración ha descendido por la escala universal de los seres vivos hasta alcanzar el orden más bajo de vida dotada con el potencial de inmortalidad. Y ahora yo —en otro tiempo mortal originario de un mundo evolutivo del espacio— he sido enviado desde Salvington para ampliar y continuar el relato del propósito eterno de los Dioses respecto a los órdenes ascendentes de filiación, y más concretamente en lo que concierne a las criaturas mortales del tiempo y el espacio.

40:0.11 (443.11) Dado que la mayor parte de esta narración estará dedicada a los tres órdenes básicos de mortales ascendentes, consideraremos primero los órdenes ascendentes no mortales de filiación: el seráfico, el adánico, el de los intermedios y el de los Ajustadores.

1. Las serafines evolutivas

40:1.1 (443.12) Las criaturas mortales de origen animal no son los únicos seres que tienen el privilegio de disfrutar de la filiación; las huestes angélicas comparten también la oportunidad celestial de lograr el Paraíso. Las serafines guardianas, por su experiencia y su servicio con los mortales ascendentes del tiempo, logran también el estatus de filiación ascendente. Estas ángeles alcanzan el Paraíso a través de Serafington, e incluso muchas de ellas son incorporadas al Cuerpo de la Finalización de los Mortales.

40:1.2 (443.13) Escalar hasta las alturas supernas de la filiación finalitaria con Dios es una consecución magistral para una ángel, un logro que trasciende con mucho vuestro logro de la supervivencia eterna a través del plan del Hijo Eterno con la ayuda constante del Ajustador siempre presente en vuestro interior. A pesar de ello las serafines guardianas, y ocasionalmente otras, logran llevar a cabo esas ascensiones.

2. Los Hijos Materiales ascendentes

40:2.1 (444.1) Los Hijos Materiales de Dios son creados en el universo local junto con los Melquisedec y sus compañeros, que están todos clasificados como Hijos descendentes. Y es cierto que los Adanes Planetarios —los Hijos y las Hijas Materiales de los mundos evolutivos— son Hijos descendentes, pues bajan a los mundos habitados desde sus esferas de origen, las capitales de los sistemas locales.

40:2.2 (444.2) Cuando un Adán y una Eva han cumplido con éxito su misión planetaria conjunta de elevadores biológicos, comparten el destino de los habitantes de su mundo. Cuando ese mundo se asienta en las etapas avanzadas de luz y vida, a estos fieles Hijo e Hija Materiales se les permite renunciar a todas sus funciones administrativas planetarias, y una vez liberados así de la aventura descendente, pueden registrarse como Hijos Materiales perfeccionados en los archivos del universo local. Del mismo modo, los Hijos Materiales de estatus estacionario —ciudadanos de los sistemas locales—, cuando su asignación a un planeta se demora mucho, pueden renunciar a sus actividades en la esfera donde tienen dicho estatus y registrarse igualmente como Hijos Materiales perfeccionados. Tras estas formalidades, estos Adanes y Evas liberados son acreditados como Hijos de Dios ascendentes y pueden empezar de inmediato el largo viaje hacia Havona y el Paraíso, partiendo desde el punto exacto que corresponda a su estatus y a su logro espiritual en ese momento. Hacen este viaje en compañía de los mortales y otros Hijos ascendentes, y lo continúan hasta que encuentran a Dios y alcanzan el Cuerpo de la Finalización de los Mortales que está al servicio eterno de las Deidades del Paraíso.

3. Los intermedios trasladados

40:3.1 (444.3) Poco después de que un planeta evolutivo haya alcanzado las épocas intermedias de luz y vida (si no antes), los dos grupos de criaturas intermedias son liberados de sus deberes planetarios, aunque están privados de los beneficios directos de los otorgamientos planetarios de los Hijos de Dios descendentes y se ha aplazado por mucho tiempo su ascenso al Paraíso. Algunas veces, la mayoría son trasladados junto con sus primos humanos el día en que desciende el templo de luz y es elevado el Príncipe Planetario a la dignidad de Soberano Planetario. Tras haber sido liberados de su servicio planetario, los dos órdenes son registrados en el universo local como Hijos de Dios ascendentes y empiezan de inmediato el largo ascenso al Paraíso por las mismas rutas establecidas para la progresión de las razas mortales de los mundos materiales. El grupo primario es destinado a los diversos cuerpos de finalitarios, pero todos los intermedios secundarios o adánicos son dirigidos a inscribirse en el Cuerpo de los Mortales de la Finalización.

4. Los Ajustadores Personalizados

40:4.1 (444.4) Cuando los mortales del tiempo, en su vinculación planetaria con los dones de espíritu del Padre Universal, no logran conseguir la supervivencia eterna de su alma, ese fracaso no se debe nunca a ninguna negligencia en el deber, el ministerio, el servicio o la dedicación del Ajustador. A la muerte del mortal estos Monitores abandonados regresan a Divinington y posteriormente, tras el juicio del no superviviente, pueden ser destinados de nuevo a los mundos del tiempo y el espacio. A veces, tras servicios repetidos de este tipo o después de alguna experiencia excepcional, como la de ejercer de Ajustador interior de un Hijo de otorgamiento encarnado, el Padre Universal personaliza a estos eficientes Ajustadores.

40:4.2 (445.1) Los Ajustadores Personalizados son seres de un orden único e insondable. Aunque su estatus era existencial y prepersonal en origen, se han vuelto experienciales al participar en las vidas y las carreras de los humildes mortales de los mundos materiales. Y puesto que la personalidad otorgada a estos experimentados Ajustadores del Pensamiento tiene su fuente y origen en el ministerio personal y continuado del Padre Universal que otorga la personalidad experiencial a su creación de criaturas, estos Ajustadores Personalizados están clasificados como Hijos de Dios ascendentes, el más alto de todos esos órdenes de filiación.

5. Los mortales del tiempo y el espacio

40:5.1 (445.2) Los mortales representan el último eslabón de la cadena de seres llamados hijos de Dios. El toque personal del Hijo Original y Eterno se transmite hacia abajo a través de una serie de personalizaciones cada vez menos divinas y más humanas hasta llegar a un ser muy parecido a vosotros, al que podéis ver, oír y tocar. ¡Y entones se os hace espiritualmente conscientes de la gran verdad que vuestra fe puede captar: la filiación con el Dios eterno!

40:5.2 (445.3) De igual modo, el Espíritu Original e Infinito, mediante una larga serie de órdenes cada vez menos divinos y más humanos, se va acercando a las criaturas que luchan en los mundos. Alcanza el límite de su expresión en las ángeles —creadas solo un poco por encima de vosotros— que os guardan y guían personalmente en el viaje por la vida de la carrera del mortal del tiempo.

40:5.3 (445.4) Dios Padre no desciende, no puede descender así para establecer un contacto personal tan cercano con el número casi ilimitado de criaturas ascendentes de todo el universo de universos. Pero el Padre no está privado de contacto personal con sus criaturas humildes; no os falta la presencia divina. Aunque Dios Padre no puede estar con vosotros mediante una manifestación directa de su personalidad, está en vosotros y es parte de vosotros en la identidad de los Ajustadores del Pensamiento que moran en vuestro interior, los Monitores divinos. De este modo, el Padre, que es el más lejano a vosotros en personalidad y en espíritu, es el que más se acerca a vosotros en el circuito de la personalidad y en el contacto en el espíritu de la comunión interior con las almas mismas de sus hijos e hijas mortales.

40:5.4 (445.5) La identificación con el espíritu constituye el secreto de la supervivencia personal y determina el destino de la ascensión espiritual. Y puesto que los Ajustadores del Pensamiento son los únicos espíritus con potencial de fusión que se pueden identificar con el hombre durante la vida en la carne, los mortales del tiempo y el espacio se clasifican principalmente según su relación con estos dones divinos, los Monitores de Misterio que moran en su interior. Esta clasificación es como sigue:

40:5.5 (445.6) 1. Mortales con estancia transitoria o experiencial del Ajustador.

40:5.6 (445.7) 2. Mortales sin potencial de fusión con el Ajustador.

40:5.7 (445.8) 3. Mortales con potencial de fusión con el Ajustador.

40:5.8 (445.9) Primera serie: mortales con estancia transitoria o experiencial del Ajustador. Esta denominación de serie es temporal para todo planeta en evolución y se usa durante las etapas más tempranas de todos los mundos habitados, excepto los de la segunda serie.

40:5.9 (445.10) Los mortales de la primera serie habitan los mundos del espacio durante las épocas más tempranas de la evolución de la humanidad y abarcan los tipos más primitivos de mentes humanas. En muchos mundos como la Urantia preadánica, numerosos hombres primitivos de los tipos más altos y avanzados adquieren la capacidad de sobrevivir, pero no pueden lograr la fusión con el Ajustador. Durante edades y edades, antes de que el hombre ascienda al nivel superior de volición espiritual, los Ajustadores ocupan la mente de esas criaturas luchadoras durante su corta vida en la carne, y en el momento en que estas criaturas con voluntad son habitadas por Ajustadores, las ángeles guardianas colectivas empiezan a actuar. Estos mortales de la primera serie no tienen guardianas personales, pero sí colectivas.

40:5.10 (446.1) Un Ajustador experiencial permanece con un ser humano primitivo durante toda su vida en la carne. Los Ajustadores contribuyen mucho al avance del hombre primitivo, pero son incapaces de formar uniones eternas con estos mortales. Este ministerio transitorio de los Ajustadores produce un doble resultado. En primer lugar, adquieren una experiencia valiosa y real de la naturaleza y el funcionamiento del intelecto evolutivo, experiencia que será inestimable para sus futuros contactos con seres más desarrollados en otros mundos. En segundo lugar, la estancia transitoria de los Ajustadores contribuye mucho a preparar a sus sujetos mortales para una posible fusión posterior con el Espíritu. Todas las almas de este tipo que buscan a Dios consiguen la vida eterna mediante el abrazo espiritual del Espíritu Madre del universo local, y se convierten así en mortales ascendentes del régimen del universo local. Muchas personas de la Urantia preadánica fueron ascendidas de este modo a los mundos mansión de Satania.

40:5.11 (446.2) Los Dioses que ordenaron que el hombre mortal escalara a niveles más altos de inteligencia espiritual a través de largas edades de pruebas y tribulaciones evolutivas, toman nota de su estatus y sus necesidades en cada etapa del ascenso. Y son siempre divinamente equitativos y justos, incluso encantadoramente misericordiosos, en los juicios finales de esos mortales luchadores de los primeros días de las razas en evolución.

40:5.12 (446.3) Segunda serie: mortales sin potencial de fusión con el Ajustador. Son tipos especializados de seres humanos que no tienen posibilidad de unirse eternamente con el Ajustador que mora en su interior. La clasificación en razas de uno, dos y tres cerebros no interviene como factor en la fusión con el Ajustador, pues todos estos mortales son similares. En cambio, los mortales sin potencial de fusión con el Ajustador son un orden totalmente distinto y notablemente modificado de criaturas con voluntad. Muchos seres no respiradores pertenecen a esta serie, y existen otros tantos grupos que no se fusionan de modo habitual con los Ajustadores.

40:5.13 (446.4) Como ocurre en la primera serie, cada miembro de este grupo disfruta del ministerio de un solo Ajustador durante su vida en la carne. Durante la vida temporal, estos Ajustadores hacen por los sujetos en cuyo interior habitan temporalmente todo lo que se hace en otros mundos donde los mortales tienen potencial de fusión. Los mortales de esta segunda serie están habitados muchas veces por Ajustadores vírgenes, pero los tipos humanos más altos están muchas veces en contacto con Monitores magistrales y experimentados.

40:5.14 (446.5) En el plan ascendente de elevación de las criaturas de origen animal, estos seres disfrutan del mismo dedicado servicio de los Hijos de Dios que se ofrece al tipo de mortales de Urantia. En los planetas de no fusión, la cooperación seráfica con los Ajustadores es tan plena como en los mundos con potencial de fusión. Las guardianas del destino ejercen su ministerio en esas esferas exactamente igual que en Urantia, y actúan de forma similar en el momento de la supervivencia del mortal, el momento en que el alma superviviente se fusiona con el Espíritu.

40:5.15 (446.6) Cuando encontréis a estos tipos de mortales modificados en los mundos mansión, no tendréis ninguna dificultad para comunicaros con ellos. Hablan allí el mismo idioma del sistema pero mediante una técnica modificada. Estos seres son idénticos a vuestro orden de vida de criaturas en las manifestaciones del espíritu y de la personalidad, y solo se diferencian en ciertas características físicas y en el hecho de que no se pueden fusionar con los Ajustadores del Pensamiento.

40:5.16 (447.1) Desconozco la razón exacta por la que este tipo de criatura no puede fusionarse nunca con los Ajustadores del Padre Universal. Algunos de nosotros nos inclinamos a creer que los Portadores de Vida, en sus esfuerzos por formular seres capaces de mantener la existencia en un entorno planetario inusual, se enfrentan con la necesidad de hacer modificaciones tan radicales en el plan del universo de criaturas inteligentes con voluntad, que resulta inherentemente imposible llevar a cabo una unión permanente con los Ajustadores. Hemos preguntado a menudo: ¿Esto forma parte intencionada o no intencionada del plan de ascensión? Pero no hemos encontrado la respuesta.

40:5.17 (447.2) Tercera serie: mortales con potencial de fusión con el Ajustador. Todos los mortales fusionados con el Padre son de origen animal, exactamente igual que las razas de Urantia. Esta serie engloba a tres tipos de mortales con potencial de fusión con el Ajustador: de uno, dos y tres cerebros. Los urantianos son del tipo intermedio o de dos cerebros, y son en muchos aspectos humanamente superiores a los grupos de un cerebro, pero claramente limitados en comparación con los órdenes de tres cerebros. Estos tres tipos de dotación de cerebro físico no son factores determinantes en el otorgamiento de Ajustadores, en el servicio seráfico ni en ningún otro aspecto del ministerio de espíritu. La diferenciación intelectual y espiritual entre los tres tipos de cerebro caracteriza a individuos que son por lo demás muy semejantes en dotación de mente y en potencial espiritual. Esta diferenciación es mayor en la vida temporal y tiende a disminuir a medida que se atraviesan los mundos mansión uno tras otro. A partir de las sedes de sistema, la progresión de estos tres tipos es la misma y su destino final en el Paraíso es idéntico.

40:5.18 (447.3) Las series sin numerar. No es posible incluir en estas narraciones todas las fascinantes variaciones de los mundos evolutivos. Sabéis que cada décimo mundo es un planeta decimal o experimental, pero no sabéis nada de las otras variables que jalonan la procesión de las esferas evolutivas. Hay demasiadas diferencias como para poderlas describir, tanto entre los órdenes revelados de criaturas vivas como entre los planetas de un mismo grupo, pero esta presentación deja claras las diferencias esenciales en relación con la carrera de ascensión. Y la carrera de ascensión es el factor más importante en cualquier consideración sobre los mortales del tiempo y el espacio.

40:5.19 (447.4) En cuanto a las posibilidades de supervivencia de los mortales, que quede claro para siempre: todas las almas de cualquier fase posible de existencia mortal sobrevivirán siempre y cuando manifiesten su buena voluntad de cooperar con los Ajustadores que moran en su interior y muestren su deseo de encontrar a Dios y lograr la perfección divina, aunque esos deseos solo sean los primeros débiles parpadeos de la comprensión primitiva de esa «luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo».

6. Los hijos de Dios por la fe

40:6.1 (447.5) Las razas mortales representan el orden más bajo de creación inteligente y personal. Vosotros, los mortales, sois amados por la divinidad, y cada uno de vosotros puede elegir aceptar o no el destino cierto de una experiencia gloriosa, pero no pertenecéis aún por naturaleza al orden divino; sois enteramente mortales. Seréis considerados hijos ascendentes en el mismo instante en que tenga lugar la fusión, pero antes de que se produzca la amalgamación final del alma superviviente del mortal con algún tipo de espíritu eterno e inmortal, el estatus de los mortales del tiempo y el espacio es el de hijos por la fe.

40:6.2 (448.1) Es un hecho solemne y superno que criaturas tan humildes y materiales como los seres humanos de Urantia son hijos de Dios, hijos del Altísimo por la fe. «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre que somos llamados hijos de Dios.» «A todos cuantos lo recibieron les dio el poder de reconocer que son hijos de Dios.» Aunque «no parece aún que lo seréis», incluso ahora «sois hijos de Dios por la fe», «pues no habéis recibido el espíritu de la esclavitud para volver a tener miedo, sino que habéis recibido el espíritu de la filiación por medio del cual gritáis: ‘Padre nuestro’». Dijo el profeta de la antigüedad en nombre del Dios eterno: «También a ellos les daré un lugar en mi casa y un nombre mejor que el de hijos; les daré un nombre sempiterno, uno que no será borrado». «Y puesto que sois hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a vuestros corazones.»

40:6.3 (448.2) Todos los mundos evolutivos habitados por mortales albergan a estos hijos de Dios por la fe, hijos de la gracia y la misericordia, seres mortales que pertenecen a la familia divina y que son llamados en consecuencia hijos de Dios. Los mortales de Urantia tienen derecho a considerarse hijos de Dios porque:

40:6.4 (448.3) 1. Sois hijos de la promesa espiritual, hijos por la fe; habéis aceptado el estatus de filiación. Creéis en la realidad de vuestra filiación y así vuestra filiación con Dios se hace eternamente real.

40:6.5 (448.4) 2. Un Hijo Creador de Dios se hizo uno de vosotros. Es de hecho vuestro hermano mayor, y si en espíritu os convertís verdaderamente en hermanos y familia de Cristo, el victorioso Miguel, tendréis que ser también en espíritu hijos de ese Padre que tenéis en común: el mismo Padre Universal de todos.

40:6.6 (448.5) 3. Sois hijos porque el espíritu de un Hijo se ha derramado sobre vosotros, se ha otorgado de manera profusa y cierta a todas las razas de Urantia. Este espíritu os atrae siempre hacia el Hijo divino, que es su fuente, y hacia el Padre del Paraíso, que es la fuente de ese Hijo divino.

40:6.7 (448.6) 4. Por su divino libre albedrío, el Padre Universal os ha dado vuestra personalidad de criatura. Habéis sido dotados de una parte de esa espontaneidad divina de acción de libre albedrío que Dios comparte con todos aquellos que pueden convertirse en sus hijos.

40:6.8 (448.7) 5. Mora dentro de vosotros un fragmento del Padre Universal, y estáis así directamente emparentados con el Padre divino de todos los Hijos de Dios.

7. Los mortales fusionados con el Padre

40:7.1 (448.8) El envío de Ajustadores, su morar en vuestro interior, es en verdad uno de los misterios insondables de Dios Padre. Estos fragmentos de la naturaleza divina del Padre Universal traen consigo el potencial de inmortalidad de las criaturas. Los Ajustadores son espíritus inmortales, y la unión con ellos confiere vida eterna al alma del mortal fusionado.

40:7.2 (448.9) Vuestras propias razas de mortales supervivientes pertenecen a este grupo de Hijos de Dios ascendentes. Ahora sois hijos planetarios, criaturas evolutivas procedentes de las implantaciones de los Portadores de Vida y modificadas por la infusión de vida adánica. No sois aún hijos ascendentes, pero sois en verdad hijos con potencial de ascensión incluso hasta las mayores alturas de gloria y de logro de la divinidad, y este estatus espiritual de filiación ascendente lo podéis alcanzar por la fe y mediante la cooperación libre y voluntaria con las actividades espiritualizantes del Ajustador que mora dentro de vosotros. Cuando vosotros y vuestro Ajustador os fusionéis finalmente y para siempre, cuando los dos os hagáis uno como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre son uno en Cristo Miguel, entonces os habréis convertido de hecho en hijos de Dios ascendentes.

40:7.3 (449.1) Los detalles de la carrera de ministerio interior de los Ajustadores en un planeta de prueba y evolutivo no son parte de mi misión. El desarrollo de esta gran verdad abarca toda vuestra carrera. Solo mencionaré ciertas funciones de los Ajustadores para hacer una exposición completa sobre los mortales fusionados con el Ajustador. Estos fragmentos de Dios moran en el interior de vuestro orden de seres desde los primeros días de vuestra existencia física, luego durante toda vuestra carrera ascendente en Nebadon y Orvonton, y finalmente a través de Havona hasta vuestra llegada al Paraíso mismo. A partir de entonces, ese mismo Ajustador será uno con vosotros y formará parte de vosotros en la aventura eterna.

40:7.4 (449.2) Estos son los mortales a quienes el Padre Universal ha ordenado: «Sed perfectos como yo soy perfecto». El Padre se os ha otorgado, ha colocado su propio espíritu dentro de vosotros. Por eso espera de vosotros la perfección última. La narración del ascenso humano desde las esferas de los mortales del tiempo hasta los dominios divinos de la eternidad constituye un relato fascinante que no forma parte de mi misión, pero esa aventura celeste debería ser el estudio supremo del hombre mortal.

40:7.5 (449.3) La fusión con un fragmento del Padre Universal equivale a una validación divina del logro final del Paraíso, y esos mortales fusionados con el Ajustador son los únicos seres humanos que atraviesan todos ellos los circuitos de Havona y encuentran a Dios en el Paraíso. Para el mortal fusionado con el Ajustador, la carrera de servicio universal está abierta de par en par. ¡Qué dignidad de destino y qué gloria de logro os espera a cada uno! ¿Apreciáis plenamente lo que se ha hecho por vosotros? ¿Comprendéis la grandiosidad de las consecuciones eternas que se extienden ante vosotros, los mismos que recorréis ahora penosamente el humilde sendero de la vida a través de vuestro llamado «valle de lágrimas»?

8. Los mortales fusionados con el Hijo

40:8.1 (449.4) Aunque prácticamente todos los mortales supervivientes se fusionan con su Ajustador en uno de los mundos mansión o nada más llegar a esferas más altas de la morontia, hay ciertos casos en los que la fusión se retrasa, y algunos no experimentan esta seguridad final de sobrevivir hasta que llegan a los últimos mundos educativos de la sede del universo. Hay también una minoría de estos candidatos mortales a la vida sin fin que no consigue de ninguna manera fusionar su identidad con su fiel Ajustador.

40:8.2 (449.5) Estos mortales fueron considerados dignos de sobrevivir por las autoridades de enjuiciamiento, e incluso sus Ajustadores regresaron de Divinington para mostrar que estaban de acuerdo con su ascenso a los mundos mansión. Estos seres han ascendido a través de un sistema, una constelación y los mundos educativos del circuito de Salvington. Han tenido las «setenta veces siete» oportunidades de fusionarse y aun así no han podido lograr la unicidad con su Ajustador.

40:8.3 (449.6) Cuando se hace patente que alguna dificultad de sincronización está inhibiendo la fusión con el Padre, se convoca a los árbitros del Hijo Creador encargados de la supervivencia. Y cuando este tribunal investigador, sancionado por un representante personal de los Ancianos de los Días, determina finalmente que no encuentra ninguna causa imputable al mortal ascendente que impida lograr la fusión, lo certifican así en los registros del universo local y trasmiten sus conclusiones a los Ancianos de los Días. Acto seguido, el Ajustador interior vuelve a Divinington para ser confirmado por los Monitores Personalizados, y tras esta despedida el mortal de morontia se fusiona inmediatamente con un don individualizado del espíritu del Hijo Creador.

40:8.4 (450.1) Igual que las esferas de la morontia de Nebadon son compartidas con los mortales fusionados con el Espíritu, estas criaturas fusionadas con el Hijo comparten los servicios de Orvonton con sus hermanos fusionados con el Ajustador que están viajando hacia dentro en dirección a la lejana Isla del Paraíso. Son verdaderamente vuestros hermanos y disfrutaréis mucho de vuestra relación con ellos cuando paséis por los mundos de formación del superuniverso.

40:8.5 (450.2) Los mortales fusionados con el Hijo no son un grupo numeroso; en el superuniverso de Orvonton son menos de un millón. Aparte del destino residencial en el Paraíso, son iguales en todos los sentidos a sus compañeros fusionados con el Ajustador. Viajan con frecuencia al Paraíso en misiones del superuniverso, pero raras veces residen allí de forma permanente ya que están, como clase, confinados a su superuniverso natal.

9. Los mortales fusionados con el Espíritu

40:9.1 (450.3) Los mortales ascendentes fusionados con el Espíritu no son personalidades de la Tercera Fuente. Están incluidos en el circuito de personalidad del Padre pero se han fusionado con individualizaciones del espíritu premente de la Tercera Fuente y Centro. Esa fusión con el Espíritu no ocurre nunca durante el lapso de la vida natural; solo se produce en el momento del despertar del mortal a la existencia de la morontia en los mundos mansión. En la experiencia de fusión no hay imbricaciones; la criatura con voluntad se fusiona bien con el Espíritu, bien con el Hijo o bien con el Padre. Las que se fusionan con el Ajustador, es decir, con el Padre, no se fusionan jamás con el Espíritu ni con el Hijo.

40:9.2 (450.4) El hecho de que estos tipos de criaturas mortales no sean candidatos a la fusión con el Ajustador no impide que moren en su interior Ajustadores durante la vida en la carne. Los Ajustadores trabajan en la mente de estos seres durante el lapso de la vida material, pero nunca se hacen eternamente uno con las almas que tienen a su cargo. Durante esta estancia temporal, los Ajustadores construyen efectivamente el mismo equivalente espiritual de la naturaleza mortal —el alma— que en los candidatos a la fusión con el Ajustador. Hasta el momento de la muerte del mortal, el trabajo de los Ajustadores es idéntico a su función en vuestras propias razas, pero con la disolución de la muerte, los Ajustadores se despiden eternamente de estos candidatos a la fusión con el Espíritu y se dirigen directamente a Divinington, la sede de todos los Monitores divinos, a la espera de nuevas misiones de su orden.

40:9.3 (450.5) Cuando estos supervivientes durmientes son repersonalizados en los mundos mansión, el lugar de los antiguos Ajustadores es ocupado por una individualización del espíritu de la Ministra Divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local en cuestión. Esta infusión de espíritu convierte a estas criaturas supervivientes en mortales fusionados con el Espíritu. Estos seres son en todos los sentidos iguales a vosotros en mente y espíritu. Y son en verdad vuestros coetáneos, ya que comparten las esferas mansión y las de la morontia con vuestro orden de candidatos a la fusión y con los que se fusionarán con el Hijo.

40:9.4 (450.6) Hay, sin embargo, un detalle que diferencia a los mortales fusionados con el Espíritu de sus hermanos ascendentes. El recuerdo del mortal de su experiencia humana en los mundos materiales de origen sobrevive a la muerte en la carne porque el Ajustador que mora en su interior ha adquirido un equivalente de espíritu, una trascripción, de los acontecimientos de la vida humana que tuvieron relevancia espiritual. En cambio, para los mortales fusionados con el Espíritu no existe ningún mecanismo que permita la persistencia del recuerdo humano. Las trascripciones de la memoria hechas por el Ajustador son completas y están intactas, pero son propiedad experiencial de los Ajustadores que han partido y no están a disposición de las criaturas en cuyo interior moraron anteriormente. Dichas criaturas se despiertan, por lo tanto, en las salas de resurrección de las esferas de la morontia de Nebadon como si fueran seres recién creados, criaturas sin consciencia de una existencia anterior.

40:9.5 (451.1) Estos hijos del universo local tienen la posibilidad de recuperar gran parte de los recuerdos de su experiencia humana anterior haciendo que se los cuenten sus compañeras serafines y querubines y consultando los registros de su carrera como mortales archivados por las ángeles registradoras. Pueden hacer esto con indudable garantía porque, aunque el alma superviviente con origen experiencial en la vida material y mortal no tiene ningún recuerdo de los acontecimientos de su etapa mortal, sí tiene una reacción de reconocimiento experiencial residual hacia estos acontecimientos no recordados de su experiencia pasada.

40:9.6 (451.2) Cuando a un mortal fusionado con el Espíritu le cuentan los acontecimientos de su experiencia pasada, que no recuerda, hay una respuesta inmediata de reconocimiento experiencial en el alma (la identidad) de este superviviente que confiere instantáneamente al acontecimiento narrado el tinte emocional de la realidad y la cualidad intelectual del hecho. Esta doble respuesta constituye la reconstrucción, el reconocimiento y la validación de una faceta no recordada de su experiencia como mortal.

40:9.7 (451.3) Incluso en los candidatos a la fusión con el Ajustador, solo las experiencias humanas que tuvieron valor espiritual son propiedad común del superviviente mortal y el Ajustador que regresa, y por ello son recordadas inmediatamente tras la supervivencia del mortal. En cuanto a los acontecimientos que no tuvieron relevancia espiritual, incluso estos futuros fusionados con el Ajustador tienen que depender del atributo de reacción de reconocimiento del alma superviviente. Y puesto que un determinado acontecimiento puede tener una connotación espiritual para un mortal pero no para otro, resulta posible que un grupo de ascendentes contemporáneos del mismo planeta ponga en común su depósito de acontecimientos recordados por el Ajustador para reconstruir así cualquier experiencia que hayan tenido en común y fuera de valor espiritual en la vida de alguno de ellos.

40:9.8 (451.4) Aunque comprendemos bastante bien estas técnicas de reconstrucción de la memoria, no captamos la técnica de reconocimiento de la personalidad. Las personalidades que en un tiempo estuvieron vinculadas reaccionan entre sí de forma totalmente independiente del funcionamiento de su memoria, si bien es cierto que son necesarias la propia memoria y sus técnicas de reconstrucción para conferir a esta reacción mutua de las personalidades la plenitud del reconocimiento.

40:9.9 (451.5) Un superviviente fusionado con el Espíritu puede aprender también mucho sobre su vida en la carne volviendo a visitar su mundo nativo después de la dispensación planetaria en la que vivió. A estos hijos fusionados con el Espíritu se les conceden estas oportunidades de investigar su carrera humana puesto que están, por lo general, confinados al servicio del universo local. No comparten vuestro alto y ensalzado destino en el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Solo los mortales fusionados con el Ajustador y otros seres ascendentes especialmente abrazados se incorporan al colectivo de los que esperan la aventura eterna de la Deidad. Los mortales fusionados con el Espíritu son los ciudadanos permanentes de los universos locales; pueden aspirar al destino paradisiaco, pero no pueden estar seguros de lograrlo. En Nebadon, su hogar en el universo es el octavo grupo de mundos que rodean Salvington, un destino en el cielo de naturaleza y ubicación muy semejantes a lo imaginado en las tradiciones planetarias de Urantia.

10. Los destinos de los ascendentes

40:10.1 (452.1) Los mortales fusionados con el Espíritu están, por regla general, confinados a un universo local; los supervivientes fusionados con el Hijo están restringidos a un superuniverso; los mortales fusionados con el Ajustador están destinados a penetrar el universo de universos. Los espíritus que se fusionan con los mortales ascienden siempre a su nivel de origen; estas entidades de espíritu regresan infaliblemente a la esfera de su fuente primaria.

40:10.2 (452.2) Los mortales fusionados con el Espíritu son del universo local; normalmente no ascienden más allá de los confines de su entorno nativo, más allá de los límites del ámbito espacial del espíritu que los permea. Del mismo modo, los ascendentes fusionados con el Hijo suben a la fuente de su dotación de espíritu, pues así como el Espíritu de la Verdad de un Hijo Creador se focaliza en su compañera, la Ministra Divina, su «espíritu de fusión» está implementado en los Espíritus Reflectantes de los universos más altos. Esta relación de espíritus entre los niveles local y superuniversal de Dios Séptuplo puede ser difícil de explicar pero no de percibir, ya que se revela inequívocamente en los hijos de los Espíritus Reflectantes: las Voces secoráficas de los Hijos Creadores. El Ajustador del Pensamiento, que proviene del Padre del Paraíso, no cesa nunca hasta que el hijo mortal está cara a cara con el Dios eterno.

40:10.3 (452.3) La variable misteriosa de la técnica asociativa por la que un ser mortal no se fusiona o no se puede fusionar eternamente con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior podría denotar un defecto aparente en el programa de ascensión. Las fusiones con el Hijo y con el Espíritu dan la impresión a primera vista de ser compensaciones de fallos no explicados en algún detalle del plan de logro del Paraíso. Pero todas estas conclusiones son erróneas. Se nos enseña que todos estos acontecimientos se desarrollan conforme a las leyes establecidas por los Regidores Supremos del Universo.

40:10.4 (452.4) Hemos analizado este problema y hemos llegado a la indudable conclusión de que el envío de todos los mortales a un destino último en el Paraíso sería injusto para los universos del espacio-tiempo, ya que las cortes de los Hijos Creadores y de los Ancianos de los Días dependerían enteramente de los servicios de seres que están de tránsito hacia mundos más altos. Parece muy adecuado que los gobiernos de los universos locales y los superuniversos estén ambos provistos de un grupo permanente de ciudadanía ascendente; que las funciones de estas administraciones se enriquezcan con los esfuerzos de ciertos grupos de mortales glorificados con estatus permanente que sean los complementos evolutivos de los abandonters y los susatia. Ahora bien, es obvio que el presente programa de ascensión proporciona eficazmente a las administraciones del espacio-tiempo los grupos precisos de estas criaturas ascendentes. Y nos hemos preguntado muchas veces: ¿forma todo esto parte intencionada de los sabios planes de los Arquitectos del Universo Maestro diseñados para proporcionar a los Hijos Creadores y a los Ancianos de los Días una población ascendente estable, con órdenes evolucionados de ciudadanía que se harán cada vez más competentes para llevar adelante los asuntos de estos dominios en las edades por venir del universo?

40:10.5 (452.5) Que el destino de los mortales varíe de esta manera no prueba en modo alguno que uno sea necesariamente mayor o menor que otro, sino que son simplemente distintos. Los ascendentes fusionados con el Ajustador tienen en verdad ante sí una carrera grande y gloriosa como finalitarios en el futuro eterno, pero eso no significa que se les prefiera a sus hermanos ascendentes. No hay favoritismos, no hay nada arbitrario, en el funcionamiento selectivo del plan divino de supervivencia de los mortales.

40:10.6 (453.1) Aunque es evidente que los finalitarios fusionados con el Ajustador disfrutan de la oportunidad de servicio más amplia de todas, el logro de esa meta les cierra automáticamente la posibilidad de participar en la lucha multisecular de algún universo o superuniverso, desde sus épocas más primitivas y menos asentadas hasta las eras posteriores y establecidas de logro relativo de la perfección. Los finalitarios adquieren una experiencia extensa y maravillosa de servicio transitorio en los siete segmentos del gran universo, pero no adquieren normalmente ese conocimiento íntimo de un universo dado que ya ahora caracteriza a los veteranos del Cuerpo de la Compleción de Nebadon fusionados con el Espíritu. Estos seres tienen la oportunidad de presenciar la procesión ascendente de las edades planetarias a medida que se despliegan una a una en diez millones de mundos habitados. Y en el fiel servicio de estos ciudadanos del universo local hay una superposición de experiencias sobre experiencias, hasta que el correr del tiempo hace madurar en ellos la alta calidad de sabiduría que es fruto de la experiencia focalizada —sabiduría con autoridad— y esto en sí mismo es un factor vital en el asentamiento de cualquier universo local.

40:10.7 (453.2) Lo que sucede con los que se fusionan con el Espíritu sucede también con los mortales fusionados con el Hijo que han conseguido estatus residencial en Uversa. Algunos de estos seres proceden de las épocas más tempranas de Orvonton y representan un cuerpo de sabiduría de visión interior que se va acumulando lentamente con una visión cada vez más profunda y que está contribuyendo de forma progresiva con su servicio al bienestar y el asentamiento final del séptimo superuniverso.

40:10.8 (453.3) No sabemos cuál será el destino último de estos órdenes estacionarios de ciudadanía del universo local y del superuniverso, pero es muy posible que cuando los finalitarios del Paraíso estén abriendo nuevos caminos en los confines en expansión de la divinidad en los sistemas planetarios del primer nivel del espacio exterior, sus hermanos de lucha ascendente evolutiva fusionados con el Hijo y con el Espíritu estén contribuyendo de manera aceptable al mantenimiento del equilibrio experiencial de los superuniversos perfeccionados, mientras esperan preparados para dar la bienvenida a la corriente entrante de peregrinos al Paraíso que pudieran, en ese día lejano, entrar a raudales por Orvonton y sus creaciones hermanas como un inmenso torrente en busca de espíritu procedente de las galaxias ahora inexploradas y deshabitadas del espacio exterior.

40:10.9 (453.4) Aunque la mayoría de los que se fusionan con el Espíritu sirven permanentemente como ciudadanos de los universos locales, no todos lo hacen. Si algún aspecto de su ministerio en el universo requiriera su presencia personal en el superuniverso, se operarían en estos ciudadanos las transformaciones del ser que fueran necesarias para poder ascender al universo más alto. Y tras la llegada de los Guardianes Celestiales con órdenes de presentar a estos mortales fusionados con el Espíritu ante las cortes de los Ancianos de los Días, ascenderían para no volver jamás. Se convierten en pupilos del superuniverso y sirven de forma permanente como asistentes de los Guardianes Celestiales, salvo unos pocos que son llamados a su vez al servicio del Paraíso y de Havona.

40:10.10 (453.5) Como sus hermanos fusionados con el Espíritu, los que se fusionan con el Hijo ni atraviesan Havona ni logran llegar al Paraíso a menos que se hayan sometido a ciertas transformaciones modificadoras. Por razones buenas y suficientes, estos cambios se han operado en ciertos supervivientes fusionados con el Hijo, y estos seres se encuentran de vez en cuando en los siete circuitos del universo central. Así es como cierto número de mortales fusionados tanto con el Hijo como con el Espíritu ascienden efectivamente al Paraíso y alcanzan una meta equivalente en muchos aspectos a la que espera a los mortales fusionados con el Padre.

40:10.11 (453.6) Los mortales fusionados con el Padre son finalitarios potenciales. Su destino es el Padre Universal, y logran llegar hasta él, pero dentro de los límites de la presente edad del universo, los finalitarios, como tales, no alcanzan su destino. Siguen siendo criaturas inacabadas —espíritus de sexta etapa— y por lo tanto no activos en los dominios evolutivos con estatus previo al de luz y vida.

40:10.12 (454.1) Cuando un mortal finalitario es abrazado por la Trinidad —cuando se convierte en un Hijo Trinizado, como por ejemplo un Mensajero Poderoso— entonces ese finalitario ha logrado llegar a su destino al menos durante la presente edad del universo. Puede que los Mensajeros Poderosos y sus compañeros no sean espíritus de séptima etapa en sentido exacto, pero además de otras cosas, el abrazo de la Trinidad les dota de todo lo que un finalitario conseguirá alguna vez como espíritu de séptima etapa. Después de ser trinizados, los mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo pasan por la experiencia paradisiaca con los ascendentes fusionados con el Ajustador y son entonces idénticos a ellos en todas las cuestiones relacionadas con la administración de los superuniversos. Estos Hijos Trinizados de Selección o de Logro son, al menos por ahora, criaturas terminadas, en contraste con los finalitarios, que en el presente son criaturas inacabadas.

40:10.13 (454.2) En última instancia, sería poco adecuado utilizar las palabras «mayor» o «menor» al comparar los destinos de los órdenes ascendentes de filiación. Cada uno de estos hijos de Dios comparte la paternidad de Dios, y Dios ama a cada uno de sus hijos criatura de la misma manera. No hace más distinción de los destinos ascendentes que de las criaturas que puedan lograr tales destinos. El Padre ama a cada uno de sus hijos, y ese afecto es nada menos que verdadero, sagrado, divino, ilimitado, eterno y único: un amor otorgado a este hijo y a aquel hijo, individual, personal y exclusivamente. Y este amor eclipsa por completo todos los demás hechos. La filiación es la relación suprema de la criatura con el Creador.

40:10.14 (454.3) Como mortales podéis reconocer ahora vuestro lugar en la familia de filiación divina y empezar a sentir la obligación de aprovechar las ventajas que tan abundantemente ofrece el plan paradisiaco para la supervivencia de los mortales, el plan que fue tan enaltecido e iluminado por la experiencia de la vida de un Hijo de otorgamiento. Se han provisto todos los recursos y todo el poder necesarios para asegurar que alcancéis finalmente la meta paradisiaca de la perfección divina.

40:10.15 (454.4) [Presentado por un Mensajero Poderoso adscrito temporalmente al personal de Gabriel de Salvington.]

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