Documento 8 - El Espíritu Infinito

   
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El libro de Urantia

Documento 8

El Espíritu Infinito

8:0.1 (90.1) ALLÁ en la eternidad, cuando el «primer» pensamiento infinito y absoluto del Padre Universal encuentra en el Hijo Eterno un verbo tan perfecto y adecuado para su expresión divina, tiene lugar el deseo supremo, tanto del Dios-Pensamiento como del Dios-Verbo, de tener un agente universal e infinito para la expresión mutua y la acción conjunta.

8:0.2 (90.2) En los albores de la eternidad tanto el Padre como el Hijo se hacen infinitamente conocedores de su mutua interdependencia, de su unicidad eterna y absoluta, y establecen, por lo tanto, una alianza infinita y sempiterna de asociación divina. Este acuerdo sin fin se efectúa para llevar a cabo sus conceptos unidos en todo el círculo de la eternidad. El Padre y el Hijo continúan en esta unión divina desde aquel acontecimiento de la eternidad,.

8:0.3 (90.3) Nos encontramos ahora cara a cara con el origen en la eternidad del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad. En el mismo instante en que Dios Padre y Dios Hijo conciben conjuntamente una acción idéntica e infinita —la ejecución de un plan-pensamiento absoluto—, en ese mismo momento, el Espíritu Infinito surge a la existencia plenamente desarrollado.

8:0.4 (90.4) Enumero así el orden del origen de las Deidades solo para daros la posibilidad de pensar en su relación. En realidad los tres existen desde la eternidad; son existenciales. Sus días no tienen principio ni fin. Tienen el mismo rango y son supremos, últimos, absolutos e infinitos. Son, siempre han sido y siempre serán. Y son tres personas claramente individualizadas pero asociadas eternamente, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.

1. El Dios de Acción

8:1.1 (90.5) En la eternidad del pasado el ciclo de las personalidades divinas se hace perfecto y completo con la personalización del Espíritu Infinito. El Dios de Acción existe, y el vasto escenario del espacio queda preparado para el formidable drama de la creación —la aventura universal— el panorama divino de las edades eternas.

8:1.2 (90.6) El primer acto del Espíritu Infinito es inspeccionar y reconocer a sus padres divinos, el Padre-Padre y el Hijo-Madre. Él, el Espíritu, identifica plenamente a ambos. Tiene pleno conocimiento de sus personalidades separadas y de sus atributos infinitos así como de su naturaleza conjunta y de su funcionamiento unido. Luego voluntariamente, con disposición trascendente e inspiradora espontaneidad, la Tercera Persona de la Deidad, a pesar de su igualdad con la Primera y con la Segunda Persona, promete lealtad eterna a Dios Padre y reconoce su dependencia sempiterna de Dios Hijo.

8:1.3 (90.7) Inherente a la naturaleza de esta operación y en reconocimiento mutuo de la independencia de la personalidad de cada uno y de la unión ejecutiva de los tres, se establece el ciclo de la eternidad. La Trinidad del Paraíso existe. El escenario del espacio universal queda preparado para el panorama múltiple y sin fin del despliegue creativo del propósito del Padre Universal a través de la personalidad del Hijo Eterno y mediante la ejecución del Dios de Acción, el agente ejecutivo de la sociedad creadora Padre-Hijo para las actuaciones en la realidad.

8:1.4 (91.1) El Dios de Acción entra en funcionamiento y las bóvedas muertas del espacio se ponen en movimiento. Mil millones de esferas perfectas brotan inmediatamente a la existencia. Antes de este hipotético momento de la eternidad, las energías-espacio inherentes al Paraíso existen y son potencialmente operativas, pero no tienen la actualidad del ser. Tampoco la gravedad física puede medirse excepto por la reacción de las realidades materiales a su atracción incesante. No hay ningún universo material en este (supuesto) momento eternamente distante, pero en el mismo instante en el que se materializan mil millones de mundos, se hace manifiesta una gravedad suficiente y adecuada para mantenerlos bajo el control sempiterno del Paraíso.

8:1.5 (91.2) Destella ahora por la creación de los Dioses la segunda forma de energía, y este espíritu que efluye es atrapado instantáneamente por la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Así, el universo dos veces abrazado por la gravedad es tocado por la energía del infinito y sumido en el espíritu de la divinidad. De esta forma queda preparado el terreno de la vida para la consciencia de la mente manifestada en los circuitos asociados de inteligencia del Espíritu Infinito.

8:1.6 (91.3) Sobre estas semillas de existencia potencial difundidas por toda la creación central de los Dioses actúa el Padre, y aparece la personalidad de criatura. Entonces la presencia de las Deidades del Paraíso llena todo el espacio organizado y empieza a atraer efectivamente a todas las cosas y a todos los seres hacia el Paraíso.

8:1.7 (91.4) El Espíritu Infinito se eterniza concurrentemente con el nacimiento de los mundos de Havona, y este universo central es creado por él y con él y en él en obediencia a los conceptos combinados y a las voluntades unidas del Padre y el Hijo. La Tercera Persona se deíza mediante este mismo acto de creación conjunta y se convierte así para siempre en el Creador Conjunto.

8:1.8 (91.5) Son los tiempos grandiosos e imponentes de la expansión creativa del Padre y el Hijo por y en la acción de su colaborador conjunto y ejecutivo exclusivo, la Tercera Fuente y Centro. No existe ninguna constancia de aquellos tiempos agitados. Solo tenemos las escasas revelaciones del Espíritu Infinito para confirmar aquellas poderosas operaciones, y este solo corrobora el hecho de que el universo central y todo lo que le concierne se eternizaron simultáneamente a su logro de la personalidad y de la existencia consciente.

8:1.9 (91.6) En suma, el Espíritu Infinito testifica que, puesto que él es eterno, también lo es el universo central. Y este es el punto de partida tradicional de la historia del universo de universos. No se sabe absolutamente nada, ni existen registros sobre ningún acontecimiento u operación anterior a esta formidable erupción de energía creativa y sabiduría administrativa que cristalizó el vasto universo existente y que funciona con tanta excelencia en el centro de todas las cosas. Más allá de este acontecimiento están las operaciones inescrutables de la eternidad y las profundidades del infinito, el misterio absoluto.

8:1.10 (91.7) Describimos así el origen secuencial de la Tercera Fuente y Centro como una condescendencia interpretativa hacia la mente atada al tiempo y condicionada por el espacio de las criaturas mortales. La mente del hombre necesita un punto de partida para visualizar la historia del universo, y se me ha indicado que exponga este planteamiento del concepto histórico de eternidad. En la mente material la coherencia exige una Causa Primera. Por lo tanto, postulamos al Padre Universal como la Primera Fuente y el Centro Absoluto de toda la creación, al tiempo que enseñamos a todas las mentes de criatura que el Hijo y el Espíritu son coeternos con el Padre en todas las fases de la historia del universo y en todos los ámbitos de la actividad creativa. Y hacemos esto sin desatender en modo alguno la realidad y la eternidad de la Isla del Paraíso y de los Absolutos No Cualificado, Universal y de Deidad.

8:1.11 (92.1) Para la mente material de los hijos del tiempo, concebir al Padre en la eternidad es llegar bastante lejos. Sabemos que cualquier niño interactúa mejor con la realidad si domina primero las relaciones de la situación paterno-filial y sigue ampliando luego este concepto hasta abarcar la familia como un todo. La mente en crecimiento del niño será capaz de ajustarse posteriormente al concepto de las relaciones de familia, a las relaciones de la comunidad, de la raza y del mundo, y luego a las del universo, del superuniverso e incluso del universo de universos.

2. La naturaleza del Espíritu Infinito

8:2.1 (92.2) El Creador Conjunto existe desde la eternidad y es, totalmente y sin restricciones, uno con el Padre Universal y con el Hijo Eterno. El Espíritu Infinito refleja a la perfección, no solo la naturaleza del Padre del Paraíso, sino también la del Hijo Original.

8:2.2 (92.3) La Tercera Fuente y Centro es conocida por numerosos títulos: el Espíritu Universal, el Guía Supremo, el Creador Conjunto, el Ejecutivo Divino, la Mente Infinita, el Espíritu de Espíritus, el Espíritu Madre del Paraíso, el Actor Conjunto, el Coordinador Final, el Espíritu Omnipresente, la Inteligencia Absoluta, la Acción Divina; y en Urantia se la confunde a veces con la mente cósmica.

8:2.3 (92.4) Es perfectamente correcto designar a la Tercera Persona de la Deidad como el Espíritu Infinito, pues Dios es espíritu. Pero las criaturas materiales, que tienden hacia el error de ver la materia como realidad básica y la mente, junto con el espíritu, como postulados arraigados en la materia, comprenderían mejor a la Tercera Fuente y Centro bajo los nombres de la Realidad Infinita, el Organizador Universal o el Coordinador de la Personalidad.

8:2.4 (92.5) El Espíritu Infinito, como revelación de la divinidad en el universo, es inescrutable y sobrepasa la comprensión humana por completo. Para sentir la absolutidad del Espíritu os basta con contemplar la infinitud del Padre Universal y asombraros de la eternidad del Hijo Original.

8:2.5 (92.6) Hay en verdad misterio en la persona del Espíritu Infinito, pero no tanto como en la del Padre y en la del Hijo. De todos los aspectos de la naturaleza del Padre, el Creador Conjunto es el que desvela su infinitud de forma más impresionante. Aunque el universo maestro llegara a expandirse finalmente hasta la infinitud, la presencia de espíritu, el control de la energía y el potencial de mente del Actor Conjunto serían adecuados para satisfacer las demandas de semejante creación ilimitada.

8:2.6 (92.7) Aunque comparte en todos los sentidos la perfección, la rectitud y el amor del Padre Universal, el Espíritu Infinito se inclina hacia los atributos de misericordia del Hijo Eterno, convirtiéndose así en el ministro de la misericordia de las Deidades del Paraíso para el gran universo. Ahora y siempre —universal y eternamente— el Espíritu es un ministro de la misericordia pues, así como los Hijos divinos revelan el amor de Dios, el Espíritu divino representa la misericordia de Dios.

8:2.7 (93.1) No es posible que el Espíritu pueda tener más bondad que el Padre puesto que toda bondad tiene su origen en el Padre, pero podemos comprender mejor dicha bondad en los actos del Espíritu. La fidelidad del Padre y la constancia del Hijo se hacen muy reales para los seres de espíritu y para las criaturas materiales de las esferas mediante el ministerio de amor y el servicio incesante de las personalidades del Espíritu Infinito.

8:2.8 (93.2) El Creador Conjunto hereda toda la belleza de pensamiento y todo el carácter de verdad del Padre. Y estos rasgos sublimes de la divinidad se coordinan en los niveles casi supremos de la mente cósmica en subordinación a la sabiduría infinita y eterna de la mente incondicionada y sin límites de la Tercera Fuente y Centro.

3. La relación del Espíritu con el Padre y el Hijo

8:3.1 (93.3) Así como el Hijo Eterno es la expresión verbal del «primer» pensamiento absoluto e infinito del Padre Universal, el Actor Conjunto es la ejecución perfecta del «primer» concepto creativo o plan de acción combinada completado por la asociación de las personalidades Padre-Hijo, que es la unión absoluta pensamiento-verbo. La Tercera Fuente y Centro se eterniza concurrentemente con la creación central, o creación por fíat, y solo esta creación central es eterna en existencia entre los universos.

8:3.2 (93.4) Desde la personalización de la Tercera Fuente, la Primera Fuente ya no participa personalmente en la creación del universo. El Padre Universal delega todo lo posible en su Hijo Eterno. Igualmente, el Hijo Eterno otorga toda autoridad y poder posibles al Creador Conjunto.

8:3.3 (93.5) El Hijo Eterno y el Creador Conjunto han planeado y formado, como socios y a través de sus personalidades de igual rango, todos los universos posteriores a Havona que se han traído a la existencia. El Espíritu mantiene con el Hijo en todas las creaciones posteriores la misma relación personal que el Hijo mantiene con el Padre en la creación central y primera.

8:3.4 (93.6) Un Hijo Creador del Hijo Eterno y un Espíritu Creativo del Espíritu Infinito os crearon a vosotros y a vuestro universo. Y mientras el Padre sostiene con fidelidad lo que han organizado, recae en este Hijo de Universo y en este Espíritu de Universo fomentar y mantener su obra así como aportar su ministerio a las criaturas que ellos mismos han hecho.

8:3.5 (93.7) El Espíritu Infinito es el agente efectivo del Padre que es todo amor y el Hijo que es todo misericordia para la ejecución de su proyecto conjunto de atraer hacia ellos a todas las almas amantes de la verdad de todos los mundos del tiempo y el espacio. En el mismo instante en que el Hijo Eterno aceptó el plan de su Padre de logro de la perfección para las criaturas de los universos, en el momento en que el proyecto de ascensión se convirtió en un plan Padre-Hijo, en ese instante, el Espíritu Infinito se convirtió en el administrador conjunto del Padre y el Hijo para la ejecución de su propósito unido y eterno. Y al hacerlo, el Espíritu Infinito brindó al Padre y al Hijo todos sus recursos de presencia divina y de personalidades de espíritu. Él lo ha dedicado todo al formidable plan de exaltar a las criaturas con voluntad supervivientes hasta las alturas divinas de la perfección paradisiaca.

8:3.6 (93.8) El Espíritu Infinito es una revelación completa, exclusiva y universal del Padre Universal y su Hijo Eterno. Todo conocimiento de la sociedad Padre-Hijo debe obtenerse a través del Espíritu Infinito, el representante conjunto de la unión divina pensamiento-verbo.

8:3.7 (93.9) El Hijo Eterno es la única vía de acceso al Padre Universal, y el Espíritu Infinito es el único medio de alcanzar al Hijo Eterno. Solo mediante el ministerio paciente del Espíritu tienen los seres ascendentes del tiempo la posibilidad de descubrir al Hijo.

8:3.8 (94.1) En el centro de todas las cosas, el Espíritu Infinito es la primera de las Deidades del Paraíso que alcanzan los peregrinos ascendentes. La Tercera Persona envuelve a la Segunda y a la Primera, y por lo tanto tiene que ser siempre la primera en ser reconocida por todos los candidatos a presentarse ante el Hijo y su Padre.

8:3.9 (94.2) Y el Espíritu representa por igual y sirve de forma similar al Padre y al Hijo de muchas otras maneras.

4. El Espíritu del ministerio divino

8:4.1 (94.3) Paralelamente al universo físico, en el que la gravedad paradisiaca mantiene unidas todas las cosas, está el universo espiritual en el que el verbo del Hijo interpreta el pensamiento de Dios, y cuando «se hace carne» demuestra la amorosa misericordia de la naturaleza combinada de los Creadores asociados. Pero en toda y por toda esta creación material y espiritual hay un vasto escenario sobre el que el Espíritu Infinito y su prole de espíritu manifiestan la combinación de misericordia, paciencia y afecto perpetuo de los padres divinos hacia los hijos inteligentes que han ideado y formado en cooperación. El ministerio perpetuo a la mente es la esencia del carácter divino del Espíritu. Y toda la prole de espíritu del Actor Conjunto comparte este deseo de ministrar, este impulso divino de servir.

8:4.2 (94.4) Dios es amor, el Hijo es misericordia, el Espíritu es ministerio, el ministerio de amor divino y de misericordia sin fin para toda la creación inteligente. El Espíritu es la personificación del amor del Padre y la misericordia del Hijo; en él están ambos unidos eternamente para el servicio universal. El Espíritu es amor aplicado a la creación de criaturas, el amor combinado del Padre y el Hijo.

8:4.3 (94.5) En Urantia el Espíritu Infinito es conocido como una influencia omnipresente, una presencia universal, pero en Havona lo conoceréis como una presencia personal de ministerio propiamente dicho. Aquí el ministerio del Espíritu del Paraíso es el patrón ejemplar e inspirador para cada uno de sus Espíritus de igual rango y para las personalidades de menor rango que atienden a los seres creados en los mundos del tiempo y el espacio. En este universo divino, el Espíritu Infinito participó plenamente en las siete apariciones trascendentales del Hijo Eterno. Participó asimismo con el Hijo Miguel original en los siete otorgamientos en los circuitos de Havona, y con ello se convirtió en el ministro de espíritu compasivo y comprensivo para todo peregrino del tiempo que atraviesa estos círculos perfectos de las alturas.

8:4.4 (94.6) Cuando un Hijo Creador de Dios acepta hacerse cargo de la responsabilidad de creador de un universo local proyectado, las personalidades del Espíritu Infinito se comprometen a ser los ministros incansables de este Hijo Miguel cuando sale en su misión de aventura creativa. En las personas de las Hijas Creativas, los Espíritus Madre de los universos locales, encontramos de modo especial al Espíritu Infinito dedicado a la tarea de fomentar la ascensión de las criaturas materiales a niveles cada vez más altos de logro espiritual. Y todo este trabajo de ministerio para las criaturas se hace en perfecta armonía con los propósitos, y en estrecha colaboración con las personalidades, de los Hijos Creadores de estos universos locales.

8:4.5 (94.7) Así como los Hijos de Dios se ocupan de la gigantesca tarea de revelar la personalidad de amor del Padre a un universo, el Espíritu Infinito se dedica al ministerio sin fin de revelar el amor conjunto del Padre y el Hijo a la mente individual de todos los hijos de cada universo. En esas creaciones locales, el Espíritu no desciende a las razas materiales a semejanza de carne mortal como lo hacen ciertos Hijos de Dios, sino que el Espíritu Infinito y sus Espíritus de igual rango se rebajan, se someten con alegría a una serie sorprendente de atenuaciones de su divinidad, hasta aparecer como ángeles para estar a vuestro lado y guiaros por las humildes sendas de la existencia terrenal.

8:4.6 (95.1) Mediante esta misma secuencia decreciente, el Espíritu Infinito se acerca mucho, de hecho y como persona, a todos los seres de las esferas de origen animal. Y el Espíritu hace todo esto sin invalidar en lo más mínimo su existencia como Tercera Persona de la Deidad que está en el centro de todas las cosas.

8:4.7 (95.2) El Creador Conjunto es verdaderamente y para siempre la gran personalidad ministrante, el ministro de la misericordia universal. Para comprender el ministerio del Espíritu, ponderad la verdad de que él es el retrato combinado del amor sin fin del Padre y la misericordia eterna del Hijo. Pero el ministerio del Espíritu no está restringido únicamente a la representación del Hijo Eterno y del Padre Universal. El Espíritu Infinito posee también el poder de ministrar a las criaturas del dominio en su propio nombre y derecho; la Tercera Persona tiene dignidad divina y otorga también por sí misma el ministerio universal de misericordia.

8:4.8 (95.3) A medida que el hombre vaya aprendiendo más cosas sobre el incansable ministerio de amor de los órdenes menores de la familia de criaturas de este Espíritu Infinito, más admirará y adorará la naturaleza trascendente y el carácter sin igual de esta Acción conjunta del Padre Universal y el Hijo Eterno. Este Espíritu es en verdad «los ojos del Señor que están siempre sobre los rectos» y «los oídos divinos que están siempre abiertos a sus oraciones».

5. La presencia de Dios

8:5.1 (95.4) El atributo destacado del Espíritu Infinito es la omnipresencia. Por todo el universo de universos está presente en todas partes este espíritu que todo lo permea y que es tan similar a la presencia de una mente universal y divina. Tanto la Segunda Persona como la Tercera Persona de la Deidad están representadas en todos los mundos por sus espíritus siempre presentes.

8:5.2 (95.5) El Padre es infinito y está, por lo tanto, limitado solo por la volición. En el otorgamiento de los Ajustadores y en el encircuitamiento de la personalidad, el Padre actúa solo, pero en el contacto de las fuerzas del espíritu con los seres inteligentes, utiliza a los espíritus y a las personalidades del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Él está a voluntad presente espiritualmente con el Hijo o con el Actor Conjunto por igual. Está presente con el Hijo y en el Espíritu. El Padre está, con toda certeza, presente en todas partes, y percibimos su presencia mediante y a través de todas y cada una de estas fuerzas, influencias y presencias diversas pero asociadas.

8:5.3 (95.6) En vuestros escritos sagrados el término Espíritu de Dios parece utilizarse de manera intercambiable para designar tanto al Espíritu Infinito del Paraíso como al Espíritu Creativo de vuestro universo local. El Espíritu Santo es el circuito espiritual de esta Hija Creativa del Espíritu Infinito del Paraíso. El Espíritu Santo es un circuito autóctono de cada universo local y está limitado al ámbito espiritual de esa creación, pero el Espíritu Infinito es omnipresente.

8:5.4 (95.7) Hay muchas influencias espirituales, y todas ellas son como una sola. Incluso el trabajo de los Ajustadores del Pensamiento, aunque independiente de todas las demás influencias, coincide invariablemente con el ministerio de espíritu de las influencias combinadas del Espíritu Infinito y del Espíritu Madre de un universo local. Estas presencias espirituales, tal como operan en la vida de los urantianos, no pueden segregarse. A pesar de sus orígenes diversos, funcionan como un solo espíritu en vuestra mente y sobre vuestra alma. Y a medida que se experimenta esta ministración espiritual unida, se convierte para vosotros en la influencia del Supremo, «que siempre es capaz de impedir que falléis y de presentaros sin tacha ante vuestro Padre de las alturas».

8:5.5 (96.1) Recordad siempre que el Espíritu Infinito es el Actor Conjunto. Tanto el Padre como el Hijo actúan en él y a través de él. Está presente no solo como él mismo, sino también como el Padre y como el Hijo y como el Padre-Hijo. En reconocimiento de esto y por otras muchas razones adicionales, la presencia de espíritu del Espíritu Infinito se denomina a menudo «el espíritu de Dios».

8:5.6 (96.2) Sería también coherente referirse al enlace de todos los ministerios espirituales como al espíritu de Dios, pues dicho enlace es verdaderamente la unión de los espíritus de Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu y Dios Séptuplo: el espíritu mismo de Dios Supremo.

6. La personalidad del Espíritu Infinito

8:6.1 (96.3) No permitáis que el otorgamiento generalizado y la distribución extensa de la Tercera Fuente y Centro oscurezcan o desmerezcan de ninguna manera el hecho de su personalidad. El Espíritu Infinito es una presencia en el universo, una acción eterna, un poder cósmico, una influencia santa y una mente universal. Es todo esto e infinitamente más, pero es también una personalidad verdadera y divina.

8:6.2 (96.4) El Espíritu Infinito es una personalidad completa y perfecta, el igual divino y del mismo rango del Padre Universal y el Hijo Eterno. El Creador Conjunto es tan real y visible para las inteligencias más altas de los universos como el Padre y el Hijo. Más aún, es al Espíritu a quien todos los ascendentes deben llegar antes de poder acercarse al Padre a través del Hijo.

8:6.3 (96.5) El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, posee todos los atributos que asociáis con la personalidad. El Espíritu está dotado de mente absoluta: «El Espíritu examina todas las cosas, incluso las cosas profundas de Dios». El Espíritu está dotado no solo de mente sino también de voluntad. En el otorgamiento de sus dones se ha escrito: «Pero todas estas obras son de un único y mismo Espíritu, que reparte a cada hombre individualmente y como él quiere».

8:6.4 (96.6) «El amor del Espíritu» es real como lo son también sus penas; por lo tanto, «no entristezcáis al Espíritu de Dios». Ya observemos al Espíritu Infinito como Deidad del Paraíso o como Espíritu Creativo de un universo local, encontramos que el Creador Conjunto no solo es la Tercera Fuente y Centro sino también una persona divina. Esta personalidad divina reacciona también ante el universo como una persona. El Espíritu os dice: «El que tenga oídos, que escuche lo que dice el Espíritu». «El Espíritu mismo intercede por vosotros.» El Espíritu ejerce una influencia directa y personal sobre los seres creados, «pues todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios».

8:6.5 (96.7) Aun cuando contemplamos el fenómeno del ministerio del Espíritu Infinito a los mundos remotos del universo de universos, aun cuando imaginamos a esta misma Deidad coordinadora actuando en y a través de las incalculables legiones de los múltiples seres que tienen su origen en la Tercera Fuente y Centro, aun cuando reconocemos la omnipresencia del Espíritu, seguimos afirmando, sin embargo, que esta misma Tercera Fuente y Centro es una persona, el Creador Conjunto de todas las cosas y de todos los seres y de todos los universos.

8:6.6 (96.8) En la administración de los universos, el Padre, el Hijo y el Espíritu están perfecta y eternamente interasociados. Aunque cada uno se dedica a un ministerio personal para toda la creación, los tres se entrelazan de manera divina y absoluta en un servicio de creación y de control que los hace uno para siempre.

8:6.7 (97.1) En la persona del Espíritu Infinito el Padre y el Hijo están mutuamente presentes, siempre y en perfección incondicionada, pues el Espíritu es como el Padre y como el Hijo, y también como el Padre y el Hijo tal como son ellos dos uno para siempre.

8:6.8 (97.2) [Presentado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y la obra del Espíritu Infinito.]

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