Documento 71 - El desarrollo del Estado

   
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El libro de Urantia

Documento 71

El desarrollo del Estado

71:0.1 (800.1) EL Estado es una evolución útil de la civilización; representa el beneficio neto que ha obtenido la sociedad de los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso el arte de gobernar no es más que la técnica acumulada de ajustar las fuerzas rivales de tribus y naciones que compiten entre sí.

71:0.2 (800.2) El Estado moderno es la institución que sobrevivió tras la larga lucha por el poder en el grupo. El poder superior prevaleció a la larga y produjo una criatura de hecho —el Estado— junto con el mito moral de la obligación absoluta del ciudadano de vivir y morir por el Estado. Pero el Estado no es de génesis divina, ni siquiera es producto de una acción volitiva inteligente del hombre. Es una institución puramente evolutiva y su origen fue enteramente automático.

1. El Estado embrionario

71:1.1 (800.3) El Estado es una organización reguladora social y territorial. El Estado más fuerte, más eficiente y más duradero es el que está compuesto por una sola nación cuyo pueblo comparte la misma lengua, las mismas instituciones y los mismos usos y costumbres.

71:1.2 (800.4) Los primeros Estados eran pequeños y todos se originaron por conquista. Ninguno se creó por asociación voluntaria. Muchos fueron fundados por conquistadores nómadas que arremetían contra pastores pacíficos o agricultores sedentarios para dominarlos y esclavizarlos. Esos Estados resultantes de las conquistas estaban forzosamente estratificados; las clases eran inevitables, y las luchas de clases siempre han sido selectivas.

71:1.3 (800.5) Las tribus de hombres rojos americanos del norte no llegaron nunca a constituirse en verdaderos Estados. No pasaron de ser una vaga confederación de tribus, una forma de Estado muy primitiva. La que más se aproximó fue la federación iroquesa, pero este grupo de seis naciones nunca funcionó enteramente como Estado y no logró sobrevivir porque carecía de ciertos elementos que son esenciales para la vida nacional moderna, a saber:

71:1.4 (800.6) 1. Adquisición de propiedad privada con carácter hereditario.

71:1.5 (800.7) 2. Existencia de ciudades además de agricultura e industria.

71:1.6 (800.8) 3. Utilización de animales domésticos.

71:1.7 (800.9) 4. Una organización familiar práctica. Esos hombres rojos se aferraban a la familia matriarcal y a la herencia de tío a sobrino.

71:1.8 (800.10) 5. Un territorio definido.

71:1.9 (800.11) 6. Un jefe ejecutivo fuerte.

71:1.10 (800.12) 7. Esclavización de los cautivos. Los iroqueses los adoptaban o los masacraban.

71:1.11 (800.13) 8. Conquistas decisivas.

71:1.12 (800.14) Los hombres rojos eran demasiado democráticos; tenían un buen gobierno, pero fracasó. Habrían desarrollado a la larga un Estado si no se hubieran encontrado prematuramente con la civilización más avanzada del hombre blanco, que empleaba los métodos de gobierno de los griegos y los romanos.

71:1.13 (801.1) El éxito del Estado romano se basó en:

71:1.14 (801.2) 1. La familia patriarcal.

71:1.15 (801.3) 2. La agricultura y la domesticación de animales.

71:1.16 (801.4) 3. La concentración de la población. Las ciudades.

71:1.17 (801.5) 4. La privatización de la propiedad y de la tierra.

71:1.18 (801.6) 5. La esclavitud. Las clases de ciudadanos.

71:1.19 (801.7) 6. La conquista y reorganización de los pueblos débiles y atrasados.

71:1.20 (801.8) 7. Un territorio definido provisto de carreteras.

71:1.21 (801.9) 8. Unos gobernantes personales y fuertes.

71:1.22 (801.10) La gran debilidad de la civilización romana, y uno de los factores que contribuyeron al desmoronamiento final del Imperio, fue la disposición supuestamente avanzada y liberal de emancipar a los jóvenes a los veintiún años y liberar incondicionalmente a las muchachas para que pudieran casarse con el hombre elegido por ellas o recorrer el país dedicándose a la inmoralidad. El perjuicio para la sociedad no provino tanto de las reformas en sí como de su adopción repentina y generalizada. El colapso de Roma muestra lo que se puede esperar de un Estado cuando experimenta una expansión demasiado rápida unida a una degeneración interna.

71:1.23 (801.11) El Estado embrionario se hizo posible al declinar los lazos de sangre en favor de los territoriales, y esas federaciones tribales quedaban en general sólidamente cimentadas mediante conquistas. Aunque el verdadero Estado se caracteriza por una soberanía que trasciende a todas las luchas y conflictos menores entre grupos, dentro de las organizaciones estatales persisten muchas clases y castas como vestigios de los clanes y tribus del pasado. Los Estados territoriales más grandes que aparecieron después mantuvieron una larga y encarnizada lucha con esos grupos más pequeños de clanes consanguíneos, y el gobierno tribal proporcionó una valiosa transición de la autoridad de la familia a la del Estado. Más adelante se formaron muchos clanes de profesionales y otras asociaciones industriales.

71:1.24 (801.12) Cuando la integración del Estado fracasa se produce una regresión a procedimientos de gobierno preestatales, como ocurrió en Europa con el feudalismo medieval. Durante esas edades oscuras, el Estado territorial se desmoronó y revirtió a los pequeños grupos de castillos propios de las etapas de desarrollo en tribus y clanes. Incluso ahora existen en Asia y África organizaciones semiestatales de este tipo, aunque no todas son reversiones evolutivas; muchas de ellas son los núcleos embrionarios de Estados del futuro.

2. La evolución del gobierno representativo

71:2.1 (801.13) Aunque la democracia sea un ideal, es producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio y elegid con cuidado! La democracia encierra los peligros siguientes:

71:2.2 (801.14) 1. La glorificación de la mediocridad.

71:2.3 (801.15) 2. La elección de dirigentes viles e ignorantes.

71:2.4 (801.16) 3. La incapacidad de reconocer los hechos básicos de la evolución social.

71:2.5 (801.17) 4. El peligro del sufragio universal en manos de mayorías incultas e indolentes.

71:2.6 (801.18) 5. La esclavitud ante la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón.

71:2.7 (802.1) La opinión pública, la opinión común, ha retrasado siempre a la sociedad. Sin embargo es valiosa porque, aunque frena la evolución social, preserva la civilización. Educar a la opinión pública es el único método seguro y efectivo de acelerar la civilización. La fuerza no es más que un recurso temporal, y el crecimiento cultural se acelerará a medida que las balas cedan el paso a las papeletas electorales. La opinión pública —los usos y costumbres— es la energía básica y elemental de la evolución social y del desarrollo del Estado, pero tiene que expresarse de forma no violenta para tener valor estatal.

71:2.8 (802.2) La medida del avance de la sociedad está directamente determinada por el grado en que la opinión pública puede controlar con sus expresiones no violentas el comportamiento personal y la regulación del Estado. El gobierno realmente civilizado apareció cuando la opinión pública fue investida con los poderes del sufragio personal. Puede que las elecciones populares no decidan siempre las cosas correctamente, pero son la manera correcta incluso de equivocarse. La evolución no produce perfección superlativa al instante sino más bien un ajuste práctico relativo y progresivo.

71:2.9 (802.3) El desarrollo de una forma práctica y eficaz de gobierno representativo comprende los diez pasos o etapas siguientes:

71:2.10 (802.4) 1. La libertad de la persona. La esclavitud, la servidumbre y todas las formas de cautiverio humano tienen que desaparecer.

71:2.11 (802.5) 2. La libertad de la mente. A no ser que un pueblo libre esté educado —que le hayan enseñado a pensar con inteligencia y planificar con sabiduría— la libertad suele hacer más daño que bien.

71:2.12 (802.6) 3. El imperio de la ley. Solo se puede disfrutar de libertad cuando la voluntad y los caprichos de los dirigentes humanos son sustituidos por promulgaciones legislativas conforme a una ley fundamental aceptada.

71:2.13 (802.7) 4. La libertad de expresión. Un gobierno representativo es impensable sin libertad para todas las formas de expresión de las aspiraciones y las opiniones humanas.

71:2.14 (802.8) 5. La seguridad de la propiedad. Ningún gobierno puede perdurar mucho si no consigue asegurar el derecho a disfrutar de algún modo de la propiedad personal. El hombre anhela el derecho a utilizar, controlar, otorgar, vender, alquilar y legar su propiedad personal.

71:2.15 (802.9) 6. El derecho de petición. Un gobierno representativo asume el derecho de los ciudadanos a ser escuchados. El privilegio de petición es inherente a la ciudadanía libre.

71:2.16 (802.10) 7. El derecho de gobernar. No basta con ser escuchado. El poder de petición ha de seguir avanzando hasta la gestión misma del gobierno.

71:2.17 (802.11) 8. El sufragio universal. El gobierno representativo presupone un electorado inteligente, eficiente y universal. El carácter de ese gobierno estará determinado siempre por el carácter y la talla personal de sus componentes. A medida que la civilización progrese el sufragio seguirá siendo universal para ambos sexos, pero será eficazmente modificado, reagrupado y diferenciado de otras maneras.

71:2.18 (802.12) 9. El control de los funcionarios. Ningún gobierno civil será útil y eficaz a menos que los ciudadanos posean y utilicen métodos acertados para guiar y controlar a los titulares de los cargos públicos y a los funcionarios.

71:2.19 (802.13) 10. Unos representantes inteligentes y capacitados. La supervivencia de la democracia depende del éxito del gobierno representativo, y eso está condicionado a la práctica de elegir para los cargos públicos solo a aquellas personas que posean formación técnica, competencia intelectual, lealtad social y aptitud moral. Estas disposiciones son indispensables para preservar un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

3. Los ideales del Estado

71:3.1 (803.1) La forma política o administrativa de un gobierno tiene poca importancia siempre que proporcione los elementos esenciales del progreso civil: libertad, seguridad, educación y coordinación social. El curso de la evolución social no está determinado por lo que el Estado es sino por lo que hace. A fin de cuentas, ningún Estado puede trascender los valores morales de su ciudadanía ejemplificados en sus líderes electos. La ignorancia y el egoísmo garantizan la caída de cualquier tipo de gobierno por elevado que sea.

71:3.2 (803.2) Por muy lamentable que sea, el egotismo nacional ha sido esencial para la supervivencia social. La doctrina del pueblo elegido ha sido un factor primordial en la fusión de tribus y en la construcción de naciones hasta los mismísimos tiempos modernos. Pero ningún Estado puede alcanzar niveles ideales de funcionamiento sin haber superado antes todas las formas de intolerancia. La intolerancia es la eterna enemiga del progreso humano, y como mejor se combate es mediante la coordinación de la ciencia, el comercio, el juego y la religión.

71:3.3 (803.3) El Estado ideal funciona bajo el impulso coordinado de tres poderosas fuerzas:

71:3.4 (803.4) 1. La lealtad del amor nacida de la comprensión de la hermandad humana.

71:3.5 (803.5) 2. Un patriotismo inteligente basado en ideales sabios.

71:3.6 (803.6) 3. Visión interior cósmica entendida en términos de los hechos, las necesidades y los objetivos planetarios.

71:3.7 (803.7) Las leyes del Estado ideal son pocas. Han dejado atrás la edad negativa de los tabúes para entrar en la era del progreso positivo de la libertad individual que resulta de un mejor autocontrol. El Estado ensalzado no solo obliga a sus ciudadanos a trabajar, sino que los incita además a emplear de forma provechosa e inspiradora su creciente tiempo libre a medida que la edad del progreso mecánico los va liberando de los trabajos pesados. El tiempo libre ha de producir además de consumir.

71:3.8 (803.8) Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la ociosidad o tolerando la pobreza, pero será imposible eliminar la pobreza y la dependencia mientras se apoye sin límites a las estirpes deficientes y degradadas y se les permita reproducirse libremente.

71:3.9 (803.9) Una sociedad moral debe aspirar a preservar la autoestima de su ciudadanía y ofrecer a todos los individuos normales oportunidades adecuadas de autorrealización. Un proyecto así de logro social produciría una sociedad cultural de orden superior. La evolución social debe ser estimulada por una supervisión gubernamental que ejerza un mínimo de control regulador. El mejor Estado es aquel que gobierna menos y coordina más.

71:3.10 (803.10) Los ideales del Estado deben alcanzarse por evolución, mediante el lento crecimiento de la consciencia cívica, el reconocimiento de que el servicio social es una obligación y un privilegio. Una vez superada la fase de los saqueadores políticos, los hombres asumen primero las cargas del gobierno como una obligación, pero luego aspiran a ejercer este servicio como un privilegio, como el honor más grande. La talla personal de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del Estado retrata fielmente la categoría de cualquier nivel de civilización.

71:3.11 (803.11) En una auténtica mancomunidad política, el gobierno de las ciudades y provincias está dirigido por expertos y se gestiona exactamente igual que todas las demás asociaciones económicas y comerciales entre las personas.

71:3.12 (803.12) En los Estados avanzados el servicio político se considera la dedicación más alta de la ciudadanía. La mayor ambición de los ciudadanos más sabios y nobles es obtener reconocimiento civil, ser elegidos o nombrados para algún puesto de responsabilidad gubernamental. Los honores más altos que confieren los gobiernos de esos Estados por servicios prestados son para sus servidores civiles y sociales. Los siguientes honores se otorgan a los filósofos, los educadores, los científicos, los industriales y los militares por este orden de importancia. Los padres encuentran merecida recompensa en la excelencia de sus hijos, y los líderes puramente religiosos, al ser embajadores de un reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.

4. La civilización progresiva

71:4.1 (804.1) La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si han de permanecer. Las condiciones estáticas son indicio de decadencia en un mundo evolutivo. Solo persisten las instituciones que avanzan con la corriente evolutiva.

71:4.2 (804.2) El programa progresivo de una civilización en expansión abarca:

71:4.3 (804.3) 1. La preservación de las libertades individuales.

71:4.4 (804.4) 2. La protección del hogar.

71:4.5 (804.5) 3. La promoción de la seguridad económica.

71:4.6 (804.6) 4. La prevención de las enfermedades.

71:4.7 (804.7) 5. La educación obligatoria.

71:4.8 (804.8) 6. El empleo obligatorio.

71:4.9 (804.9) 7. La utilización provechosa del tiempo libre.

71:4.10 (804.10) 8. El cuidado de los desafortunados.

71:4.11 (804.11) 9. El mejoramiento de la raza.

71:4.12 (804.12) 10. La promoción de la ciencia y el arte.

71:4.13 (804.13) 11. La promoción de la filosofía (la sabiduría).

71:4.14 (804.14) 12. El aumento de la visión interior cósmica (la espiritualidad).

71:4.15 (804.15) Este progreso en las artes de la civilización conduce directamente a la realización de las más altas metas tanto humanas como divinas del empeño mortal: el logro social de la hermandad del hombre y el estatus personal de consciencia de Dios, que se revela en el deseo supremo de cada individuo de hacer la voluntad del Padre del cielo.

71:4.16 (804.16) La aparición de una auténtica hermandad significa que ha llegado un orden social en el que todos los hombres se complacen en llevar las cargas de los demás y desean realmente poner en práctica la regla de oro. Pero una sociedad ideal de este tipo no puede hacerse realidad mientras los débiles o los malvados estén a la espera de aprovecharse de forma injusta e impía de aquellos que viven dedicados al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. La única solución práctica en estos casos consiste en que los seguidores de la «regla de oro» establezcan una sociedad progresiva para vivir según sus ideales al tiempo que mantienen las defensas necesarias contra sus semejantes que, sumidos en la ignorancia, pudieran intentar abusar de su talante pacífico o destruir su civilización en avance.

71:4.17 (804.17) El idealismo nunca podrá sobrevivir en un planeta en vías de evolución si en cada generación los idealistas se dejan exterminar por los órdenes inferiores de la humanidad. La gran prueba del idealismo es la siguiente: ¿puede una sociedad avanzada mantener un estado de preparación militar que garantice su seguridad frente a sus vecinos belicosos sin caer en la tentación de emplear esa fuerza militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos para beneficiarse egoístamente o engrandecer a su nación? La supervivencia nacional exige un estado de preparación, y solo el idealismo religioso puede impedir que esta preparación se prostituya y se convierta en agresión. Solo el amor, la hermandad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.

5. La evolución de la competencia

71:5.1 (805.1) La competencia es esencial para el progreso social, pero la competencia no regulada engendra violencia. En la sociedad de hoy la competencia está desplazando lentamente a la guerra en la medida en que determina el lugar del individuo en la industria y decreta la supervivencia de las propias industrias. (Los usos y costumbres valoran la guerra y el asesinato con distinto rasero: el asesinato quedó fuera de la ley desde los primeros días de la sociedad, en cambio la guerra no ha sido aún proscrita por el conjunto de la humanidad.)

71:5.2 (805.2) El Estado ideal se compromete a regular la conducta social solo lo suficiente para garantizar una competencia individual sin violencia y una iniciativa personal sin injusticias, pero tiene que afrontar un gran dilema: ¿cómo se puede garantizar la paz en la industria y el pago de impuestos para mantener el poder del Estado e impedir al mismo tiempo que el régimen tributario perjudique a la industria y que el Estado se vuelva parasítico o tiránico?

71:5.3 (805.3) Durante las primeras edades de cualquier mundo, la competencia es imprescindible para el progreso de la civilización. A medida que progresa la evolución del hombre la cooperación se va haciendo cada vez más efectiva. En las civilizaciones avanzadas la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula a los primeros hombres. La evolución se caracteriza inicialmente por la supervivencia de los individuos biológicamente aptos, pero las civilizaciones posteriores se desarrollan mejor mediante una cooperación inteligente, una fraternidad comprensiva y una hermandad espiritual.

71:5.4 (805.4) Es cierto que la competencia en la industria genera un despilfarro excesivo y es muy ineficiente, pero no se debe intentar eliminar esa pérdida económica si al hacerlo se pone en peligro, aunque sea mínimamente, cualquiera de las libertades básicas del individuo.

6. El afán de lucro

71:6.1 (805.5) La economía de hoy en día, movida por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles de lucro puedan ser complementados por móviles de servicio. La competencia despiadada basada en un interés egoísta y estrecho de miras destruye a la larga incluso las cosas que trata de mantener. La búsqueda exclusiva del lucro para uno mismo es incompatible con los ideales cristianos y mucho más incompatible con las enseñanzas de Jesús.

71:6.2 (805.6) El móvil del lucro es al móvil del servicio en economía lo que el miedo es al amor en religión. Pero el afán de lucro no se debe destruir o eliminar de forma repentina, pues hace trabajar duro a muchos mortales que caerían si no en la pereza. Es un gran estimulador de la energía social y sus objetivos no tienen por qué ser siempre necesariamente egoístas.

71:6.3 (805.7) El afán de lucro en las actividades económicas es una motivación ruin y totalmente indigna de una sociedad avanzada; sin embargo, es un factor indispensable durante las primeras fases de la civilización. No hay que quitar a los hombres el móvil del lucro hasta que hayan adquirido y consolidado motivaciones superiores no lucrativas para el esfuerzo económico y el servicio social: el ansia trascendente de sabiduría superlativa, de hermandad fascinante y de excelencia en el logro espiritual.

7. La educación

71:7.1 (806.1) Un Estado duradero está basado en la cultura, dominado por los ideales y motivado por el servicio. El propósito de la educación debería ser adquirir capacidades, buscar sabiduría, desarrollar la individualidad y lograr valores espirituales.

71:7.2 (806.2) En el Estado ideal la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de tal comunidad política persiguen el logro de la sabiduría para comprender mejor las relaciones humanas, los significados de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.

71:7.3 (806.3) Los urantianos deberían tener la visión de una nueva sociedad cultural más elevada. La educación se verá impulsada a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico movido puramente por el lucro. La educación, durante demasiado tiempo localista, militarista, dirigida a la exaltación del ego y al éxito personal, tiene que llegar a convertirse en mundial, idealista, dirigida a la realización personal y a la comprensión del cosmos.

71:7.4 (806.4) La educación ha pasado recientemente del control del clero al de los juristas y hombres de negocios. Con el tiempo deberá ser confiada a los filósofos y a los científicos. Los educadores deben ser seres libres, auténticos líderes, para que la filosofía, la búsqueda de la sabiduría, pueda convertirse en el afán principal de la educación.

71:7.5 (806.5) La educación es la empresa de la vida. La educación debe continuar durante toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de sabiduría del mortal, que son los siguientes:

71:7.6 (806.6) 1. El conocimiento de las cosas.

71:7.7 (806.7) 2. La comprensión de los significados.

71:7.8 (806.8) 3. La apreciación de los valores.

71:7.9 (806.9) 4. La nobleza del trabajo: el deber.

71:7.10 (806.10) 5. La motivación de las metas: la moralidad.

71:7.11 (806.11) 6. El amor al servicio: el carácter.

71:7.12 (806.12) 7. La visión interior cósmica: la comprensión espiritual.

71:7.13 (806.13) Mediante estos logros muchos ascenderán al máximo nivel de consecución de la mente que puede alcanzar el mortal: la consciencia de Dios.

8. El carácter del Estado

71:8.1 (806.14) La única característica sagrada de todo gobierno humano es la división del Estado en los tres ámbitos de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial. El universo está administrado conforme a este plan de segregación de funciones y de autoridad. Aparte de este concepto divino y eficaz de regulación social o gobierno civil, poco importa la forma de Estado que un pueblo pueda elegir con tal de que la ciudadanía progrese continuamente hacia la meta de un mejor autocontrol y un mayor servicio social. La agudeza intelectual, la sabiduría económica, la inteligencia social y el vigor moral de un pueblo se reflejan fielmente en la calidad de su Estado.

71:8.2 (806.15) La evolución del Estado conlleva progresar de nivel en nivel como sigue:

71:8.3 (806.16) 1. La creación de un gobierno triple con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.

71:8.4 (806.17) 2. La libertad de ejercer actividades sociales, políticas y religiosas.

71:8.5 (807.1) 3. La abolición de todas las formas de esclavitud y cautiverio humano.

71:8.6 (807.2) 4. La capacidad de la ciudadanía para controlar la fijación de impuestos.

71:8.7 (807.3) 5. El establecimiento de una educación universal, un aprendizaje de la cuna a la tumba.

71:8.8 (807.4) 6. El ajuste adecuado entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.

71:8.9 (807.5) 7. El fomento de la ciencia y la superación de las enfermedades.

71:8.10 (807.6) 8. El debido reconocimiento de la igualdad de los sexos y el funcionamiento coordinado de hombres y mujeres en el hogar, en la escuela y en la iglesia, con un servicio especializado de las mujeres en la industria y en el gobierno.

71:8.11 (807.7) 9. La eliminación de la esclavitud del trabajo duro mediante la invención de máquinas y su posterior control en la edad de las máquinas.

71:8.12 (807.8) 10. La superación de los dialectos, el triunfo de una lengua universal.

71:8.13 (807.9) 11. El fin de las guerras. El arbitraje internacional de los conflictos nacionales y raciales en cortes continentales de naciones presididas por un tribunal planetario supremo reclutado automáticamente entre los presidentes de las cortes continentales a medida que se van jubilando. Las cortes continentales son imperativas; el tribunal mundial es consultivo, de carácter moral.

71:8.14 (807.10) 12. La tendencia mundial a buscar la sabiduría, la exaltación de la filosofía. La evolución de una religión mundial que presagiará la entrada del planeta en las primeras fases del asentamiento en luz y vida.

71:8.15 (807.11) Estos son los requisitos esenciales de un gobierno progresivo y las marcas distintivas del Estado ideal. Urantia está lejos de hacer realidad estos elevados ideales, pero las razas civilizadas han dado ya los primeros pasos. La humanidad está en marcha hacia destinos evolutivos más altos.

71:8.16 (807.12) [Patrocinado por un Melquisedec de Nebadon.]

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