Documento 195 - Después de Pentecostés

   
   Números de párrafo: Activar | Desactivar
Versión para imprimirVersión para imprimir

El libro de Urantia

Documento 195

Después de Pentecostés

195:0.1 (2069.1) LOS resultados de la predicación de Pedro el día de Pentecostés fueron tales que decidieron las políticas futuras y determinaron los planes de la mayoría de los apóstoles en sus esfuerzos por proclamar el evangelio del reino. Pedro fue el verdadero fundador de la Iglesia cristiana. Pablo llevó el mensaje cristiano a los gentiles, y los creyentes griegos lo llevaron a todo el Imperio romano.

195:0.2 (2069.2) Aunque los hebreos atados a la tradición y tiranizados por los sacerdotes se negaron a aceptar, como pueblo, tanto el evangelio de Jesús sobre la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres como la proclamación de Pedro y de Pablo de la resurrección y la ascensión de Cristo (el cristianismo posterior), el resto del Imperio romano resultó ser receptivo a estas enseñanzas cristianas en vías de evolución. La civilización occidental de la época era intelectual, estaba harta de guerras y veía con profundo escepticismo todas las religiones y todas las filosofías universales existentes. Los pueblos del mundo occidental, beneficiarios de la cultura griega, veneraban la tradición de un magnífico pasado. Podían contemplar la herencia de sus grandes realizaciones en filosofía, arte, literatura y progreso político, pero a pesar de todos esos logros no tenían una religión que colmara sus almas. Sus anhelos espirituales seguían insatisfechos.

195:0.3 (2069.3) Este era el escenario de la sociedad humana donde aparecieron de pronto las enseñanzas de Jesús contenidas en el mensaje cristiano. Se presentó así un nuevo orden de vida ante los corazones hambrientos de aquellos pueblos occidentales. Esta situación supuso un conflicto inmediato entre las antiguas prácticas religiosas y la nueva versión cristianizada del mensaje de Jesús al mundo. Un conflicto así solo podía resolverse con una victoria decisiva de lo antiguo o de lo nuevo, o bien con cierto grado de transigencia. La historia muestra que la lucha terminó en transigencia. El cristianismo se atrevió a abarcar demasiadas cosas como para que cualquier pueblo pudiera asimilarlas en una o dos generaciones. No era un simple llamamiento espiritual como el que había presentado Jesús a las almas de los hombres, sino que adoptó muy pronto posiciones claras sobre los rituales religiosos, la educación, la magia, la medicina, el arte, la literatura, la ley, el gobierno, la moralidad, la reglamentación sexual, la poligamia y, en grado limitado, incluso sobre la esclavitud. El cristianismo no llegó simplemente como una nueva religión —algo que todo el Imperio romano y todo el Oriente estaban esperando— sino como un nuevo orden de sociedad humana, y esta pretensión precipitó rápidamente el choque sociomoral de los siglos. Los ideales de Jesús, reinterpretados por la filosofía griega y socializados en el cristianismo, plantearon un audaz desafío a las tradiciones de la raza humana plasmadas en la ética, la moral y las religiones de la civilización occidental.

195:0.4 (2069.4) Al principio el cristianismo solo ganó conversos en los estratos sociales y económicos más bajos, pero hacia el comienzo del siglo segundo la élite de la cultura grecorromana se fue orientando cada vez más hacia este nuevo orden de creencia cristiana, hacia este nuevo concepto del propósito del vivir y de la meta de la existencia.

195:0.5 (2070.1) ¿Cómo pudo este nuevo mensaje de origen judío, casi fracasado en su tierra natal, captar con tanta eficacia y rapidez a las mejores mentes del Imperio romano? El triunfo del cristianismo sobre las religiones filosóficas y los cultos de misterio se debió a los factores siguientes:

195:0.6 (2070.2) 1. La organización. Pablo fue un gran organizador y sus sucesores se mantuvieron a su altura.

195:0.7 (2070.3) 2. El cristianismo estaba totalmente helenizado. Contenía lo mejor de la filosofía griega y lo más selecto de la teología hebrea.

195:0.8 (2070.4) 3. Pero por encima de todo, contenía un ideal nuevo y grande: el eco de la vida de otorgamiento de Jesús y el reflejo de su mensaje de salvación para toda la humanidad.

195:0.9 (2070.5) 4. Los líderes cristianos estaban dispuestos a hacer tales concesiones al mitraísmo que la mejor parte de los seguidores de Mitra fue conquistada para el culto de Antioquía.

195:0.10 (2070.6) 5. Así mismo, las generaciones posteriores de líderes cristianos siguieron haciendo tales concesiones al paganismo que incluso el emperador romano Constantino fue ganado para la nueva religión.

195:0.11 (2070.7) Pero los cristianos hicieron un trato astuto con los paganos, ya que adoptaron su pompa ritual mientras los obligaban a aceptar la versión helenizada del cristianismo paulino. Negociaron mejor con los paganos que con el culto mitraico, pero incluso en aquellas concesiones iniciales salieron ganando con creces porque consiguieron eliminar las burdas inmoralidades y otras muchas prácticas reprensibles de los misterios persas.

195:0.12 (2070.8) Sabiamente o no, los primeros líderes del cristianismo hicieron concesiones deliberadas sobre los ideales de Jesús en un esfuerzo por salvar y fomentar muchas de sus ideas. Y tuvieron mucho éxito. ¡Pero no os equivoquéis! Esos ideales del Maestro, objeto de concesiones, siguen latentes en su evangelio, y con el tiempo afirmarán su pleno poder en el mundo.

195:0.13 (2070.9) Gracias a esta paganización del cristianismo el antiguo orden ganó muchas victorias menores de naturaleza ritualista, pero los cristianos obtuvieron la supremacía por cuanto:

195:0.14 (2070.10) 1. Se hizo sonar una nota nueva y mucho más alta en la moralidad humana.

195:0.15 (2070.11) 2. Se dio al mundo un concepto nuevo y mucho más amplio de Dios.

195:0.16 (2070.12) 3. La esperanza de la inmortalidad entró a formar parte de las garantías de una religión reconocida.

195:0.17 (2070.13) 4. Jesús de Nazaret fue presentado al alma hambrienta del hombre.

195:0.18 (2070.14) Muchas de las grandes verdades que enseñó Jesús llegaron casi a perderse en estas concesiones iniciales, pero siguen aún adormecidas en esa religión de cristianismo paganizado que era a su vez la versión paulina de la vida y las enseñanzas del Hijo del Hombre. Y antes incluso de ser paganizado, el cristianismo fue primero helenizado a fondo. El cristianismo debe mucho, muchísimo, a los griegos. Fue un griego de Egipto el que tuvo la audacia de levantarse en Nicea y desafiar con tanto valor a la asamblea que no se atrevieron a oscurecer el concepto de la naturaleza de Jesús hasta el punto de correr el riesgo de que se perdiera para el mundo la verdad real de su otorgamiento. Este griego se llamaba Atanasio, y si no hubiera sido por la elocuencia y la lógica de este creyente habrían triunfado las persuasivas convicciones de Arrio.

1. La influencia de los griegos

195:1.1 (2071.1) La helenización del cristianismo empezó realmente el día memorable en que el apóstol Pablo se presentó ante el consejo del Areópago de Atenas y habló a los atenienses sobre el «Dios Desconocido». Allí, a la sombra de la Acrópolis, este ciudadano romano proclamó a aquellos griegos su versión de la nueva religión que había tenido su origen en la tierra judía de Galilea. Había una extraña similitud entre la filosofía griega y muchas de las enseñanzas de Jesús. Tenían una meta común: ambas buscaban la emergencia del individuo; los griegos su emergencia social y política, Jesús su emergencia moral y espiritual. Los griegos enseñaban el liberalismo intelectual que conducía a la libertad política, Jesús enseñaba el liberalismo espiritual que conducía a la libertad religiosa. La unión de estas dos ideas constituyó un nuevo y poderoso estatuto de la libertad humana y presagiaba la libertad social, política y espiritual del hombre.

195:1.2 (2071.2) El cristianismo nació y triunfó sobre todas las religiones rivales debido principalmente a dos factores:

195:1.3 (2071.3) 1. La mente griega estaba dispuesta a adoptar nuevas y buenas ideas incluso de los judíos.

195:1.4 (2071.4) 2. Pablo y sus sucesores estaban dispuestos a hacer concesiones y sabían hacerlo con astucia y sagacidad; eran finos negociadores en materia teológica.

195:1.5 (2071.5) Cuando Pablo se levantó en Atenas para predicar «a Cristo, y Cristo crucificado», los griegos estaban espiritualmente hambrientos; se preguntaban por la verdad espiritual, les interesaba y la buscaban realmente. No olvidéis nunca que al principio los romanos combatieron el cristianismo mientras que los griegos lo abrazaron, y que fueron los griegos los que más tarde forzaron literalmente a los romanos a aceptar como parte de la cultura griega esta nueva religión, ya modificada para entonces.

195:1.6 (2071.6) Los griegos veneraban la belleza y los judíos la santidad, pero ambos amaban la verdad. Durante siglos los griegos habían pensado mucho y discutido muy seriamente sobre todos los problemas humanos —sociales, económicos, políticos y filosóficos— menos sobre religión. Pocos griegos habían prestado mucha atención a la religión; ni siquiera se tomaban muy en serio su propia religión. Durante siglos los judíos habían descuidado todos estos campos del pensamiento mientras entregaban sus mentes a la religión. Se tomaban su religión muy en serio, demasiado en serio. El producto unido de los siglos de pensamiento de estos dos pueblos, al iluminarse con el contenido del mensaje de Jesús, se convirtió en ese momento en la fuerza motriz de un nuevo orden de sociedad humana y hasta cierto punto de un nuevo orden de creencias y prácticas religiosas humanas.

195:1.7 (2071.7) Cuando Alejandro propagó la civilización helenística por el Cercano Oriente, la influencia de la cultura griega había penetrado ya en los países del Mediterráneo occidental. A los griegos les fue muy bien con su religión y su política mientras vivieron en pequeñas ciudades-Estado, pero cuando el rey de Macedonia se atrevió a expandir Grecia para convertirla en un imperio que abarcaba del Adriático al Indo empezaron los problemas. El arte y la filosofía de Grecia estaban a la altura de la expansión imperial pero no así su administración política ni su religión. Después de que las ciudades-Estado de Grecia se expandieran hasta hacerse un imperio, sus dioses más bien provincianos resultaron un poco raros. Los griegos estaban buscando realmente un solo Dios, un Dios más grande y mejor, cuando les llegó la versión cristianizada de la más antigua religión judía.

195:1.8 (2072.1) El Imperio helenístico no podía perdurar como tal. Su influjo cultural continuó, pero solo perduró después de tomar de Occidente el genio político romano para la administración de un Imperio y después de obtener de Oriente una religión cuyo Dios único poseía dignidad imperial.

195:1.9 (2072.2) En el siglo primero después de Cristo la cultura helenística había alcanzado ya sus cotas más altas y empezaba a retroceder; el conocimiento avanzaba pero el genio declinaba. Fue en ese preciso momento cuando las ideas y los ideales de Jesús, que estaban parcialmente contenidos en el cristianismo, contribuyeron a salvar el saber y la cultura griega.

195:1.10 (2072.3) Alejandro había invadido Oriente con el regalo cultural de la civilización griega. Pablo asaltó Occidente con la versión cristiana del evangelio de Jesús. Y el cristianismo helenizado echó raíces en todas las regiones de Occidente donde prevaleció la cultura griega.

195:1.11 (2072.4) La versión oriental del mensaje de Jesús, aunque permaneció más fiel a sus enseñanzas, mantuvo la actitud intransigente de Abner. Nunca progresó como la versión helenizada y acabó por perderse en el movimiento islámico.

2. La influencia romana

195:2.1 (2072.5) Los romanos adoptaron en bloque la cultura griega y establecieron un sistema de gobierno representativo en lugar del gobierno por sorteo. Este cambio favoreció pronto al cristianismo, ya que Roma introdujo en todo el mundo occidental una nueva tolerancia hacia los idiomas y pueblos extranjeros e incluso hacia las religiones foráneas.

195:2.2 (2072.6) Muchas de las primeras persecuciones contra los cristianos en Roma se debieron únicamente a la desafortunada utilización del término «reino» en sus predicaciones. Los romanos eran tolerantes con todas y cada una de las religiones, pero muy recelosos ante cualquier atisbo de rivalidad política. Y así, cuando esas primeras persecuciones —nacidas en gran medida de malentendidos— se extinguieron, se abrió de par en par el campo para la propaganda religiosa. A los romanos les interesaba la administración política y se preocupaban poco por el arte o la religión, pero eran excepcionalmente tolerantes con ambos.

195:2.3 (2072.7) La ley oriental era severa y arbitraria; la ley griega, flexible y artística; la ley romana, digna y respetable. La educación romana generaba una imperturbable lealtad sin precedentes. Los primeros romanos eran individuos de gran dedicación política y plenamente consagrados. Eran honrados, entusiastas y entregados a sus ideales, pero sin una religión digna de ese nombre. No es de extrañar que se dejaran convencer por sus maestros griegos de aceptar el cristianismo de Pablo.

195:2.4 (2072.8) Aquellos romanos eran un gran pueblo. Podían gobernar Occidente porque sabían gobernarse a sí mismos. Su incomparable honradez, entrega y firme autocontrol constituyeron el terreno ideal donde sembrar y hacer crecer el cristianismo.

195:2.5 (2072.9) Fue fácil para estos grecorromanos entregados políticamente al Estado consagrarse espiritualmente a una Iglesia institucional con la misma dedicación. Los romanos solo combatieron contra la Iglesia cuando temieron que pudiera competir contra el Estado. Roma, que tenía poca filosofía nacional o cultura nativa, hizo suya la cultura griega y adoptó resueltamente a Cristo como su filosofía moral. El cristianismo se convirtió en la cultura moral de Roma, pero la nueva religión no fue precisamente una experiencia individual de crecimiento espiritual para los que la abrazaron de forma tan masiva. Es verdad que muchas personas penetraron bajo la superficie de toda esta religión estatal y encontraron, para alimento de su alma, los valores reales de los significados ocultos contenidos en las verdades latentes del cristianismo helenizado y paganizado.

195:2.6 (2073.1) Los estoicos y su esforzado llamamiento «a la naturaleza y la conciencia» habían sido la mejor preparación para que Roma entera recibiera a Cristo, al menos en sentido intelectual. El romano era jurista por naturaleza y por formación; veneraba hasta las leyes de la naturaleza, y ahora con el cristianismo percibía las leyes de Dios en las leyes de la naturaleza. Un pueblo capaz de dar a un Cicerón y un Virgilio estaba maduro para el cristianismo helenizado de Pablo.

195:2.7 (2073.2) Y así, estos griegos romanizados forzaron tanto a los judíos como a los cristianos a hacer filosófica su religión, a coordinar sus ideas y sistematizar sus ideales, a adaptar las prácticas religiosas al curso existente de la vida. Y todo esto se vio muy favorecido por la traducción al griego de las escrituras hebreas y por la redacción posterior del Nuevo Testamento en lengua griega.

195:2.8 (2073.3) A diferencia de los judíos y de otros muchos pueblos, los griegos llevaban mucho tiempo creyendo provisionalmente en la inmortalidad, en alguna clase de supervivencia después de la muerte. Y dado que este era el núcleo mismo de la enseñanza de Jesús, era seguro que el cristianismo ejercería un poderoso atractivo sobre ellos.

195:2.9 (2073.4) Una sucesión de victorias de la cultura griega y de la política romana había consolidado a los países mediterráneos como un solo imperio, con un solo idioma y una sola cultura, y había preparado al mundo occidental para un solo Dios. El judaísmo proporcionaba este Dios, pero el judaísmo no era aceptable como religión para aquellos griegos romanizados. Filón ayudó a mitigar las objeciones de algunos, pero el cristianismo les reveló un concepto aún mejor de un Dios único y lo aceptaron inmediatamente.

3. Bajo el Imperio romano

195:3.1 (2073.5) Tras la consolidación de la autoridad política romana y la diseminación del cristianismo, los cristianos se encontraron con un Dios único, un gran concepto religioso, pero sin imperio. Los grecorromanos se encontraron con un gran imperio, pero sin un Dios que sirviera como concepto religioso adecuado para el culto de un imperio y para su unificación espiritual. Los cristianos aceptaron el imperio y el imperio adoptó el cristianismo. Los romanos proporcionaron una unidad de gobierno político, los griegos una unidad de cultura y conocimientos y el cristianismo una unidad de pensamiento y práctica religiosa.

195:3.2 (2073.6) Roma superó la tradición del nacionalismo mediante un universalismo imperial y por primera vez en la historia hizo posible que diferentes razas y naciones aceptaran, al menos nominalmente, una sola religión.

195:3.3 (2073.7) Cuando el cristianismo se ganó el favor de Roma existía una gran contienda entre las vigorosas enseñanzas de los estoicos y las promesas de salvación de los cultos de misterio. El cristianismo llegó con su consuelo reconfortante y su poder liberador a un pueblo espiritualmente hambriento en cuyo idioma no cabía la palabra «altruismo».

195:3.4 (2073.8) Lo que dio su mayor poder al cristianismo fue la manera en que sus creyentes vivieron una vida de servicio, e incluso la manera en que murieron por su fe durante las drásticas persecuciones de los primeros tiempos.

195:3.5 (2073.9) La enseñanza del amor de Cristo por los niños acabó pronto con la práctica generalizada de dejar morir a los bebés no deseados, en particular a las niñas.

195:3.6 (2074.1) El primer modelo de culto cristiano fue tomado en gran parte de la sinagoga judía y modificado por el ritual mitraico. Más adelante se le añadió mucha pompa pagana. La columna vertebral de la Iglesia cristiana primitiva estaba formada por griegos cristianizados prosélitos del judaísmo.

195:3.7 (2074.2) El siglo segundo después de Cristo fue el periodo más favorable de la historia mundial para que progresara una buena religión en el mundo occidental. Durante el siglo primero el cristianismo se había preparado mediante luchas y concesiones para echar raíces y difundirse rápidamente. El cristianismo adoptó al emperador y después el emperador adoptó al cristianismo. Fue una gran época para la difusión de una nueva religión. Había libertad religiosa, los viajes se habían generalizado y no había trabas para el pensamiento.

195:3.8 (2074.3) El ímpetu espiritual derivado de aceptar nominalmente el cristianismo helenizado llegó a Roma demasiado tarde para evitar su bien avanzada decadencia moral o para compensar su asentado y creciente deterioro racial. Esta nueva religión era una necesidad cultural para la Roma imperial, y es una verdadera lástima que no llegara a ser un medio de salvación espiritual en un sentido más amplio.

195:3.9 (2074.4) Ni siquiera una buena religión podía salvar a un gran imperio de los resultados inevitables de la falta de participación individual en los asuntos del gobierno, del paternalismo excesivo, de la sobrecarga impositiva y los graves abusos en su recaudación, del desequilibrio comercial con el Levante que iba agotando el oro, de la locura por las diversiones, de la estandarización romana, de la degradación de la mujer, de la esclavitud y la decadencia racial, de las plagas físicas y de una Iglesia estatal que se había institucionalizado casi hasta el punto de la esterilidad espiritual.

195:3.10 (2074.5) Sin embargo las condiciones no eran tan malas en Alejandría. Las primeras escuelas siguieron conservando libres de concesiones muchas de las enseñanzas de Jesús. Pantaenos enseñó a Clemente y luego siguió a Natanael para proclamar a Cristo en la India. Si bien algunos de los ideales de Jesús fueron sacrificados durante la construcción del cristianismo, es de justicia hacer constar que a finales del siglo segundo prácticamente todas las grandes mentes del mundo grecorromano se habían vuelto cristianas. El triunfo se acercaba a su culminación.

195:3.11 (2074.6) Y este Imperio romano duró lo suficiente como para asegurar la supervivencia del cristianismo incluso después del colapso del Imperio. Pero nos hemos preguntado muchas veces qué habría sucedido en Roma y en el mundo si se hubiera aceptado el evangelio del reino en lugar del cristianismo griego.

4. La edad oscura de Europa

195:4.1 (2074.7) La Iglesia, al ser adjunta a la sociedad y aliada de la política, estaba condenada a compartir el declive intelectual y espiritual de la llamada «edad oscura» de Europa. Durante este periodo la religión se fue haciendo cada vez más monástica, ascética y legalista. El cristianismo estaba hibernando en sentido espiritual. A lo largo de este periodo coexistió con esta religión adormecida y secularizada una corriente continua de misticismo, una fantástica experiencia espiritual que rayaba en la irrealidad y era filosóficamente análoga al panteísmo.

195:4.2 (2074.8) Durante estos siglos oscuros y desesperanzados la religión volvió a ser prácticamente de segunda mano. El individuo se encontraba casi perdido ante la autoridad, la tradición y el dictado de una Iglesia que lo eclipsaba todo. Surgió una nueva amenaza espiritual con la creación de una constelación de «santos» que se suponía tenían una influencia especial en las cortes divinas y podían por lo tanto interceder ante los Dioses en favor del hombre que supiera recurrir a ellos de forma eficaz.

195:4.3 (2075.1) Aunque el cristianismo no podía detener la edad oscura que se avecinaba, estaba ya lo bastante socializado y paganizado como para sobrevivir a este largo periodo de oscuridad moral y estancamiento espiritual. Perduró durante la larga noche de la civilización occidental y seguía ejerciendo influencia moral en el mundo en los albores del Renacimiento. Después de atravesar la edad oscura, la rehabilitación del cristianismo dio como resultado la aparición de numerosas sectas de enseñanzas cristianas, creencias adaptadas a tipos especiales —intelectuales, emocionales y espirituales— de personalidad humana. Muchos de estos grupos cristianos especiales, o familias religiosas, siguen existiendo en el momento de hacer esta exposición.

195:4.4 (2075.2) El cristianismo muestra en su historia que se originó a partir de la transformación no intencionada de la religión de Jesús en una religión sobre Jesús. La historia describe además que experimentó la helenización, la paganización, la secularización, la institucionalización, el deterioro intelectual, la decadencia espiritual, la hibernación moral, la amenaza de extinción, el posterior rejuvenecimiento, la fragmentación y más recientemente una rehabilitación relativa. Una trayectoria así denota una vitalidad inherente y enormes recursos de recuperación. Este mismo cristianismo está presente hoy día en el mundo civilizado de los pueblos occidentales y afronta una lucha por la existencia aún más inquietante que las memorables crisis que caracterizaron sus pasadas batallas por lograr el dominio.

195:4.5 (2075.3) La religión se enfrenta ahora al desafío de una nueva edad de mentes científicas y tendencias materialistas. En este gigantesco conflicto entre lo secular y lo espiritual acabará triunfando la religión de Jesús.

5. El problema moderno

195:5.1 (2075.4) El siglo veinte ha traído al cristianismo y a todas las demás religiones nuevos problemas que resolver. Cuanto más alto escala una civilización, más necesario se hace el deber de «buscar primero las realidades del cielo» en todos los esfuerzos del hombre por estabilizar la sociedad y facilitar la solución de sus problemas materiales.

195:5.2 (2075.5) La verdad se vuelve a menudo confusa y hasta engañosa cuando se desmembra, se segrega, se aísla y se analiza demasiado. La verdad viva solo enseña bien al buscador de la verdad cuando es abrazada en su totalidad y como una realidad espiritual viva, no como un hecho de la ciencia material o una inspiración de un arte interpuesto.

195:5.3 (2075.6) La religión es la revelación al hombre de su destino divino y eterno. La religión es una experiencia puramente personal y espiritual, y debe distinguirse siempre de otras formas elevadas del pensamiento humano como:

195:5.4 (2075.7) 1. La actitud lógica del hombre hacia las cosas de la realidad material.

195:5.5 (2075.8) 2. La apreciación estética de la belleza que hace el hombre en contraste con la fealdad.

195:5.6 (2075.9) 3. El reconocimiento ético por parte del hombre de sus obligaciones sociales y su deber político.

195:5.7 (2075.10) 4. Ni siquiera el sentido que tiene el hombre de la moralidad humana es religioso en y por sí mismo.

195:5.8 (2075.11) La religión está destinada a encontrar los valores del universo que inspiran fe, confianza y seguridad; la religión culmina en adoración. La religión descubre para el alma los valores supremos que contrastan con los valores relativos descubiertos por la mente. Esa visión interior sobrehumana solo se puede conseguir a través de la auténtica experiencia religiosa.

195:5.9 (2075.12) Un sistema social duradero sin una moral basada en realidades espirituales es tan imposible de mantener como el sistema solar sin gravedad.

195:5.10 (2076.1) No intentéis satisfacer la curiosidad durante una corta vida en la carne ni saciar todos los anhelos latentes de aventura que surgen dentro del alma. ¡Tened paciencia! No caigáis en la tentación de lanzaros desordenadamente a sórdidas aventuras baratas. Aprovechad vuestras energías y refrenad vuestras pasiones; mantened la calma mientras esperáis el despliegue majestuoso de una carrera sin fin de aventuras progresivas y descubrimientos apasionantes.

195:5.11 (2076.2) En la confusión sobre el origen del hombre no perdáis de vista su destino eterno. No olvidéis que Jesús amaba incluso a los niños pequeños y que dejó claro para siempre el gran valor de la personalidad humana.

195:5.12 (2076.3) Al observar el mundo recordad que las manchas negras de maldad que veis destacan sobre un fondo blanco de bondad última. No veis unas pocas manchas blancas de bondad que destacan tristemente sobre un fondo negro de maldad.

195:5.13 (2076.4) Cuando hay tantas verdades buenas que publicar y proclamar, ¿por qué prestan los hombres tanta atención al mal del mundo solo porque parece ser un hecho? Las bellezas de los valores espirituales de la verdad son más placenteras y edificantes que el fenómeno del mal.

195:5.14 (2076.5) Jesús siguió y recomendó el método de la experiencia en materia de religión, igual que la ciencia moderna utiliza la técnica experimental. Encontramos a Dios a través de las directrices de la visión espiritual interior, pero abordamos esta visión interior del alma a través del amor a lo bello, de la búsqueda de la verdad, de la lealtad al deber y de la adoración de la bondad divina. Pero de todos estos valores, el amor es el verdadero guía que lleva a la visión interior real.

6. El materialismo

195:6.1 (2076.6) Los científicos han precipitado involuntariamente a la humanidad hacia un pánico materialista, han desencadenado una irreflexiva retirada masiva de fondos del banco moral de las edades, pero este banco de la experiencia humana tiene inmensos recursos espirituales y puede soportar las demandas que se le hagan. Solo los hombres irreflexivos se dejan llevar por el pánico respecto a los activos espirituales de la raza humana. Cuando el pánico secular-materialista haya pasado, la religión de Jesús no se encontrará en bancarrota. El banco espiritual del reino de los cielos pagará con fe, esperanza y seguridad moral a todos los que vayan a él a retirar fondos «en Su nombre».

195:6.2 (2076.7) Sea cual sea el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que las enseñanzas del Maestro triunfarán plenamente en las edades por venir. En realidad, la verdadera religión no puede entrar en controversia con la ciencia porque no se ocupa en modo alguno de las cosas materiales. La religión es sencillamente indiferente a la ciencia aunque la ve con buenos ojos; en cambio se interesa de forma suprema por el científico.

195:6.3 (2076.8) La búsqueda del mero conocimiento sin la interpretación concomitante de la sabiduría y sin la visión interior espiritual de la experiencia religiosa termina conduciendo al pesimismo y la desesperación humana. Un conocimiento limitado es verdaderamente desconcertante.

195:6.4 (2076.9) En el momento de redactar este escrito ya ha pasado lo peor de la edad materialista y empieza a alborear el día de una comprensión mejor. La filosofía de las mejores mentes del mundo científico ya no es materialista por completo, aunque las masas siguen inclinándose en esa dirección como consecuencia de enseñanzas anteriores. Pero esta edad de realismo físico solo es un episodio pasajero de la vida del hombre en la tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta la verdadera religión, es decir, las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Lo único que ha hecho la ciencia ha sido destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida.

195:6.5 (2077.1) En lo que respecta a la vida del hombre en la tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia trata de los fenómenos, la religión de los orígenes, los valores y las metas. Asignar causas como explicación de los fenómenos físicos es reconocer que se desconocen los factores últimos, y al final solo puede conducir directamente al científico a la gran causa primera: el Padre Universal del Paraíso.

195:6.6 (2077.2) El paso violento de una edad de milagros a una edad de máquinas ha demostrado ser muy perturbador para el hombre. La destreza y la ingeniosidad de las falsas filosofías del mecanicismo desdicen sus propios argumentos mecanicistas. La agilidad fatalista de la mente de un materialista desmiente para siempre sus afirmaciones de que el universo es un fenómeno energético ciego y carente de propósito.

195:6.7 (2077.3) Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente cultos como el secularismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas. Están desprovistos de todo valor, sanción y satisfacción real de naturaleza espiritual y carecen asimismo de fe, esperanza y garantías eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre piensa que está demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.

195:6.8 (2077.4) El materialismo reduce al hombre a un autómata sin alma y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar desamparado en la fórmula matemática de un universo prosaico y mecanicista. Pero ¿de dónde viene todo este vasto universo de las matemáticas sin un Maestro Matemático? La ciencia puede explayarse sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación de las almas de los hombres, se ocupa de su experiencia con las realidades espirituales y los valores eternos.

195:6.9 (2077.5) El sociólogo materialista de hoy observa una comunidad, hace un informe sobre ella y deja a la gente tal como la encontró. Hace mil novecientos años unos galileos indoctos observaron a Jesús dar su vida como contribución espiritual a la experiencia interior del hombre y luego salieron y cambiaron todo el Imperio romano de arriba abajo.

195:6.10 (2077.6) Pero los líderes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual al son de las trompetas de la Edad Media. La religión debe acuñar nuevos lemas actualizados. Ni la democracia ni ninguna otra panacea política ocuparán el lugar del progreso espiritual. Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad, en cambio Jesús en su evangelio llevó al hombre mortal hasta la entrada misma de una realidad eterna de progresión espiritual.

195:6.11 (2077.7) Decir que la mente «emergió» de la materia no explica nada. Si el universo fuera un mero mecanismo y la mente no existiera aparte de la materia, no tendríamos nunca dos interpretaciones diferentes de cualquier fenómeno observado. Los conceptos de verdad, belleza y bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede conocer, y mucho menos conocer la verdad, tener hambre de rectitud y apreciar la bondad.

195:6.12 (2077.8) La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que percibe la verdad es al mismo tiempo supramaterial. La materia no conoce la verdad ni puede amar la misericordia o deleitarse con las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en el esclarecimiento espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan ciertas y reales como las deducciones matemáticas basadas en observaciones físicas, pero se encuentran en un nivel diferente y más alto.

195:6.13 (2077.9) Si los hombres fueran solo máquinas reaccionarían de manera más o menos uniforme a un universo material. No existiría la individualidad y mucho menos la personalidad.

195:6.14 (2077.10) El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso, que está en el centro del universo de universos y en presencia de la volición no cualificada de la Segunda Fuente y Centro, asegura para siempre que los determinantes no son la ley exclusiva del cosmos. El materialismo está ahí pero no es exclusivo, el mecanicismo está ahí pero no es ilimitado, el determinismo está ahí pero no está solo.

195:6.15 (2078.1) El universo finito de la materia terminaría siendo uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad también en los mundos materiales.

195:6.16 (2078.2) En cualquier aspecto de la existencia, la libertad o la iniciativa son directamente proporcionales al grado de influencia espiritual y de control de la mente cósmica, es decir, en la experiencia humana, al grado de actualidad de hacer «la voluntad del Padre». Y así, que hayáis salido a buscar a Dios es la prueba concluyente de que Dios ya os ha encontrado a vosotros.

195:6.17 (2078.3) La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra la existencia tanto de la libertad como de la uniformidad en el universo. El descubridor era libre de hacer su descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, de no ser así no hubiera podido ser conocida como cosa.

7. La vulnerabilidad del materialismo

195:7.1 (2078.4) Qué insensatez la del hombre de mentalidad materialista cuando permite que unas teorías tan vulnerables como las de un universo mecanicista le priven de los inmensos recursos espirituales de la experiencia personal de la verdadera religión. Los hechos nunca están reñidos con la fe espiritual real, aunque las teorías puedan estarlo. La ciencia haría mejor en dedicarse a destruir supersticiones en vez de intentar derrocar la fe religiosa: la creencia humana en realidades espirituales y valores divinos.

195:7.2 (2078.5) La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer su personalidad. No puede haber ninguna disputa duradera entre la verdadera ciencia y la verdadera religión. El «método científico» no es más que una vara intelectual con la que medir las aventuras materiales y las consecuciones físicas. Pero al ser material y completamente intelectual resulta totalmente inútil para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas.

195:7.3 (2078.6) La incongruencia del mecanicista moderno es que si este universo fuera solo material y el hombre solo una máquina, sería totalmente incapaz de reconocerse como máquina, y además este hombre-máquina sería totalmente inconsciente de que existe ese universo material. En su consternación y desesperanza materialista, la ciencia mecanicista no ha sabido reconocer que la mente del científico está habitada por el espíritu, y que es precisamente la visión interior supramaterial de ese espíritu la que formula esos conceptos erróneos y contradictorios en sí mismos de un universo materialista.

195:7.4 (2078.7) Los valores paradisiacos de eternidad e infinitud, de verdad, belleza y bondad, están ocultos dentro de los hechos de los fenómenos de los universos del tiempo y el espacio. Pero se necesita el ojo de la fe de un mortal nacido del espíritu para detectar y percibir esos valores espirituales.

195:7.5 (2078.8) Las realidades y los valores del progreso espiritual no son una «proyección psicológica», una simple ensoñación glorificada de la mente material. Esas cosas son los pronósticos espirituales del Ajustador interior, del espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No permitáis que vuestros escarceos con los vagos hallazgos de la «relatividad» alteren vuestros conceptos de la eternidad y la infinitud de Dios. Y en todas vuestras peticiones sobre la necesidad de expresaros no cometáis el error de dejar de asegurar la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y mejor.

195:7.6 (2079.1) Si este universo fuera solo material el hombre material nunca sería capaz de llegar al concepto del carácter mecanicista de una existencia tan exclusivamente material. Ese mismo concepto mecanicista del universo es en sí mismo un fenómeno no material de la mente, y toda mente es de origen no material, por mucho que pueda parecer que está materialmente condicionada y mecánicamente controlada.

195:7.7 (2079.2) El mecanismo mental parcialmente evolucionado del hombre mortal no está especialmente dotado de coherencia y sabiduría. La vanidad del hombre prima muchas veces sobre su razón y escapa a su lógica.

195:7.8 (2079.3) El propio pesimismo del materialista más pesimista es en sí y por sí mismo prueba suficiente de que el universo del pesimista no es enteramente material. El optimismo y el pesimismo son reacciones conceptuales de una mente consciente tanto de los valores como de los hechos. Si el universo fuera verdaderamente lo que el materialista considera que es, el hombre como máquina humana sería incapaz de reconocer conscientemente ese mismo hecho. Sin la consciencia del concepto de los valores dentro de la mente nacida del espíritu, el hombre no reconocería de ninguna manera ni el hecho del materialismo en el universo ni los fenómenos mecanicistas en el funcionamiento del universo. Una máquina no puede ser consciente de la naturaleza ni del valor de otra máquina.

195:7.9 (2079.4) Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica porque la ciencia solo reconoce y tiene por objeto las cosas materiales y los hechos. La filosofía es inevitablemente supracientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza porque muestra los atributos controladores de la mente y las cualidades creativas del espíritu.

195:7.10 (2079.5) El esfuerzo sincero del hombre por hacerse mecanicista representa el trágico fenómeno del esfuerzo inútil de ese hombre por suicidarse intelectual y moralmente. Pero no puede hacerlo.

195:7.11 (2079.6) Si el universo fuera solo material y el hombre solo una máquina, no habría ciencia que incitara al científico a postular esta mecanización del universo. Las máquinas no se pueden medir, clasificar ni evaluar a sí mismas. Ese trabajo científico solo podría realizarlo alguna entidad con estatus de supramáquina.

195:7.12 (2079.7) Si la realidad del universo fuese solo una inmensa máquina, el hombre necesitaría estar fuera y separado del universo para poder reconocer ese hecho y hacerse consciente de la comprensión de esa evaluación.

195:7.13 (2079.8) Si el hombre no es más que una máquina, ¿qué técnica emplea para llegar a creer o a pretender saber que no es más que una máquina? La experiencia de evaluar conscientemente el propio yo no es nunca atributo de una simple máquina. Un mecanicista declarado y autoconsciente es la mejor respuesta posible al mecanicismo. Si el materialismo fuera realidad no podría haber ningún mecanicista consciente de sí mismo. Y también es verdad que para poder cometer actos inmorales hay que ser antes una persona moral.

195:7.14 (2079.9) La propia afirmación del materialismo implica que la mente que se atreve a reivindicar esos dogmas tiene una consciencia supramaterial. Un mecanismo se puede deteriorar pero nunca puede progresar. Las máquinas no piensan, ni crean, ni sueñan, ni aspiran a nada, ni idealizan ni tienen hambre de verdad o sed de rectitud. No motivan sus vidas con la pasión de servir a otras máquinas y elegir como meta de su progreso eterno la sublime tarea de encontrar a Dios y esforzarse en ser como él. Las máquinas no son nunca intelectuales, emocionales, estéticas, éticas, morales ni espirituales.

195:7.15 (2079.10) El arte prueba que el hombre no está mecánicamente determinado, pero no prueba que sea espiritualmente inmortal. El arte es la morontia del mortal, el terreno intermedio entre el hombre material y el hombre espiritual. La poesía es un esfuerzo por escapar de las realidades materiales hacia los valores espirituales.

195:7.16 (2080.1) En una civilización elevada el arte humaniza a la ciencia y es espiritualizado a su vez por la verdadera religión, es decir, por la visión interior de los valores espirituales y eternos. El arte representa la evaluación humana de la realidad en el espacio-tiempo. La religión es el abrazo divino de los valores cósmicos y connota la progresión eterna en la ascensión y expansión espiritual. El arte del tiempo solo es peligroso cuando se vuelve ciego a los valores espirituales de los patrones divinos que la eternidad refleja como sombras de la realidad en el tiempo. El verdadero arte manipula eficazmente las cosas materiales de la vida; la religión transforma y ennoblece los hechos materiales de la vida y no cesa nunca en su evaluación espiritual del arte.

195:7.17 (2080.2) ¡Qué insensato es suponer que un autómata podría concebir una filosofía de automatismo, y qué ridículo que se atreva a formar ese concepto de otros semejantes autómatas!

195:7.18 (2080.3) Cualquier interpretación científica del universo material carece de valor a menos que proporcione el reconocimiento debido al científico. Ninguna apreciación del arte es auténtica a menos que conceda reconocimiento al artista. Ninguna evaluación de la moralidad merece la pena a menos que incluya al moralista. Ningún reconocimiento de la filosofía es edificante si ignora al filósofo, y la religión no puede existir sin la experiencia real de la persona religiosa que busca encontrar y conocer a Dios en y por esa misma experiencia. Del mismo modo, el universo de universos carece de relevancia aparte del YO SOY, el Dios infinito que lo ha hecho y lo dirige sin cesar.

195:7.19 (2080.4) Los mecanicistas —los humanistas— tienden a ir a la deriva de las corrientes materiales. Los idealistas y los espiritualistas se atreven a utilizar sus remos con inteligencia y vigor para modificar el curso, en apariencia puramente material, de las corrientes de energía.

195:7.20 (2080.5) La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente. La música expresa el tempo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma que está en armonía en el espacio-tiempo con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinitud. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supramatemático en la vida humana.

195:7.21 (2080.6) En el lenguaje el alfabeto representa el mecanismo del materialismo, mientras que las palabras que expresan el significado de mil pensamientos, de grandes ideas y de nobles ideales —de amor y odio, de valor y cobardía— representan las actuaciones de la mente dentro del alcance definido por la ley tanto material como espiritual, actuaciones dirigidas por la afirmación de la voluntad de la personalidad y limitadas por la dotación situacional inherente.

195:7.22 (2080.7) El universo no es como las leyes, los mecanismos y las uniformidades que descubre el científico y que llega a considerar como ciencia, sino más bien como el científico curioso que piensa, elige, crea, combina y discrimina, y que observa así los fenómenos del universo y clasifica los hechos matemáticos inherentes a las fases mecanicistas del lado material de la creación. Tampoco es el universo como el arte del artista, sino más bien como el propio artista que se afana, sueña, aspira y avanza, y que intenta trascender el mundo de las cosas materiales en un esfuerzo por alcanzar una meta espiritual.

195:7.23 (2080.8) Es el científico, y no la ciencia, quien percibe la realidad de un universo de energía y materia que progresa y evoluciona. Es el artista, y no el arte, quien demuestra la existencia del mundo transitorio de la morontia que media entre la existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión, quien prueba la existencia de las realidades del espíritu y los valores divinos que se han de encontrar durante el progreso de la eternidad.

8. El totalitarismo secular

195:8.1 (2081.1) Pero incluso después de que el materialismo y el mecanicismo hayan sido más o menos derrotados, la influencia devastadora del secularismo del siglo veinte seguirá malogrando la experiencia espiritual de millones de almas confiadas.

195:8.2 (2081.2) El secularismo moderno ha sido fomentado por dos influencias mundiales. El padre del secularismo fue el planteamiento estrecho de miras y sin dios de la llamada ciencia de los siglos diecinueve y veinte, la ciencia atea. La madre del secularismo moderno fue la Iglesia cristiana totalitaria medieval. El secularismo se inició como protesta creciente contra la dominación casi completa de la civilización occidental por parte de la Iglesia cristiana institucionalizada.

195:8.3 (2081.3) En el momento de esta revelación el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente secular y humanista. El pensamiento occidental se ha ido secularizando progresivamente durante trescientos años. La religión se está convirtiendo cada vez más en una influencia nominal, un ejercicio ritualista. La mayoría de los que se declaran cristianos en la civilización occidental son secularistas sin saberlo.

195:8.4 (2081.4) Se necesitó una gran fuerza, una poderosa influencia, para liberar la vida y el pensamiento de los pueblos occidentales de la garra atrofiante de una dominación eclesiástica totalitaria. El secularismo rompió las ataduras del control de la Iglesia y amenaza ahora a su vez con establecer un nuevo tipo de dominio sin dios en el corazón y la mente del hombre moderno. El Estado político tiránico y dictatorial es vástago directo del materialismo científico y el secularismo filosófico. En cuanto el secularismo libera al hombre de la dominación de la Iglesia institucionalizada, lo vende a la esclavitud servil del Estado totalitario. El secularismo libera al hombre de la esclavitud eclesiástica solo para traicionarlo entregándolo a la tiranía de la esclavitud política y económica.

195:8.5 (2081.5) El materialismo niega a Dios, el secularismo se limita a ignorarlo, o al menos esa fue su primera actitud. Últimamente el secularismo está adoptando una postura más militante y pretende ocupar el lugar de la religión cuya esclavitud totalitaria combatió en su día. El secularismo del siglo veinte tiende a afirmar que el hombre no necesita a Dios. ¡Pero cuidado; esta filosofía sin dios de la sociedad humana solo generará inquietud, hostilidad, infelicidad, guerras y un desastre mundial!

195:8.6 (2081.6) El secularismo no podrá traer nunca la paz a la humanidad. Nada puede ocupar el lugar de Dios en la sociedad humana. ¡Pero tomad nota!: no tengáis prisa en renunciar a las beneficiosas ganancias de la sublevación secular contra el totalitarismo eclesiástico. La civilización occidental disfruta hoy de muchas libertades y satisfacciones como consecuencia de la revuelta secular. El gran error del secularismo fue que al sublevarse contra el control casi total de la vida por parte de la autoridad religiosa y tras lograr la liberación de esa tiranía eclesiástica, los secularistas dieron un paso más e instituyeron una sublevación contra el propio Dios unas veces de forma abierta y otras tácita.

195:8.7 (2081.7) A la sublevación secular le debéis la asombrosa creatividad del industrialismo americano y el progreso material sin precedentes de la civilización occidental. Y debido a que la sublevación secular ha ido demasiado lejos y ha perdido de vista a Dios y a la verdadera religión, ha producido también una inesperada cosecha de guerras mundiales e inestabilidad internacional.

195:8.8 (2081.8) No es necesario sacrificar la fe en Dios para disfrutar de las bendiciones de la sublevación secularista moderna, que son tolerancia, servicio social, gobierno democrático y libertades civiles. No era necesario que los secularistas se enfrentaran a la verdadera religión para promover la ciencia y hacer avanzar la educación.

195:8.9 (2082.1) Pero el secularismo no es la única causa de estas mejoras recientes en el modo de vivir. Detrás de los beneficios del siglo veinte no están solo la ciencia y el secularismo sino también el trabajo espiritual no valorado ni reconocido de la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

195:8.10 (2082.2) Sin Dios, sin religión, el secularismo científico nunca podrá coordinar sus fuerzas ni armonizar las divergencias y rivalidades de sus intereses, razas y nacionalismos. A pesar de sus logros materiales sin parangón, esta sociedad humana secularista se está desintegrando lentamente. La principal fuerza cohesiva que opone resistencia a los antagonismos desintegradores es el nacionalismo, y el nacionalismo es el principal obstáculo para la paz mundial.

195:8.11 (2082.3) La debilidad inherente al secularismo está en que desecha la ética y la religión en favor de la política y el poder. Es simplemente imposible establecer la hermandad de los hombres si se ignora o se niega la paternidad de Dios.

195:8.12 (2082.4) El optimismo secular social y político es una ilusión. Sin Dios, ni la independencia y la libertad, ni las posesiones y las riquezas conducirán a la paz.

195:8.13 (2082.5) La secularización completa de la ciencia, la educación, la industria y la sociedad solo puede conducir al desastre. Durante el primer tercio del siglo veinte los urantianos han matado a más seres humanos que durante toda la dispensación cristiana transcurrida hasta ese momento. Y esto es solo el principio de la funesta cosecha del materialismo y el secularismo; destrucciones aún más terribles están por venir.

9. El problema del cristianismo

195:9.1 (2082.6) No paséis por alto el valor de vuestra herencia espiritual, el río de verdad que fluye a través de los siglos y llega incluso a los tiempos estériles de una edad secular y materialista. Aferraos firmemente a la verdad eterna en todos vuestros loables esfuerzos por deshaceros de los credos supersticiosos de edades pasadas. ¡Pero tened paciencia! Cuando la sublevación presente contra la superstición haya terminado, las verdades del evangelio de Jesús pervivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor.

195:9.2 (2082.7) Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas sin concesiones de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la tierra. Hay una revelación nueva y más plena de la religión de Jesús que está destinada a conquistar el imperio del secularismo materialista y derrocar el dominio mundial del naturalismo mecanicista. Urantia se estremece ahora al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, reavivamiento moral e iluminación espiritual.

195:9.3 (2082.8) Las enseñanzas de Jesús, aunque muy modificadas, sobrevivieron a los cultos de misterio de su época, a la ignorancia y las supersticiones de la edad oscura, y ahora mismo están triunfando lentamente sobre el materialismo, el mecanicismo y el secularismo del siglo veinte. Los tiempos como este de grandes pruebas y amenazas de derrota son siempre tiempos de gran revelación.

195:9.4 (2082.9) La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a confiar solamente en Jesús y en sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo continúa descuidando su misión espiritual y sigue ocupándose de problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar a la llegada de nuevos maestros de la religión de Jesús que se entregarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Y entonces esas almas nacidas del espíritu proporcionarán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se necesitan para la reorganización social, moral, económica y política del mundo.

195:9.5 (2083.1) La era moderna no aceptará una religión en conflicto con los hechos y que no esté en armonía con sus conceptos más altos de verdad, belleza y bondad. Ha llegado la hora de volver a descubrir los verdaderos fundamentos originales del cristianismo transigente y deformado de hoy en día: la vida y las enseñanzas reales de Jesús.

195:9.6 (2083.2) El hombre primitivo vivía una vida de esclavitud supersticiosa al miedo religioso. Al hombre civilizado moderno le aterra la idea de caer bajo el dominio de fuertes convicciones religiosas. El hombre reflexivo ha temido siempre estar atrapado por una religión. Cuando una religión poderosa y conmovedora amenaza con dominarlo, intenta invariablemente racionalizarla, institucionalizarla y convertirla en tradición con la esperanza de controlarla de ese modo. Por este procedimiento, incluso una religión revelada se convierte en una religión hecha y dominada por el hombre. Los hombres y mujeres modernos e inteligentes rehúyen la religión de Jesús porque temen lo que les hará a ellos y lo que hará con ellos. Y todos esos miedos están bien fundados. La religión de Jesús domina y transforma en verdad a sus creyentes ya que les exige que dediquen su vida a intentar conocer la voluntad del Padre del cielo y les pide que consagren las energías del vivir al servicio desinteresado de la hermandad de los hombres.

195:9.7 (2083.3) Los hombres y mujeres egoístas simplemente no quieren pagar ese precio, ni siquiera a cambio del mayor tesoro espiritual que se haya ofrecido jamás al hombre mortal. Cuando el hombre se sienta suficientemente desilusionado por las tristes decepciones que conlleva la búsqueda insensata y engañosa del egoísmo y haya descubierto la esterilidad de la religión formalizada, solo entonces estará dispuesto a volverse de todo corazón hacia el evangelio del reino, la religión de Jesús de Nazaret.

195:9.8 (2083.4) El mundo necesita más religión de primera mano. Incluso el cristianismo —la mejor religión del siglo veinte— no es solo una religión sobre Jesús, sino que es en gran medida una religión que los hombres experimentan de segunda mano. Reciben su religión tal como se la transmiten sus maestros religiosos reconocidos. ¡Qué despertar experimentaría el mundo solo con que pudiera ver a Jesús tal como vivió realmente en la tierra y conocer de primera mano sus enseñanzas dadoras de vida! Las palabras que describen cosas bellas no pueden emocionar tanto como la visión de esas cosas, ni tampoco pueden las palabras de un credo inspirar a las almas de los hombres como la experiencia de conocer la presencia de Dios. Pero la fe expectante mantendrá siempre abierta la puerta de la esperanza en el alma del hombre para que entren las realidades espirituales eternas de los valores divinos de los mundos del más allá.

195:9.9 (2083.5) El cristianismo se ha atrevido a rebajar sus ideales ante el desafío de la codicia humana, la locura de la guerra y el ansia de poder, pero la religión de Jesús se mantiene como llamamiento espiritual inmaculado y trascendente que apela a lo mejor que hay en el hombre para que se eleve por encima de todos estos legados de la evolución animal y alcance por la gracia las alturas morales del verdadero destino humano.

195:9.10 (2083.6) El cristianismo está amenazado de muerte lenta por el formalismo, el exceso de organización, el intelectualismo y otras tendencias no espirituales. La Iglesia cristiana moderna no es la hermandad de creyentes activos a la que Jesús encargó llevar a cabo en todo momento la transformación espiritual de las generaciones sucesivas de la humanidad.

195:9.11 (2083.7) El llamado cristianismo se ha convertido en un movimiento social y cultural además de ser una creencia y una práctica religiosa. El arroyo del cristianismo moderno desagua muchas antiguas ciénagas paganas y muchos pantanales bárbaros. Muchas antiguas cuencas culturales desaguan hoy en día por este arroyo cultural, igual que desaguan las altas mesetas galileas que se consideran su fuente exclusiva.

10. El futuro

195:10.1 (2084.1) El cristianismo ha hecho indudablemente un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan efectivamente al Maestro a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo, debéis avanzar desde el punto en el que os encontráis. La cultura moderna debe ser bautizada espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús e iluminada con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado de este modo atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús, más que conquistadores, deberían ser fuentes desbordantes de inspiración y vida mejorada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo enaltecido hasta que se hace divina gracias al descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal.

195:10.2 (2084.2) La belleza y la sublimidad de la vida de Jesús en la tierra, su humanidad y su divinidad, su sencillez y su carácter único presentan un cuadro tan impactante y atractivo de salvación del hombre y revelación de Dios que debería disuadir eficazmente a los teólogos y filósofos de todos los tiempos de atreverse a formular credos o crear sistemas teológicos de esclavitud espiritual partiendo de un otorgamiento tan trascendental de Dios en forma de hombre. En Jesús el universo produjo un hombre mortal en quien triunfó el espíritu del amor sobre los impedimentos materiales del tiempo y superó el hecho de su origen físico.

195:10.3 (2084.3) Tened siempre presente que Dios y hombre se necesitan el uno al otro. Son mutuamente necesarios para alcanzar de forma plena y final la experiencia de la personalidad eterna en el destino divino de la finalización del universo.

195:10.4 (2084.4) «El reino de Dios está dentro de vosotros» fue probablemente la proclamación más grande que Jesús hiciera nunca, después de la declaración de que su Padre es un espíritu vivo y amoroso.

195:10.5 (2084.5) En el proceso de ganar almas para el Maestro, no es el primer kilómetro recorrido por compulsión, obligación o convención el que transformará al hombre y su mundo, sino más bien el segundo kilómetro de servicio libre y devoción amante de la libertad que muestra al jesusiano tomando de la mano a su hermano con amor y guiándolo espiritualmente hacia la meta más alta y divina de la existencia mortal. En el momento presente el cristianismo recorre de buen grado el primer kilómetro, pero la humanidad languidece y va tropezando en la oscuridad moral porque hay muy pocos discípulos auténticos en el segundo kilómetro, muy pocos de los que se declaran seguidores de Jesús que vivan y amen realmente como él enseñó a sus discípulos a vivir, amar y servir.

195:10.6 (2084.6) La llamada a la aventura de construir una sociedad humana nueva y transformada mediante el renacimiento espiritual de la hermandad del reino de Jesús debería electrizar a todos los que creen en él como nada ha conmovido a los hombres desde los días en que caminaron por la tierra como compañeros suyos en la carne.

195:10.7 (2084.7) Ningún sistema social ni régimen político que niegue la realidad de Dios puede contribuir de forma constructiva y duradera al progreso de la civilización humana. Pero el cristianismo, tal como está subdividido y secularizado hoy en día, representa el mayor de todos los obstáculos para que siga progresando, y esto es especialmente cierto en Oriente.

195:10.8 (2084.8) El apego excesivo a las prácticas eclesiásticas es ahora y será siempre incompatible con la fe viva, con el espíritu creciente y con la experiencia de primera mano de los camaradas de Jesús por la fe dentro de la hermandad del hombre en la asociación espiritual del reino de los cielos. El deseo loable de preservar las tradiciones de logros pasados conduce a menudo a defender sistemas de adoración ya superados. El deseo bienintencionado de fomentar antiguos sistemas de pensamiento impide eficazmente patrocinar medios y métodos nuevos y adecuados diseñados para satisfacer los anhelos espirituales de las mentes en expansión y avance de los hombres modernos. Sin ser conscientes de ello, las Iglesias cristianas del siglo veinte se alzan como grandes obstáculos para el avance inmediato del verdadero evangelio: las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

195:10.9 (2085.1) Muchas personas sinceras estarían deseosas de ofrecer su lealtad al Cristo del evangelio, pero encuentran muy difícil apoyar con entusiasmo a una Iglesia que muestra tan poco del espíritu de su vida y enseñanzas, y de la que se afirma equivocadamente que fue fundada por él. Jesús no fundó la llamada Iglesia cristiana aunque sí la ha fomentado, en todo lo compatible con su naturaleza, como el mejor exponente de la obra de su vida en la tierra.

195:10.10 (2085.2) Bastaría con que la Iglesia cristiana se atreviera a adherirse al programa del Maestro para que miles de jóvenes aparentemente indiferentes corrieran a alistarse en esa empresa espiritual y no dudaran en recorrer esa gran aventura hasta el final.

195:10.11 (2085.3) El cristianismo está seriamente amenazado por la condena contenida en uno de sus propios lemas: «Una casa dividida contra sí misma no puede permanecer». El mundo no cristiano no aceptará capitular ante una cristiandad dividida en sectas. El Jesús vivo es la única esperanza de una posible unificación del cristianismo. La verdadera Iglesia —la hermandad de Jesús— es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, no necesariamente por la uniformidad. La uniformidad es la marca distintiva del mundo físico de naturaleza mecanicista. La unidad espiritual es el fruto de la unión por la fe con el Jesús vivo. La Iglesia visible debería negarse a seguir obstaculizando el progreso de la hermandad espiritual invisible del reino de Dios. Y esta hermandad está destinada a convertirse en un organismo vivo, en contraste con una organización social institucionalizada. Puede muy bien utilizar estas organizaciones sociales, pero no debe ser suplantada por ellas.

195:10.12 (2085.4) Sin embargo no hay que desestimar al cristianismo, incluso al del siglo veinte. Es el producto del genio moral conjunto de hombres conocedores de Dios de muchas razas a lo largo de muchas épocas, y ha sido verdaderamente uno de los mayores poderes benéficos de la tierra. Por eso nadie debería tomarlo a la ligera a pesar de sus defectos inherentes y adquiridos. El cristianismo sigue consiguiendo mover la mente de los hombres reflexivos con poderosas emociones morales.

195:10.13 (2085.5) Pero no hay excusa para la implicación de la Iglesia en el comercio y la política; estas alianzas profanas son una traición flagrante al Maestro. Y los auténticos amantes de la verdad tardarán mucho en olvidar que esta poderosa Iglesia institucionalizada se ha atrevido con frecuencia a sofocar una fe recién nacida y a perseguir a portadores de la verdad por el mero hecho de presentarse bajo vestimentas no ortodoxas.

195:10.14 (2085.6) Es muy cierto que una Iglesia así no habría sobrevivido si no hubiera habido en el mundo hombres que prefirieran ese estilo de culto. Muchas almas espiritualmente indolentes ansían una religión antigua y autoritaria de rituales y tradiciones consagradas. La evolución humana y el progreso espiritual no bastan para hacer que todos los hombres puedan prescindir de una autoridad religiosa. Y la hermandad invisible del reino puede incluir muy bien a esos grupos familiares de tipos sociales y temperamentales diversos con tal de que estén dispuestos a convertirse en hijos de Dios guiados verdaderamente por el espíritu. En cambio no hay lugar en esta hermandad de Jesús para rivalidades sectarias, resentimientos de grupo ni afirmaciones de superioridad moral e infalibilidad espiritual.

195:10.15 (2086.1) Las diversas agrupaciones de cristianos pueden servir para dar cabida a los numerosos tipos distintos de creyentes potenciales de los diversos pueblos de la civilización occidental, pero esta división de la cristiandad presenta una grave debilidad cuando intenta llevar el evangelio de Jesús a los pueblos orientales. Estas razas no entienden aún que hay una religión de Jesús separada y en cierto modo distanciada de un cristianismo que se ha convertido cada vez más en una religión sobre Jesús.

195:10.16 (2086.2) La gran esperanza de Urantia reside en la posibilidad de una nueva revelación de Jesús con una presentación nueva y ampliada de su mensaje salvador que uniría espiritualmente en servicio por amor a las numerosas familias de los que se declaran sus seguidores hoy en día.

195:10.17 (2086.3) Incluso la educación secular podría ayudar a este gran renacimiento espiritual si prestara más atención a la tarea de enseñar a los jóvenes a planificar la vida y desarrollar el carácter. El propósito de toda educación debería ser fomentar y favorecer el propósito supremo de la vida, el desarrollo de una personalidad majestuosa y equilibrada. Es muy necesario enseñar disciplina moral en lugar de tanta satisfacción egoísta. Sobre esta base la religión puede aportar su estímulo espiritual para ampliar y enriquecer la vida mortal e incluso asegurar y realzar la vida eterna.

195:10.18 (2086.4) El cristianismo es una religión improvisada, y por eso debe operar a baja velocidad. Las actuaciones espirituales a gran velocidad tendrán que esperar a la nueva revelación y a una aceptación más generalizada de la verdadera religión de Jesús. Pero el cristianismo es una religión poderosa, como se demostró cuando unos hombres corrientes, discípulos de un carpintero crucificado, pusieron en marcha las enseñanzas que conquistaron el mundo romano en trescientos años y luego continuaron hasta triunfar sobre los bárbaros que derrocaron a Roma. Este mismo cristianismo conquistó —absorbió y exaltó— toda la corriente de la teología hebrea y la filosofía griega. Y luego, después de entrar en coma durante más de mil años por sobredosis de misterios y paganismo, esta religión cristiana se resucitó a sí misma y reconquistó prácticamente todo el mundo occidental. El cristianismo contiene suficientes enseñanzas de Jesús como para hacerse inmortal.

195:10.19 (2086.5) Si tan solo pudiera captar una mayor cantidad de las enseñanzas de Jesús, el cristianismo podría hacer mucho más para ayudar al hombre moderno a resolver sus nuevos problemas cada vez más complejos.

195:10.20 (2086.6) El cristianismo sufre la gran desventaja de haber sido identificado en las mentes de todo el mundo como parte del sistema social, de la vida industrial y de los criterios morales de la civilización occidental. Y así, el cristianismo aparece sin quererlo como patrocinador de una sociedad que se tambalea bajo la culpabilidad de tolerar una ciencia sin idealismo, una política sin principios, una riqueza sin trabajo, un placer sin restricciones, un conocimiento sin carácter, un poder sin conciencia y una industria sin moralidad.

195:10.21 (2086.7) La esperanza del cristianismo moderno está en dejar de patrocinar los sistemas sociales y las políticas industriales de la civilización occidental e inclinarse humildemente ante la cruz que tan valientemente ensalza para aprender allí otra vez de Jesús de Nazaret las mayores verdades que el hombre mortal puede escuchar jamás: el evangelio vivo de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres.

INFORMACIÓN SOBRE LA FUNDACIÓN

Versión para imprimirVersión para imprimir

Urantia Foundation, 533 W. Diversey Parkway, Chicago, IL 60614, USA
Teléfono: (fuera de EUA y Canada) +1-773-525-3319
© Urantia Foundation. Reservados todos los derechos